Capítulo IX. Una hermosa familia

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Capítulo IX. Una hermosa familia
La mañana siguiente llegó. Con ello también un nuevo día. Espléndido y lleno de cosas maravillosas: un sol en lo más alto del cielo y el aire, tan puro y fresco, como jamás antes lo había sentido. Era un día especial, el día en que Zen Kirishima les presentaría a sus papás a su novio. Estaba nervioso y no hallaba la manera de controlarse. Esperaba que todo en ese día tan importante saliera perfecto.
Zen ayudó a su mamá a preparar la cena y cuando todo estuvo listo, subió a su cuarto para bañarse y cambiarse. Dieron las 20:00 horas cuando sonó el timbre de la casa. Zen bajo las escaleras y fue rápidamente a abrir la puerta. Quedó realmente muy sorprendido al verlo parado frente a él. Iba muy bien trajeado, con un conjunto color café oscuro, una camisa blanca y una corbata en rayas diagonales de color negro, morado y lila. Se veía bastante atractivo con aquel conjunto. Sonrió al ver a su pareja y se acercó para darle un beso rápido en los labios.
—hola. Siento la demora. La carretera estaba algo cargada. Al parecer, hubo un accidente.
—oh, no hay problema. Llegaste justo a tiempo. Pasa. Mis papás están en la sala—le cedió el paso a su pareja y este entró para poder quitarse los zapatos. Cuando lo hizo, camino hacia la sala, acompañado por el castaño. Ambos padres, al verlo, se quedaron atónitos. Ese chico, alto, de ojos azulados era realmente muy guapo. Su hijo en verdad que tenía muy buenos gustos.
—buenas noches. Mi nombre es Yokozawa Takafumi. Es un gusto poder conocerlos al fin—saludo el peli azul de forma cortés y extendió su mano para saludar a los mayores. Estos se quedaron con la boca abierta.
—es un placer conocerte. Zen nos ha hablado mucho sobre ti. Qué bueno que un tipo tan bueno como tú esté con nuestro hijo. Yo me llamo Kirishima Ken y ella es mi esposa, Kirishima Akira. Nos hace muy feliz que estés con nuestro Zen. Solamente te pediré que lo cuides bien—Takafumi asintió con una sonrisa.
Todos caminaron hacia el comedor después de sentarse en la sala a hablar acerca de lo que planeaban hacer en el futuro, sobre sus carreras, etc. Se sentaron a la mesa y la señora Kirishima sirvió los platos. Se sentaron a comer y al terminar, degustaron el postre junto a una humeante taza de té. El ambiente era tranquilo y transmitía seguridad. La platica se extendió hasta bien entrada la noche, llegando casi hasta la medianoche.
—oh, es tarde. Tengo que irme. Me agrado mucho su compañía. En realidad son una familia muy especial y unida. Me gustó venir a conocerlos—expresó el peli azul.
—¿no te gustaría quedarte a dormir? Ya casi es medianoche y puede ser peligroso. Nos quedaríamos más tranquilos si te quedas. Podrías avisar a tu casa que hoy dormirás en la casa de tu novio—opino la señora.
—bueno… creo que les tomaré la palabra. Solamente déjenme llamar a mi casa, con permiso—se alejo un poco para hacer la llamada. Poco después, regresó—. Gracias por permitirme quedar en su casa—hizo una pequeña reverencia.
—no tienes nada que agradecer. Ahora vayan a la habitación. Uno de los dos puede dormir en el suelo. Como quieran—hablo el señor. Ambos chicos se despidieron y subieron a la habitación. Primero entro el peli azul y después el castaño, quien le puso el seguro a la puerta.
Ambos se sentaron en la cama mientras Kirishima buscaba un cambio de ropa para los dos en los cajones de debajo de la cama. Cuando terminó, sacó un par de shorts y unas playeras de manga corta. Esa época era de calor así que con eso podrían dormir cómodamente. Zen se cambió primero, bajo la atenta mirada del menor. Lo miraba con deseo, y no lo oculto cuando se lamio los labios y se mordió el labio inferior al final. Kirishima lo vio y se quedó sin palabras, no sabía qué decir. Estaba sumamente nervioso.
