Coqueteo

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Luego de esa semana, Snape y Hermione comenzaron a trabajar mejor de lo que creyeron. La castaña tomaba los trabajos que el pelinegro había pedido. Los revisaba primero, los separaba y luego Snape los corregía finalmente.

Si no eran trabajos, Hermione tomaba las muestras de las pociones y las etiquetaba para luego también calificarlas. Pasaban por las mesas turnándose, Hermione solo comentaba algún que otro descuido, y Severus siembre comentaba de mala gana alguna crítica.

Ginny veía a Hermione más tranquila, sabía que su amiga era valiente y sabía como tratar las situación. Así que no le sorprendía verla comer leyendo algún libro de más o concentrada en algo, normalmente comenzó a ver que Snape y ella durante el almuerzo o la cena se miraban como si se comunicaran algo. Era nuevo para ambos. Hermione tal vez leía un trabajo que estaba realmente bien y lo buscaba con los ojos para "transmitírselo" Snape cuando la encontraba, también la miraba pero luego negaba o rodaba los ojos. Esta solo se irritaba, hacía lo mismo y seguía leyendo.

Así pasaron la semana, Hermione intentaba convencerlo lentamente de que tal vez podía poner satisfactorio a alguno que otro, pero Snape siempre terminaba por echarla del despacho.

Llegó el primer fin de semana, ¿cómo sería ahora la rutina? ¿Tendrían el día libre? Pues sí, así era. Ese fin de semana no tenían permitido ir a Hogsmeade, sino que ese sería el siguiente. Pero era decisión de sus titulares si los necesitaban o no. Por eso, ese sábado, la castaña se levantó, pero con la esperanza de que Snape no la necesitara, no se puso el uniforme. Se cambió con un suéter negro y unos pantalones blancos y ya. Bajó a la sala común y allí vio a Ron y Harry en la puerta a punto de salir.

-¡Hey Hermione!- Llamó el azabache.- ¡Vamos a caminar por el lago, ven!- La castaña asintió y salió con ellos por el gran tapis. Iban caminando y hablando de cómo fue su semana, cuando en el camino se encontraron con el profesor Espesa, este traía algunas jaulas tapadas.

-Muchachos, menos mal que los veo, ¿me echan una mano?- Los chicos lo ayudaron, levantaron dos jaulas cada uno, pero aún sobraba una y el profesor Espesa intentaba hacer malabares para llevar tres.- A... m... depazho- Dijo con una jaula en la boca, Hermione se rió y tomó la jaula.- Muchas gracias, señorita Granger, siempre tan amable. Lamento interrumpir su fin de semana.- Los tres amigos negaron y comenzaron a ir al despacho del profesor Espesa.

Cuando llegaron, los chicos pusieron las jaulas en una mesa, Hermione y el profesor pusieron las jaulas en el escritorio de este.

-De vuelta, muchas gracias.- Los tres asintieron con la cabeza.- ¿Ah, y se leyeron los libros que les pedí?- Los dos muchachos se miraron, el profesor alzó una ceja.- ¿Siquiera los buscaron verdad?- Nuevamente negaron apenados.

-La de los libros es Hermione, lo lamentamos señor, luego del desayuno los buscaremos.- El profesor miró a la castaña, le sonrió.

-No me sorprendería, me pareció verla la mayor parte del tiempo en las comidas con un libro.- La castaña iba a responder cuando fue interrumpida.

-Granger.- Todos voltearon con algo de miedo. Severus Snape estaba en la puerta del salón cruzado de brazos.- Si usted no recuerda, está bajo mi tutela.- Hizo un gesto con la cabeza para que se fueran. La castaña miró a los tres hombres que estaban dentro del despacho, estos miraron a Snape con respeto y luego a la castaña, que se volteó para seguir a Severus.

-Un placer verla, señorita Granger.- Terminó por decir el rubio con una sonrisa y complacido, la castaña desapareció por la puerta con una sonrisa de su parte.

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