"Me encargare... yo mismo"

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Severus se despertó ese sábado entre las almohadas desparramadas de su cama. Confundido y perdido, miró la hora, eran las diez de la mañana. ¿Desde cuándo dormía tanto? Generalmente las pesadillas lo despertaban antes de que siquiera saliera el sol, pero últimamente dormía demasiado bien.

Luego de haberse preparado, decidió salir afuera. Ese día había partido de Quidditch, jugaba Hufflepuff y Ravenclaw. De camino al gran salón, vio a Hermione entrando antes con un libro. La muchacha cada día perdía antes los ojos de Snape el aspecto de ser una niña. Era una mujer cada día que pasaba. Recordó el día que el juego que había planeado salió mal. Hermione siquiera se asustó con las actitudes bestiales de Snape. ¿Y por qué seguir siendo duro con ella cuando no podía simplemente ganarle? El corazón de Snape latía sin parar cada vez que la veía siquiera sonreír. Y agradecía que la muchacha le diera su espacio.

Entrando, vio como salían muchísimos chicos yendo para el campo de Quidditch. A Hermione no le interesaba el deporte, a no ser, claro, que jugara Gryffindor, no siendo el caso, se dedicaba a otras cosas. Snape iba unos cuantos metros más atrás, hasta que vio como cierto rubio interceptaba a la muchacha. La castaña cerraba el libro muy a gusto con su plática en donde Espesa, muy amigablemente le sonreía. Snape siguió caminando, pasando por al lado de ambos con las manos en los bolsillos. Cerró los ojos con el entrecejo fruncido.

-Entonces, ¿está aceptando?- Severus se hizo el distraído, escuchando la plática tan cómoda de la castaña con el rubio.

-Que no le quepa duda, profesor Espesa. Cuente con ello.- El rubio muy contento le tomó la mano y agradecido se la besó. Hermione se sonrojó y luego de unas sonrisas y la despedida, vio como Espesa desaparecía del comedor.

Cuando Hermione volteó se llevó un susto al verlo parado detrás de ella mirando hacia todos lados. Todo parecía normal, pero su mirada parecía algo encolerizada, pero cuando le prestó atención, nuevamente se mostró desinteresado por completo.

-¿Irá a ver el partido de hoy, señor?- Preguntó en modo de saludo la castaña. Instantáneamente negó con la cabeza mirandola de pies a cabeza con superioridad. Hermione asintió y no supo que más decir. Hasta que este inclinó la cabeza y se fue. Hermione miró hacia la puerta confundida.

Pasado el medio día, Ginny golpeó la puerta de la habitación de Hermione. Cuando la abrió, vio a la castaña leyendo al lado de la ventana. Esta sonrió.

-Hermione, el profesor Espesa te espera, dijo que nos ayudarías esta tarde.- Hermione miró la hora y se había olvidado completamente. En seguida se puso unas zapatillas y salió con la pelirroja.

Por el pasillo, el pelinegro rondaba buscando a Sullivan, un muchacho de tercer año que había pescado inflando un sapo en el patio. Y en medio de su búsqueda, vio a Hermione corriendo con Ginny muy preocupada.

-¿El profesor Espesa se enojará conmigo, Ginny?

-No lo creo, aceptaste y con eso a él le basta.- El pelinegro cada vez se intrigaba más, ¿qué cosa había aceptado específicamente Hermione? ¿Y por qué se la veía tan preocupada? Las dos muchachas iban corriendo en su dirección, hasta que este "casualmente" se interpuso en medio. Ambas amigas se frenaron.- Buenas tardes, profesor.

-Buenas tardes, profesor.

-¿Qué cosa tendrá tan atareada a las señoritas para que corran por los pasillos?- El pelinegro arqueó una ceja intimidante y se mantuvo con las manos en los bolsillos. Primero miró a Ginny y luego especialmente a Hermione.- Cinco puntos menos para Gryffindor, señorita Weasley.- La pelirroja abrió los ojos.- Siendo capitana del equipo de Gryffindor, no será difícil recuperarlos... a menos que sigan jugando como el último partido...- Severus estaba muy hiriente y una vez satisfecho con la cara de odio de la pelirroja miró a Hermione.- Como a usted no puedo quitarle puntos, señorita Granger...- La castaña infló el pecho desafiante.- Me encargaré... yo mismo.- Luego de sisear lo dicho, pasó al lado de esta y siguió su camino. Hermione tenía el corazón latiéndole muy rápido. Estaba enojad, ¿pero por qué?

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