—¿por qué tienes esa cara? ¿No tienes ganas de hacerlo conmigo?—pregunto el peli azul de manera seductora. Se recostó en la cama, no sin antes cambiarse por la pijama, y le hizo señas al castaño para que se acercara. Así lo hizo el mayor, y se acercó al menor para quedar encima de él. Fue Yokozawa quien jaló al más alto hacia él para robarle un beso en los labios. Kirishima no tenia idea de lo que estaba sucediendo, pero tampoco quería quedarse atrás, así que de un hábil movimiento logró despojar al peli azul de su playera. La arrojó hacia el suelo y rápidamente volvió a pegarse a los labios ajenos, bajando hasta el cuello y terminando con los hombros. Mientras hacía eso, lo despojó también de su short, y de paso, también se llevó la ropa interior. Dejó al peli azul completamente desnudo. Takafumi tampoco se iba a quedar atrás y rápidamente quito la playera del castaño, fue todo lo que él pudo quitarle. Ya que, como Zen estaba encima de él, no podía moverse con tanta libertad. Kirishima continuó besando y lamiendo cada lugar del cuerpo de su novio. Llegó hasta el abdomen y se detuvo en este lugar, para entretenerse un poco con su ombligo, ocasionandole un hormigueo en su parte baja. Se quedó esperando a que el castaño descendiera más, pero no lo hizo. En su lugar, se aproximó hasta su buro y abrió el cajón, para sacar aquel objeto misterioso que su madre le había dado. Junto con este, una pequeña botella de lubricante. Se volvió a colocar entre las piernas del menor y las abrió un poco más para lograr encontrar su ano. Colocó una buena cantidad del líquido en sus dedos y también entre los muslos del peli azul. Este se veía nervioso. Jamás en su vida había sido penetrado. ¿Cómo se sentiría? ¿Dolería mucho?
Zen noto su nerviosismo y mientras lo preparaba con sus dedos, se acercó a él y le dio un beso tierno para tratar de distraerlo. Al parecer lo consiguió cuando este gimió aun con sus labios unidos con los del castaño. Zen dejó por un momento la boca del peli azul, mordió sus labios de forma suave y bajo de nuevo hacia su cuello. Al sentir que la entrada estaba lo suficientemente dilatada, quito sus dedos suavemente y en su lugar, sólo se bajó un poco el short y el bóxer e introdujo su miembro. Antes de hacerlo, recordó que debía colocarse el preservativo.
—no lo hagas. No importa si no te lo pones. No tienes nada, ¿o sí?
—no, no tengo nada. Pero aun así, me gustaría que nos cuidemos. Eso es lo que me dijo mi mamá—le respondió mientras se colocaba el condón. Después de hacerlo, esta vez sí penetro al peli azul. Rápido y tratando de encontrar su próstata. Cuando la encontró, se aseguró de embestirlo en ese lugar. Takafumi se sentia en un mar de placer. Sus gemidos eran incontenibles y su mente estaba en blanco. Subió sus piernas a la altura de la cadera del mayor pero no las enredo en su cintura y Zen, con su mano izquierda, tocó la parte su muslo. Takafumi, también, llevó sus manos hasta la espalda del otro y la rasguño ligeramente con sus dedos. Cuando el clímax estaba por llegar, Zen masturbo el miembro del peli azul, quien solamente esperaba el anhelado orgasmo. Zen se vino en el interior del peli azul y este en medio de ambos.

Al terminar, el castaño salió del menor y se quito el preservativo; le hizo un nudo y lo tiro al bote de basura

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Al terminar, el castaño salió del menor y se quito el preservativo; le hizo un nudo y lo tiro al bote de basura. Se levantaron de la cama y se bañaron. Cuando estuvieron de nuevo con su pijama, se acostaron a dormir. Lo hicieron de lado y Zen abrazo a su pareja por la cintura.
—buenas noches. Gracias por permitirme conocer a tu familia. Realmente son muy afortunados de tener un hijo como tú—expresó el peli azul, acariciando las manos del castaño.
—de nada. A mis papás les agradaste mucho. Tienes que venir más seguido—se acercó más a su novio y olfateo un poco su cuello.
—lo haré, te lo prometo. Por el momento hay que descansar—se dio la vuelta para quedar mirándose de frente y abrazo a su amado por la espalda—. Te amo—murmuró, escondiendo un poco su cara en su pecho.
—yo también te amo. Estoy seguro de mis sentimientos y también de que ambos seremos muy felices…

Pobre Zen, él realmente sí está enamorado de Yoko.

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora