La confesión de Espesa

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El dia de la ceremonia había llegado. Y luego de la entrega de diplomas y demás, llegaba la parte de la fiesta. Hermione aún no volvía, pues la mayoría se había ido a cambiar un poco más formal para el baile, y la castaña no era la excepción. El pelinegro, quien estuvo toda la mañana y tarde en la ceremonia, también fue a prepararse algo más formal. La mayoría de los profesores y alumnos estaban con las túnicas y trajes. Pero para la hora del baile, decidió prepararse un poco mejor.

Hermione estaba bajando las escaleras y buscaba con la mirada a Severus. Pero llegaron Molly, Arthur, y todos los pelirrojos. La castaña los saludó, y después de que la matriarca observaba su vestido bordó oscuro, su peinado y zapatos, decidieron buscar algo para comer y de paso saludar. La muchacha vio dentro del gran salón, como de apoco se iba llenando de gente, y entre estos estaba el ministro y su esposa. La señora Bella Fuente estaba muy bien arreglada para ser una ceremonia sin tanto sentido para ella. Y eso hizo que Hermione se cruzara de brazos algo irritada.

Hasta que de costado, vio como del pasillo que conducía a las mazmorras, aparecía un hombre de traje negro al cuerpo, zapatos lustrados y hasta con el cabello atado. La castaña no podía parar de mirarlo. Severus se acercaba acomodándose las mangas del saco. Cuando la vio, siempre serio, se hundió de hombros y se acercó a ella para mirar hacia adentro del gran comedor.

-Aún no han llegado todos. Deben estar sacándose fotos con sus familias.- Hermione miraba la anchura de los hombros del pelinegro, ¿siempre había sido tan corpulento? Ese traje le quedaba pegado al cuerpo, porque era la nueva moda.- Señorita Granger.- Llamó con una ceja arriba.

-El traje le queda... Snape.- Dijo con una sonrisa la castaña. Snape miró hacia otro lado avergonzado.

-Era una ocasión especial...- Hermione sonrió de costado.- Y su vestido no es nada común.- Comentó tajante el hombre observando la espalda abierta del vestido bordó largo hasta el suelo y su escote.- Hermione miró sus ojos negros.

-Era una ocasión especial.- Severus sonrió.- Esta noche estás... Despampanante...- Snape sonrió un poco más ampliamente.

-El más viejo aquí soy yo, ¿y tu usas la palabra "Despampanante"?- Hermione rió tapándose la boca.

-No se me ocurrió otra cosa, lo lamento, Jajaja- Severus se limpió el hombro elegantemente y se enderezó.- Creo que es hora de entrar.- Hermione mencionó esto con algo de angustia. Era un hermoso día, y en parte su graduación. Estrañaba tanto a sus padres... Hasta que sintió como Snape extendía su brazo. Esta lo miró algo asombrada, pero este estaba completamente serio, pegado a ella devolviéndole la mirada.

-Así es, señorita Granger.- Hermione se sonrojó levemente, pero aceptó y sostuvo su brazo para entrar. El pelinegro no pasaba desapercibido por nadie, y menos sosteniendo a Hermione. Pero por alguna razón, ya no le molestaba tanto las miradas. Pero sí no soportaba que le hablaran. Por lo que miró a la mesa de profesores y volteó a Hermione, a la cual ya se le estaban acercando los pelirrojos asombrados.- Estaré en la mesa de profesores. Nos vemos luego.- La castaña solo asintió y soltó su brazo, viendo como el pelinegro se iba derecho a la mesa. Molly se acercó, junto a Ginny, quien miraba a Hermione con una sonrisa.

-Hermione ¿acaso vi mal? ¿Ese era Snape?- Hermione tomó una copa con vino de elfo y asintió.- Válgame Dios... Estaba irreconocible.- Hermione volteó a mirarlo inconscientemente con una sonrisa.

-Lo sé...

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