Severus volvió a leer la carta una y otra vez. Negando a creer o aceptar siquiera. Los papeles y el anuncio de que el anciano de la botica, el señor Myers, le daba la botica de Hogsmeade y el callejón Diágon. Sabía que el hombre y su mujer se iban a jubilar, pero de ahí a dejarle todo era una locura. El pelinegro volvió a la carta del anciano.
Mi estimado colega, Severus Snape:
Espero que le haya llegado el término del contrato, y para despejar dudas, no, no estoy loco o algo por el estilo. Mary y yo ya estamos muy viejos, y decidimos que la botica estaría en las mejores manos. Por eso, la dejaremos en las suyas. Cuando esté decidido o desocupado, mándeme una carta, estaré encantado de verlo personalmente para sellar los papeles. Hasta entonces...
|||Michael Myers.
El pelinegro solo negó con la cabeza por quinta vez y dejó los papeles en un cajón del escritorio. Y para colmo, esa era la ultima semana de clases. Hermione estaba ocupada yendo de aquí para allá a disposición de la señorita Weasley, quien en parte, ayudaba con la organización del baile que se haría ese mismo fin de semana. El pelinegro se sentó y suspiró. Era horario de almuerzo, pero quiso ver el correo que le había traído aquel curioso pájaro, que sabía que era del señor Myers. Pero sí que se llevó una gran sorpresa.
Pero aceptar, involucraba dejar Hogwarts. Y en parte no le molestaba eso, tal vez sí quería irse de allí. Pero se terminó por decir qué pensaría luego en eso.
Y justo cuando se decidió por seguir corrigiendo ensayos ya que había vuelto a la mazmorra para leer la carta, Hermione golpeó la puerta. Sabía que era ella, porque tocaba tres veces y luego dos. Era la clave. El pelinegro se levantó y abrió. Encontrando a la muchacha allí, con cara de cansancio.
-Hola.- Dijo con una sonrisa, que Snape imitó de costado.
-Hola.- Saludó también el pelinegro, dejándola pasar.- ¿Weasley te dejó un rato libre?
-En realidad me escapé, y sé que no vendrá hasta aquí porque no tiene la intención de interrumpirte.- El pelinegro se cruzó de brazos.
-¿Escapándose, Granger?- La castaña sonrió y asintió acercándose para abrazar al pelinegro. Esa semana estaba muy sensible. Y Snape, al abrazarla, pensó nuevamente en la propuesta de Myers.
-No comiste.- Dijo al final separándose. Snape torció la boca pensando en una escusa, pero Hermione ya había fruncido el seño.- Ayer hiciste lo mismo.- Reclamó.
-La última semana es la más pesada, Hermione. Quiero terminar todo esto de una vez.- El pelinegro se sentó frustrado en su silla, tapándose la cara. Hermione se aceró y luego unos segundos, pasó su pierna por encima de las de Severus, para sentarse luego en las del pelinegro. Snape alzó una ceja y solo por las dudas, tomó la varita para ponerle seguro a la puerta.
-Las preparaciones del baile están casi listas... ¿Irás?- El pelinegro la miró de costado y acarició por inercia la mejilla de la muchacha.
-¿Quién crees que te dará tu diploma?- Hermione sonrió y miró hacia otro lado.- No sé si me quede a la fiesta... Pero sí estaré un rato. ¿Por qué lo preguntas?- Hermione negó hundiéndose de hombros.- Granger...- La castaña rodó los ojos y se cruzó de brazos.
-Hoy volvió, "para supervisar", la esposa del ministro. Creí que luego de su estúpido examen desaparecería.- El pelinegro arqueó una ceja y no dijo nada, entonces Hermione lo miró y se acercó a su rostro.- Es una perra.- Concluyó la castaña. Snape la miró y luego de un segundo rió con ganas tomando de la cintura a Hermione y apoyando la cabeza en su pecho.- No te rías, no sabes lo estresante que es. ¡Y Ginny aceptaba todo lo que decía!- El pelinegro comenzó a jugar con el cabello de Hermione.
