El paseo de Dumbledore

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Salieron para hacer el patrullaje semanal de los lunes y claramente, Snape aceptó con gusto la compañía en esa noche. Hermione caminaba a su lado mientras murmurando cantaba entre dientes muy bajo, para que Snape no se enojara de hacer tanto ruido.

Pero contrario a los pensamientos de Hermione, Snape sonreía ante la voz baja de Hermione, y luego de un rato, la castaña lo notó.

-¿Te ríes de cómo canto?- Dijo a la defensiva tomándolo de la manga de su levita. Snape la miró con las cejas arribas y para sorpresa de la castaña, al mirar que no hubiera nadie por el pasillo, este le pasó un brazo por los hombros de la castaña.

-¿Qué es eso, Granger?- Hermione volteó a mirar hacia la ventana que el pelinegro señaló con la mirada y al no ver nada, volteó decepcionada para contestarle, pero los labios de este se estamparon con los de la castaña, presionando su hombro para no despegarse de esta. Hermione le tomó torpemente del rostro al pelinegro tan sorprendida como encantada. Cuando se separó la miró con una ceja arriba.- Vi mal, lo lamento.- Hermione le pasó una mano por la cintura abrazándolo mientras caminaron un rato así.

-Para ser tan huraño, el enojo se te pasa fácil últimamente...

-No se acostumbre, Granger.- La castaña sonrió y lo miró, siempre ponía esa cara seria, pero en el fondo era todo un hombre bueno.- He estado pensando... mucho.-Hermione ahora sí estaba intrigada y volteó a mirarlo a los ojos confusa. Snape estaba serio mirando hacia el frente.

-¿Snape?-Severus se detuvo y se paró frente a ella.

-Te dije que jamás tuve una...- Con cara de asco escupió las palabras.- Novia, y a decir verdad a estas alturas me parece una estupidez.- Hermione sonrió de costado.- Pero, no quiero quedar como un idiota cuando alguien más te lo ofrezca y quedes titubeando sin respuestas...- Hermione veía como le costaba decir las cosas. Así que solo le tomó la mano y este la miró a los ojos.- Lo que quiero decir es... que quiero oficialízarme esto que tenemos, Granger, y sé lo deseante que estas de que te diga esto, así que escucha bien...

-¿Severus Snape, acaso me está queriendo decir que comencemos un noviazgo?- Severus se quedó sin habla. Y Hermione se acercó un poco más a él, quedando bajo su mirada.- Es hora de que contestes...

-Sí.- Dijo luego de un rato, analizando casi la información. Estaba enfadado, no había hecho él la pregunta, y se sentía un niño en parte, pero mirarla con esa sonrisa, compensaba todo. La castaña le tomó la otra mano y se puso de puntillas de pies para besarlo en los labios. Severus se agachó para profundizar el beso.- Ahora tienes una escusa firme para negar a cualquier idiota, ósea, cualquier rubio estúpido que se te cruce.

-Sí, así es.- Dijo Hermione apoyando su frente en el pecho del pelinegro.

-Vamos, ya casi terminamos.

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Sí, se sentía un tremendo idiota. Pero un idiota feliz. Estaba ese martes caminando con algunos pergaminos en la mano, cuando Hermione se acercó con algunos libros. De inmediato, Snape sintió ese calor recorrerle por el cuerpo. Pero serio como siempre, alzó una ceja y la miró.

-Señor.- Dijo disimuladamente la castaña para mantener el margen.- Lo llama la profesora Mcgonagall en el comedor.- Snape asintió.

-¿A dónde va con esos libros, Granger? ¿Y para qué los necesita?- La última pregunta la hizo mirando la cantidad de libros que traía en brazos, los cuales eran tantos que casi la tapaban por completo.

-Los iba a desaparecer con un coque de varita, pero mi varita está en el bolsillo de mi pantalón y no puedo alcanzarla.- Severus sonrió de costado y luego hizo levitar los libros un momento. Hermione tomó su varita y con un toque los desapareció a todos, menos uno. Severus observó que no era un libro mágico, era uno muggle. Miró a Hermione.- Mi lectura.- Solo dijo esta tomando el libro y caminando con él hacia el comedor. Severus solo actuó indiferencia con la castaña mientras ella se quedaba en su asiento y él iba hasta Mcgonagall.

