Capítulo I. ¿Pobre, o humilde?

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Capítulo I. ¿Pobre, o humilde?
Hace un lindo día hoy, ¿no es así? El sol brilla, los pájaros cantan. El clima es maravilloso, tanto como mi vida. Amo mi vida. Es perfecta. Tengo un plato de comida frente a mí, un techo donde cubrirme del frío, una familia que me brinda su amor y su cariño. Lo tengo todo. Agradezco diariamente por todo lo que la vida me ha dado. Sin embargo, a diario escucho a muchas personas quejándose de lo mucho o poco que tienen. Yo, sinceramente no me quejo de nada. Como ya mencioné antes, mi vida es maravillosa y doy gracias por todo lo que tengo.
Me gustaría, algún día poder tener más de lo que tengo ahora, devolverles a mis papás todo lo que ellos me han brindado. Por eso me esfuerzo cada día con mis estudios. Quiero tener una buena carrera como médico y salvar muchas vidas. Lo sé, sueno como un niño cuando le preguntan qué es lo que quiere ser de grande, pero es lo que quiero realmente.
***
Mi nombre es kirishima Zen y tengo 18 años. Me falta un año para poder entrar a la universidad. Estoy realmente muy emocionado, porque por fin voy a poder realizar mi sueño de ser médico. Quiero que mis papás estén orgullosos de mí. Quiero ser su más grande orgullo. Sé que lo voy a conseguir porque tengo el apoyo de las dos personas más importantes en mi vida.
Hace poco comencé a ir a una escuela aparte, tomo cursos especiales para comenzar a prepararme para mi examen de ingreso. Estoy nervioso. «¿Y si no lo consigo?» «¿Y si no puedo realizar mi sueño?». Diariamente me hago esas mismas preguntas. Es algo que quiero hacer en serio. He hablado con mis papás sobre esos miedos y angustias, pero ellos me dicen que me mantenga tranquilo, que lo voy a lograr. Confío en ellos y sé que así será.
Hace poco recibí mis resultados. Me siento terriblemente mal. No he conseguido entrar a la universidad. Ahora tengo que esperar para hacer el examen nuevamente el año que viene. No puedo esperar tanto tiempo. ¿Qué voy a hacer ahora?
—no te preocupes, mi niño. Podrás intentarlo el año que viene. No va a ser el fin del mundo. Aún eres pequeño. No te desanimes, ¿sí? Recuerda que aquí estaremos nosotros para lo que sea que necesites—le dijo su mamá.
—está bien. Gracias por estar conmigo. Ustedes son los mejores. ¿Saben? Si tuviera la oportunidad, de volver a nacer, y me pidieran que eligiera a mis padres, los elegiría a ustedes—ambos adultos lo miraron con ternura. Zen se acercó a los dos y los abrazo lo más fuerte que pudo.
—nosotros también te elegiriamos como nuestro hijo. Eres un niño tan atento, cariñoso, dulce, educado. Ambos sabemos que vas a volar muy alto y vas a lograr todos tus sueños—le dijo ahora su papá.
—por cierto, hay algo que he querido decirles desde hace unos días.
—¿qué es?—preguntaron ambos padres.
—hace unos días me llamaron de una universidad, es privada. Me dijeron que podía ingresar ahí gracias a mi buen promedio. Además, también tendré una beca y el costo de la colegiatura será menor gracias a la beca. Solamente quería decirselos.
—¿te interesa entrar en esa universidad?—le pregunto su mamá.
—n-no realmente. Lo que pasa es que…
—no me mientas, mi amor. Puedo ver en tus hermosos ojos que estás emocionado por estudiar ahí.
—bueno… si me hace ilusión estudiar ahí, pero sé que no va a ser posible porque es demasiado caro y ustedes…
Su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Su papá se acercó a él y lo abrazo, dejando que su hijo llorara en su hombro.
—lo siento. Sé que no pueden pagar una escuela tan cara. Voy a estudiar y me esforzaré más para el año que viene. Les prometo que no los defraudare.
—tú jamás nos has defraudado. Eres un gran chico. Sabemos que te dedicarás a estudiar y saldrás adelante. Lo sabemos porque te conocemos. Estamos seguros de que nos harás sentir muy orgullosos de tener un hijo como tú. Mañana mismo hablamos para saber más sobre esa escuela. Por cierto, ¿cómo se llama la escuela?—preguntó la señora.
—se llama Yokozawa…

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora