Convivencia

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Hermione llegó a la sala de los alumnos interrumpidos, subió a su habitación y buscó en su baúl el libro. Lo encontró, lo sacó y luego se sentó frente a su espejo. Le dolía, claro que sí. Con Ron había compartido momentos únicos... Y ahora estaba haciendo la suya... Miró su reflejo y se sonrió. Ella también haría su camino.

El pelinegro se alarmó un poco al ver el lugar de Granger vació... ¿Le habría afectado lo que vio? No entendía el sentimentalismo de esa muchacha... Se preocupaba por las personas que tal vez menos se lo merecían. Se decía que él era una de ellas. Pero luego, solo vio como entró con un libro en la mano, una pequeña sonrisa y le extendió el libro a Harry, se sentó a su lado y comió un poco. El pelinegro, por dentro sintió un pequeño alivio... Pero nuevamente negó con la cabeza, fastidiado consigo mismo.

Luego del almuerzo, Harry, Hermione y Ginny decidieron ir a visitar a Hagrid. Pasaron por el campo de calabazas que estaba creciendo poco a poco, llegaron a la cabaña y golpearon. Luego de unos segundos, una melena apareció. Hagrid estaba muy contento de verlos, como ellos a él. El semigigante abrazó a cada uno de ellos, Hermione entró última.

-¿Esta es la señorita Hermione Granger? Pero qué cambiada está, ¡Dios mío, Hermione, ya eres toda una mujer!- Hermione se sonrojó un poco y este volvió a reírse complacido.- Y bien, cuéntenme, ¿cómo les va con las clases y las tutelas? Yo soy titular de dos muchachos de Hufflepuff, son muy simpáticos, la verdad y les agrandan a mis criaturas. Harry, ¿quién es tu tutor?

-El profesor Espesa, y Ron es mi compañero.- Hagrid asintió complacido. Miró a Hermione y esta la miró con algo de disgusto sin querer.

-No hace falta que te pregunte a ti, Hermione. Sé muy bien quien es tu tutor. La tarde que se hicieron las elecciones, Mcgonagall le dio a elegir a esa persona, ya que el grupo era impar. No te imaginarás nuestro asombro pero comprensión al elegirte a ti. Lo que nos sorprendió es que lo hubiera hecho tan convencido y complacido.- Los tres amigos se miraron, Hermione estaba instrigada, pero no quería preguntar. En cambio, Ginny fue la que preguntó.

-¿Qué dijo, Hagrid? Hermione y Snape tuvieron una pequeña discusión hoy, por eso Hermione no quiere saber nada de él...

-Cuando Mcgonagall le pidió que eligiera al alumno, traía la planilla de cada uno de sus compañeros. Snape, como si ya la tuviera en la cabeza a mi pequeña Hermione, buscó su planilla, la separó de los demás y la puso encima de la mesa de brazos cruzados. Todos los miramos y lo que dijo fue: "Granger es la única capaz de llenar mis expectativas. Todos los demás, no merecen siquiera la oportunidad."- La castaña se sonrojó, pero seguía con el seño fruncido, miró por la ventana que estaba abierta. Hagrid miró su reacción y sonrió.- Hermione, creo que el profesor Snape tiene una gran idea sobre ti, nunca escuché que defendiera a ningún alumno. Pero ya, por lo visto no quieres escuchar eso. Y tú Ginny, ¿cómo fue tu semana? ¿Cuándo planean hacer el primer partido de Quidditch?- Hermione agradeció que ya no hablaran de Snape, pero debía admitir que le sorprendía completamente ese comentario...

Severus estaba ojeando un cuaderno en su despacho. Iba comparando algunas instrucciones de pociones y ojeaba algunos libros. Pero el que necesitaba no estaba en su biblioteca, este tal vez estaría en su recamara. Por lo que se adentró a esta y buscó en su baúl. Extendió su mano para sacar un libro, lo ojeó y ese no era. Volvió a meter la mano y el siguiente tampoco fue. Pero el tercero, a pesar de que tampoco había sido el que necesitaba, lo ojeó de más. Era el que le había entregado Hermione la tarde que se fue. Recordó sus palabras "Señor... quiero que se lo lleve, sé que le disgusta, no le agrada...Pero espero que cambie su idea del típico amor cliché." Negó con la cabeza y dejó el libro fuera del baúl. Volvió a meter la mano y al fin sacó el libro que necesitaba. Miró de reojo el libro anterior y recordó a Hermione corriendo hacia él, tropezar y él tomándola... esa tarde, quedaron muy juntos. Vio por primera vez el brillo y su mirada y como sus pestañas la hacían resaltar. Volvió a negar con la cabeza y con un movimiento de varita guardó todo ve vuelta. Salió casi corriendo de la habitación para volver a su despacho. Frunció el seño y asotó con furia la puerta de sus apocentos.

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