Tutela

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Hermione estaba con los demás sentada en la mesa de los "camisa blanca", apodo que Ron inventó para no llamarse "alumno interrumpido". Miraba los horarios, tenía al principio con segundo, luego quinto. El almuerzo y luego primero y tercero. Sonrió al papel desapercibida. Hasta que Harry le habló.

-Que mal lo tuyo, Herms... Pero ponle ganas... Tal vez a ti te dé más chances...- Harry volteó a mirar a Snape, este estaba sentado en la mesa de profesores hablando como por obligación con la profesora Sprout. Y luego dudó de lo que le dijo a su amiga.

El desayuno terminó y vio como niños de Hufflepuff y Ravenclaw se dirigían hacia las mazmorras. Ella hizo lo mismo, tomó sus horarios y lo guardó en su bolsillo trasero del pantalón. Sabía que Snape daba zancadas amplias, por lo que llegaría en un dos por tres, por lo que apretó el paso. Al llegar a la puerta, la castaña se chocó con un hombre que llevaba algunos libros. Tomó su varita y los recogió.

-¡Cuánto lo lamento!...- Dijo esta, los ojos azules se encontraron con los suyos, era el profesor de DCLAO, el profesor Espesa. Este le sonrió.

-No hay cuidado, señorita Granger...- Esta asintió salió en dirección a las mazmorras. Para cuando llegó, Snape abrió la puerta para que entraran los niños. Y con ellos, la muchacha. Este frunció el ceño y le hizo un gesto con la cabeza para que entrara.

-Por poco y llega tarde.- Hermione miró su reloj de muñeca...

-Defina tarde...- Dijo esta intrigada.

-Una milésima de segundo.- Dijo el pelinegro enojado. Esta asintió y se hundió de hombros en forma de disculpas. Cuando la castaña entró, la puerta se cerró fuertísima. Hermione se estremeció.- Basta de estupideces.- La castaña se quedó como al final de la clase parada... ¿qué se supone que debía hacer ahora?- Desde ahora, por este año, en cada clase de pociones se encontrarán con la señorita Granger.- Los muchachos voltearon a verla, la castaña levantó la mano en forma de saludo.- Su trato hacia ella será el mismo que me tienen a mí, no quiero miradas raras, comentarios o siquiera insinuaciones. ¿Se ha entendido bien?- Hermione se sonrojó... ¿Miradas, insinuaciones, comentarios? ¿Qué? Pero al ver bien, los niños no la miraban específicamente como una acompañante... Se incomodó un poco.- ¡Miradas al frente! La clase comenzó.

Las primeras dos horas, Snape hizo aparecer en la pizarra las indicaciones para que los niños hicieran una poción. En la siguiente comenzó a caminar por las mesas, Hermione no sabía qué demonios hacer, pero estaba cerca de un grupo conformado por tres chicos de Ravenclaw, la poción se les había pasado de tiempo en el fuego. Snape llegó hasta allí, miró con desagrado y siguió su camino.

Terminadas las dos horas, el profesor exigió un trabajo de tres pergaminos de cómo se considera una poción terminada y cuáles son las consecuencias al no hacerlo y al menos tres ejemplos. Los chicos suspiraron frustrados y luego se fueron. Era momento de recreo. Era momento de acercarse a él.

-Señor, ¿en qué le serviré yo?- Snape apoyó en su escritorio y se cruzó de brazos.

-Correcciones de trabajos. Recolección de ingredientes y eso incluye abrir sapos.- Hermione asintió algo asqueada. Volteó a mirar hacia la puerta y cuando volteó a mirarlo ya no estaba apoyado en el escritorio. Lo buscó con la mirada. Estaba en la puerta de su reserva personal de ingredientes.- Venga aquí, Granger, le quiero enseñar algo.- Hermione se acercó y miró. Había tantas cosas. Severus iba hablar cuando sin querer a la castaña se le escapó:

-La recordaba más grande.- Vio los ojos negros. Volvió a ponerse rígida. Severus la miró de costado y alzó una ceja. Hermione miró hacia otro lado.

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