Ajedrez y lujuria

388 38 2
                                    

Antes de terminar la hora, Hermione corrigió lo que le quedaban de ensayos y al escuchar la campana, vio como todos comenzaban a levantarse. Esta tachó lo último complacida consigo misma. Severus estaba sentado a su lado mirándola de costado. Hermione tomó todos los trabajos y los juntó, y mientras todos salían, Severus se levantó y rodeó la mesa. Todos ya habían salido.

La castaña se levantó y le mostró la pila de ensayos terminados. Este con su varita las hizo desaparecer. La miró a los ojos y Hermione hizo lo mismo algo nerviosa.

-¿Qué?- Dijo esta ahora algo avergonzada. - ¿Hice algo?- Hermione miró hacia todos lados buscando la nada.

-Granger.- La castaña confundida solo abrió más los ojos...- Dijo que quería conocerme... Comerá conmigo esta noche...- No era una pregunta, era una orden. Pero Hermione estaba más que complacida. Severus cundo quería era una bestia, pero a Hermione le gustaba.

-Está bien...- Severus asintió e hizo desaparecer las cosas de la mesa para dirigirse hacia una puerta.- ¿No será... aquí?- Snape sonrió maliciosamente señalando caballerosamente el camino por donde irían.

-No esta noche, señorita Granger...- A Hermione se le erizaron los bellos de la nuca. Pero con valentía se acercó al hombre. Snape arqueó una ceja, pero prosiguió y fue hacia la puerta que guiaba directamente hacia sus aposentos.

Una vez abierta esta, el hombre dejó pasar a la castaña. El lugar era amplio y parecía una mini sala. Tenía cocina propia, una mesa con dos sillas, y luego un salón de estar a la vista. En este había varios libreros repletos de libros frente a una chimenea. Y en el centro, había un sillón junto a una mesita. Encima de la chimenea, se veía varios licores de distintos colores. Hermione le intrigó lo ordenado que estaba. Snape era un hombre muy organizado. Este mismo la asustó mientras la alejaba de sus pensamientos y cerraba la puerta. Al voltear, se acercó a la muchacha mientras Hermione quedaba expectante, como siempre.

-¿Me permite su abrigo, señorita Granger?- La castaña asintió y cuando quiso sacarcelo, Snape tomó la prenda por sus hombros y caballerosamente luego la golpeó en su perchero, pero con intenciones de incomodarla. Solo que en vez de hacerlo la ponía nerviosa y sentía retorcijones en el estómago.- ¿Qué desea cenar?

-Lo que usted desee, señor.- Hermione le sonrió amablemente para luego ver como iba hacia la cocina, no sin antes apuntar hacia la chimenea para encender un fuego. Allí abajo hacía frío. Snape se acercó unos minutos a la cocina.

-Sientese frente a la chimenea, señorita Granger.- Y así lo hizo, no sin antes mirar detalladamente el lugar, ¿así que así era los aposentos de un profesor? La muchacha se sentó en el sillón negro frente a la chimenea, y pudo ver, como en la mesita que estaba a su lado, esta estaba marcada para jugar ajedrez, pero no ajedrez mágico, sino que el común.

-¿Profesor Snape?- Llamó la castaña. Al no escuchar respuesta volteó con la boca abierta para volver a llamarlo. Pero este estaba ya a su lado.- ¡Snape!- Dijo llevándose un susto.

-Llamó, Granger. La cena ya está en el horno.- La castaña asintió viendo como el hombre se sacaba su levita lentamente observándola a los ojos. Hermione volteó la mirada. Lo había visto sin esa levita, ¿por qué le incomodaba verlo desabrochar los botones?- ¿Se encuentra cómoda?

-Sí, gracias.- Dijo Hermione levantándose como escusa para voltear a mirar los licores. Extendió la mano y el vidrio de este tenía marcado como Whiskey. Snape la miraba de costado cuando llegó al último botón. Debajo de su levita, tenía el chaleco del traje y debajo la camisa blanca. Cuando Hermione volteó, se sonrojó. La camisa de los magos era más amplia, parecían más antiguas, y a ese hombre... Le quedaba muy bien. La castaña se sonrojó.- ¿Cómo sabe el Whiskey de fuego, señor?

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora