Capítulo LXIX. ¿Qué pasó?

172 9 5
                                    

Capítulo LXIX. ¿Qué pasó?
Seis meses atrás…
Hace seis meses todo era paz y tranquilidad. Había armonía y los problemas no eran algo de lo que la familia Kirishima tuviera que preocuparse. Hasta que… a una persona se le ocurrió terminar con toda esa tranquilidad. Me refiero a Takahiro Yokozawa. ¿Recuerdan cuando este desgraciado pretendía hacerle algo a Nowaki? Pues sí, tiene la intención. Porque sabe que si le hace daño a él, también lastimará a Takafumi.
***
Una mañana, mientras Kusama Nowaki se dirigía a su trabajo, accidentalmente chocó con un castaño, algo más bajo que él, de ojos color miel. Con las prisas, no se había percatado de que ese chico iba caminando en sentido contrario a él y terminó tirando los papales que este llevaba en las manos.
—oye, fíjate por dónde caminas. Mira lo que has hecho—lo miró serio el castaño.
—l-lo siento. Es que llevo prisa. Se me estaba haciendo tarde para llegar a mi trabajo—lo miraba embelesado. Había sido cautivado completamente por su belleza.
—está bien, pero será mejor que me ayudes a recoger todo este tiradero—el azabache seguía mirándolo y de vez en cuando volteaba hacia el suelo para recoger los papeles que se habían caído al suelo. Cuando terminaron, Nowaki le entregó los papeles al menor.
—¿se puede saber por qué motivo no dejas de sonreír como un tonto?—preguntó el castaño.
—una disculpa, nuevamente. Lo que pasa es que…
—olvídalo, no tiene caso. Bueno, me voy…
—espera. ¿Cuál es tu nombre?
—mi nombre es Hiroki, Kamijou Hiroki. ¿Contento?
—¿no vas a preguntar el mío, acaso?
—ja, ¿y para qué? De todos modos no nos vamos a volver a ver, ¿o sí?
—¿eso crees? Bueno, ¿te gustaría salir conmigo esta noche?
—oh, ¿me estás tratando de seducir?
—pues, eso creo. ¿Funcionaría?—preguntó el más alto, algo nervioso.
—de acuerdo. Te veré al rato en este mismo lugar. El sitio donde trabajo no queda muy lejos de aquí. Te veré aquí a las cinco de la tarde, ¿bien?
—sí, me parece bien. Nos veremos más tarde—ambos se despidieron y cada quien se fue a su trabajo.
***
Más tarde, a las cinco con 45 minutos, Nowaki estaba esperando en el lugar de siempre a que llegara ese pequeño castaño tsundere. Esperó durante varios minutos dieron las seis, las siete, las ocho…
—bueno, de seguro tuvo algún contratiempo. Espero mañana poder verlo—estaba a punto de levantarse de su asiento, cuando…
—¡Nowaki! ¡Nowaki!—escuchó la voz de Hiroki a lo lejos. Se giró para verlo, cuando de pronto sintió el golpe de algo o alguien en la cabeza.
***
Despertó algo aturdido, le dolía horrible la cabeza y su vista estaba aún medio nublada. ¿Qué era lo que estaba sucediendo? ¿Por qué estaba en un lugar que no conocía? Un momento, recordaba que antes de desmayarse, había escuchado la voz de Hiroki a lo lejos. ¿Por qué lo había llamado por su nombre? Él jamás se lo había dicho. ¿Sería posible que ese castaño le hubiera tendido una trampa? Sus pensamientos eran confusos.
En ese instante, entró a la habitación un hombre peli azul, con una mirada escalofriante. Se acercó a él y lo tomó de la barbilla con algo de fuerza.
—¿qué es lo que quiere de mí?
—oh, vaya, veo que eres muy bravo. Tranquilo, no pienso hacerte daño. Pero si intentas algo heroico, voy a lastimar a alguien muy importante para ti—en ese momento por la puerta entró un sujeto, que llevaba amarrado al castaño. Este luchaba por zafarse, pero el otro tenía mucha más fuerza.
—¡por favor, no le haga daño! ¡Perdóname, Nowaki, perdóname!—exclamaba el castaño. El azabache lo miraba incrédulo. El señor Yokozawa le dio la señal al sujeto de que soltara al castaño y este rápidamente fue al lado de Nowaki.
—bien, por el momento me iré. Los dejaré solos un momento—los dos se fueron y dejaron a estos dos solos.
—Nowaki, perdóname. Yo no quería que te pasara esto, pero…
—¿cómo es que sabes mi nombre? Seguramente por esa razón no me lo preguntaste, porque ya lo sabías. Ni siquiera sé si eres quien dices ser.
—Nowaki, escúchame. El señor Yokozawa ha mantenido a mi familia amenazada. Ellos trabajan en la casa de ese señor y me amenazó con hacerles daño si no lo ayudaba a engañarte a ti. Lo siento, no quería esto sucediera, pero ellos son mi familia. Tengo que…,—no pudo terminar de hablar debido a que el azabache se había acercado a él y le robó un beso en los labios. Se sorprendió al principio, pero después comenzó a corresponderlo, cuando este se hizo más apasionado. Cuando se separaron, el castaño miró con incredulidad al más alto.
—¿q-qué fue eso? ¿Por qué me besaste?
—¿no te has percatado? Me gustas. Desde el primer momento en que te vi—Hiroki estaba confundido y tenía la cara completamente roja de vergüenza.
—t-tú también me gustas. Te conocí mientras el señor Yokozawa me ordenaba que tenía que hacer todo lo que me pidiera. No quiero que te haga daño, ni a ti ni a mi familia—sollozó.
—no voy a dejar que ese desgraciado de Yokozawa te haga nada a ti ni a tu familia—se acercó al castaño nuevamente y lo abrazó.
Después de un rato, el señor Yokozawa entró nuevamente a la habitación y los obligó a separarse.
—bien, bien, luego se abrazan. Quiero que me digas dónde está mi hijo y mi nieto—habló el peli azul.
—no se lo pienso decir—habló con firmeza.
—¿ah no? Veamos qué te parece esto—tomó desprevenido al castaño y rápidamente le colocó una navaja alrededor del cuello.
—¡Hiroki!—exclamó el azabache.
—no te preocupes por mí. Te prometo que pronto podremos estar juntos.
—está bien. Te lo diré, pero deja ir a Hiroki.
—bien. Lo dejaré ir—lo soltó y este volvió a correr al lado de Nowaki. Ambos se miraron y se abrazaron.
—¿y bien?
—Takafumi está en Hokkaido. Se fue a vivir allá con su hijo y con Zen.
—perfecto. Ahora pronto tendré a mi lado nuevamente a mi hijo y a mis queridos nietecitos…

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora