Holaaaaaa, solo paso primero por acá, porque este capitulo está subido de tono por la mitad masomenos, por lo que antes de comenzar, solo quiero avisarles. Ahora sí, con su consentimiento, léanlo bajo su responsabilidad. Besos
Hermione se vistió en su habitación y la suavidad de su cama le pareció tan reconfortante. Era domingo por la tarde, cuando Madame Pomfrey, de escuchar tanto la insistencia de Hermione, la dejó salir de la enfermería al fin. Pero con la condición de ir derechito hacia su habitación.
Granger, encantada con la idea, hizo lo acordado sin chistar, y luego de una ducha, se estaba cambiando con alguna ropa cómoda. Las vendas se las había sacado, y tan bien había elaborado las pociones Snape, que siquiera una marca le quedó en el cuerpo. Los golpes en la puerta hicieron que recordara. Había mandado a llamar a Ginny Weasley.
Hermione estaba enojada con la pelirroja por la caja de bombones que tenía amortentia. ¿Qué hubiera sucedido si Severus no se hubiera dado cuenta? Tras pensarlo, Hermione se sonrojó.
Se acercó a la puerta y la vio detrás de esta. La pelirroja se sorprendió por la severidad con la que su amiga la miraba, ¿será que ser huraño era contagioso?
-Ahí estás.- Dijo entrecerrando los ojos Hermione.- ¿Tienes idea acaso de lo que pasé ayer?- Ginny tenía la boca abierta, completamente confundida.- ¿Bombones con amortentia? ¿En serio?- Ginny abrió la boca ahora comprendiendo lo que decía. Y luego de pensar un segundo, sus ojos se había unido a la gavedad del asombro.
-¡¿Acaso te acostaste con...?!- Hermione la jaló para que entrara a la habitación, haciendo que Ginny no pudiera terminar de preguntar.
-¡No!- Dijo cruzándose de brazos la castaña.- Pero sí estaba cuando comí los bombones ¡Que tú! Me mandaste.- Ginny se sonrojó un poco.
-Lo lamento, me habría confundido de caja. Los bombones no eran para ti, Hermione... Eran para...- La castaña levantó una ceja y Ginny la miró.- Oye, ¿los humores de Snape son contagiosos? Es que desde que llegué haces sus mismos gestos.- Hermione miró sus brazos y se soltó, negando con la cabeza pero volviendo a Ginny.
-¿Esos bombones eran para Harry?- La pelirroja se sentó algo apenada en la cama.- ¿Ginny, qué cosas no me has contado?
-Oye, no es mi culpa que estuvieras tan concentrada en tu tutor.- La castaña se apenó un poco, pero quedó completamente frente a ella para que le contara.- Bueno... Harry y yo... Estuvimos con varias ocaciones a punto de... bueno, ya sabes. Y pensé que tal vez con un pequeño empujoncito podríamos... completar la idea. Pero me confundí de caja... ¿Y dices que Snape se dio cuenta? ¿Osea que en parte te quitó de encima mientras tú intentabas...?
-No Ginny, no tan así.- La pelirroja alzó ambas cejas.- Sí, el chocolate me puso... bueno... candente. Y sí, hubo besos...- La amiga, recordando con quién estaba pasando esta situación, en parte puso cara de asco, pero la intriga le ganaba.- Pero no, no pasó nada. Snape se dio cuenta que algo no andaba bien y comprendió que era el chocolate. Porque desde un principio cuando entró, comenzaron a pasar cosas... no disimuladas para él.- Ginny asintió y luego sonrió.
-Es decir, que Snape estaba dispuesto a estar contigo. Dios Hermione. Me genera algo de asco, pero me intriga más.- Hermione se sonrojó no pudiendo evitar reírse nerviosa.- ¡Y tú lo hubieras aceptado con gusto! ¡Hermione, cuéntame todo!- La castaña miró hacia otro lado completamente roja. Recordando cuando Snape el día anterior le dijo: "Tendrá oportunidad de seducirme en otro momento".
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Sobrevivir
RomanceLuego de la guerra mágica, Severus Snape se despierta de un coma de tres semanas deseando haber muerto. Pero las visitas casi diarias de Hermione hará que ambos entablen una nueva relación desconocida para ambos. La castaña acepta por medidas de San...