Esa noche

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Estaba súper enfadado con la castaña, pero no podía evitar pensar que si no hubiera ido, tal vez hoy siquiera estaría viva. Le preocupaba, aunque no quisiera admitírselo siquiera a él mismo. Pero el hecho de preocuparse de verdad por primera vez en muchos años, no quitaba que su enojo lo superaba. Por lo que antes de que terminara su café le dijo.

-Debería decirle a Mcgonagall.- Hermione dejó la taza en la mesa.

-Haga lo que quiera, señor. Pero que la responsabilidad solo caiga sobre mí, mis amigos no tienen la culpa. Todos deberíamos saber cuidarnos, y yo me pasé de copas. Fui yo la irresponsable, nadie más.- Snape la miró de costado con el seño fruncido y los brazos cruzados. Y luego de pensar un rato, se paró y se apoyó en el escritorio.

-No le diré nada a la directora. Pero usted tendrá castigo todas las noches de esta semana. Granger, además de no ir a Hogsmeade por dos fines de semanas más.- Hermione no dijo nada, solo lo miraba a los ojos. Luego bajó la mirada y asintió. Snape le extendió la poción y la castaña la tomó. Luego se levantó y se dirigió a la puerta. Snape volvió a sentarse.

Volteó a mirarlo mientras la puerta estaba abierta.

-Muchas gracias... de nuevo.- Severus miró hacia otro lado y la muchacha se fue. Vio como su sombra desaparecía por debajo de la puerta. Esa muchacha lo sacaba de quicio, sí, pero luego de unos minutos lo admitió... sí le importaba un poco.

Volviendo por el pasillo notó que el dolor de cabeza iba desapareciendo poco a poco. Los ruidos no le afectaban. Hermione se abrazó. Y volvió a los recuerdos de Snape... La volvió a sacar de un apuro y este era importante... Sí que era orgulloso y estaba muy enojado con ella. Pero luego se tocó el brazo donde la había agarrado hacía apenas menos de una hora. La castaña sentía un pequeño calor en el pecho y no podía comprender por qué. Pero lo que sí sabía era que no quería salir de su habitación en toda la mañana si era posible. Por lo que siguió caminando hasta el gran tapis y una vez allí este lo miró.

-Oh, así que ya estás sobria. Si no hubiera sido por tu profesor, tal vez estarías aún en la taberna muchacha. Que irresponsable.- Hermione rodó los ojos y le dijo la contraseña. Este la dejó pasar.

Subió a su recamara y se acostó. El vestido estaba aún en su cama, se lo había sacado para bañarse. Sus zapatos estaban al lado de la cama también. Se tapó la cara y se acostó. No quería pensar en nada, pero despacio iba recordando todo. Un poco borroso. Pero sí recordó el forcejeo y luego a Snape sosteniéndola... Hermione se sonrojó. Pero en eso, nuevamente Snape apareció en su cabeza. Estaban en ese lugar y Hermione volteó antes de que se fuera. Esto no recordaba haberlo visto en el pensadero.

-Tome su saco señor.- Hermione se acercó a Snape y cayó sobre él. Este justo la tomó y la castaña lo quedó mirando a los ojos...- Sus ojos...- Vio la desconfianza en la mirada del otro que frunció el entrecejo.- Son oscuros... Nunca vi unos ojos tan...- Snape ya la miraba cansado.- Hermosos... pero llenos de soledad.- Severus no la soltó y estando en sus brazos, la castaña alzó la mano para tocarle el rostro. Snape la tomó y la volvió a enderezar.

-Debe acostarse Granger.- Pero la castaña lo abrazó por la espalda cuando tocó el picaporte. Se quedó duro. Hermione estaba triste.

-No se vaya aún...- Y Snape la soltó, volteó y le tomó una mano.

-La veré mañana... pero necesito que duerma, Granger... Necesito verla bien.- Hermione sintió el tono más protector y de súplica...

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