-Me llamaba, profesora.- Se anunció el pelinegro.

-Yo no Severus. Ve a mi despacho, por favor.- Severus se cruzó de brazos y frunció el seño.

-¿Con qué propósito haría eso?- Minera solo le desafió la mirada, y por su propio bien, Snape volteó a regañadientes y se dirigió al despacho de la directora. Una vez allí, golpeó, pero no respondió nadie.- Esto es patético.- Dijo a regañadientes cuando abrió la puerta sin más.

El único cuadro que estaba presente, era el de Dumbledore. Severus lo observó y este, que estaba sumergido en un pequeño libro, alzó su mirada por encima de sus anteojos de medialuna. Snape se cruzó de brazos ante la mirada azul del profesor.

-Severus, tanto tiempo.- Pronunció el profesor contento.- Veo que Minerva sí te dijo que vinieras, me alegra.

-Interrumpió mi almuerzo, ¿qué necesita Dumbledore?

-Hablar contigo.- Snape rodó los ojos.

-No soy más el niñero de Potter, no sé nada de él por si quieres preguntarlo. ¿Algo más?

-Siempre tan adelantado, Snape.- Dijo el anciano del cuadro dejando a un lado por completo el libro.- Pero no es de Harry de quien te quiero hablar. Es sobre ti, y tu pequeña felicidad.- Tantos años como espía habían hecho que ante su nervisosismo o ansiedad, disimulara muy bien.

-¿Cómo? ¿De qué habla, Dumbledore?- El pelinegro hizo una cara de asco. Pero el anciano solo lo miró con una sonrisa por encima de sus anteojos.

-Anoche, salí a caminar un poco, bueno, qué irónico suena decir eso. Pero recorriendo el castillo, te vi. Supuse que estarías patrullando, y así era, pero no estabas solo...- Snape lo miró sin inmutarse, pero sus ojos estaban prendidos en furia.- ¿La amas?

-No sé de qué está hablando.

-¿La amas, Severus?- Interrumpió el anciano. Severus solo miró hacia otro lado.- Con ella, sonreíste como creo que jamás pude verte sonreír. Y vi en tus ojos un brillo que vi morir hace mucho. ¿La amas?

-No lo sé.- Admitió entonces Severus, quien luego volteó a mirar al cuadro.- Que nadie se entere de esto, Dumbledore, no quiero que nada le pase...- Dumbledore, fascinado ante este Snape, sonrió ampliamente.

-Severus... La amas...- Confirmó el ojiazul. Severus negaba con la cabeza.- Si así no fuera, ¿por qué rechazarías a la señorita Bella Fuente? Fue tu amante por mucho tiempo. Si no fuera así, ¿por qué besarla en medio del pasillo? ¿Por qué cometer tantas niñeces? Sabiendo que no te agrada hacer esas cosas. Creo, Severus, que ya es hora de que seas feliz. Y ella hace que seas feliz. Estoy orgulloso de ti...- Snape solo miraba hacia otro lado, y nunca contestó a Dumbledore.- En cuanto a la señorita Granger.- En ese momento sí volteó a mirarlo.- Cuídala, arriésgate. No diré nada. Bien, Severus, puedes ir a almorzar...- Severus inclinó su cabeza y salió por la puerta. Sonrió casi aliviado. Solo necesitaba hablar con Dumbledore y que este le dijera que estaba todo bien, para entender que sí, Se estaba enamorando completamente de Hermione Granger.



AL FIN NOVIOOOOS, PERDÓN QUE ESTO SEA MUY LARGO, Y FALTA MÁS. NO ES UNA HISTORIA COMÚN SORRY, ES UNA HISTORIA DIVIDIDA EN DOS. YA ESTARÍAMOS EN LA SEGUNDA PARTE, CLARO, DESDE HACE RATO.

BESOOOS

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