-¿Acaso, está celosa... señorita Granger?- Hermione no lo miró, hasta que este, con sus manos, comenzaba acariciar su espalda lentamente, y luego incroducía sus manos por debajo de la camisa.
-Claro que sí.- Terminó por cortar Hermione en un arrebato de nervios. El pelinegro sonrió y acercó su cara a su cuello para depositar allí un beso.- ¡Y me molesta tanto que venga a la fiesta!- El pelinegro frunció el seño.
-¿Venir a la fiesta? ¿Con qué propósito?- Hermione abrió los ojos compartiendo la indignación del pelinegro, mientras que acomodaba el cuello de su levita.
-¡Yo dije lo mismo! Pero resulta, que ahora es toda una señora y vendrá, "para acompañar al ministro", ¡Jamás salen juntos a ningún lado!- Entonces el pelinegro ató cabos y se volvió a recostar en su silla.
-Ya entiendo entonces la preocupación de que vaya a la fiesta... ¿No quieres que me vea?- Hermione lo miró a los ojos y negó con la cabeza.
-No es eso, no me molesta eso. Tú puedes ir a donde quieras, y estar con quien quieras. Y la verdad que me gusta cuando estás con traje...- Eso ultimo, lo susurró mirando hacia los botones de la levita de Snape. Aunque este la escuchó y sonrió tomándole las manos y robándole un beso.- Oye, que no se te suba a la cabeza lo que dije, eres un orgulloso.- El pelinegro la calló con otro beso.- ¡No me calles, Snape!
-Cállese, Granger.- Ordenó el pelinegro, fingiendo fruncir el seño. Hermione también lo hizo, y luego fue ella quien lo besó.- Es inentendible.- Confirmó al final el pelinegro con una sonrisa triunfante.- ¿Sabes? Quiero comentarte algo, antes del baile. Bien, verás...- En ese mismo momento, golpearon la puerta. Y Snape frunció el seño mirando hacia esta. Hermione se levantó y tomó las libretas para disimular que leía estas. Snape, se levantó y abrió la puerta. Detrás de esta, estaba Bella Fuente. Hermione suspiró y Snape sonrió con ironía.
-Veo que estas contento de verme.- Snape arqueó una ceja.- ¿Cómo estás? No te vi en el almuerzo y creí que tal vez...- La mujer, miró adentro del despacho y vio a la castaña allí.- Señorita Granger, ¿jamás descansa verdad?
-No lo hace, trabaja sin parar. Es muy energética.- Hermione miró a Snape, Este tenía sus manos a la cintura y miraba a la morena, sin invitarla a pasar. Miró de costado, a la dirección de Hermione.- Podría estar toda la tarde contándole de lo bien que me trabaja la señorita Granger... Pero no tengo tiempo. Como usted puede apreciar, estamos muy ocupados.- Bella Fuente miró a Hermione y luego a Snape nuevamente.
-¿Acabas de decir, "Me trabaja"?- El pelinegro le cerró la puerta en la cara y dijo por final
-Buenas tardes, señora Bella Fuente.- Hermione se tapó la boca y lo miró. Severus se acercó a esta antes de llegar a abrir la boca la tomó de la cintura y la alzó en brazos.
-¿Te diste cuenta de lo que dijiste?- El pelinegro la sentó en el escritorio y se colocó en medio de ella, poniendo sus manos a los costados de esta.
-A trabajar, señorita Granger.- Hermione sonrió sorprendida y luego recibió los labios de Snape con placer, todo antes de las clases.
ESTÁS LEYENDO
Sobrevivir
RomanceLuego de la guerra mágica, Severus Snape se despierta de un coma de tres semanas deseando haber muerto. Pero las visitas casi diarias de Hermione hará que ambos entablen una nueva relación desconocida para ambos. La castaña acepta por medidas de San...