Capítulo II. Ricos y pobres

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Capítulo II. Ricos y pobres
Al día siguiente tanto Zen como sus papás fueron a dicha escuela para poder estar mejor informados y así saber si les convenía esa universidad.
Al entrar a las instalaciones, se podía observar a lo lejos lo bien cuidada que estaba. Con árboles y pasto por todos lados. Los edificios se veían grandes y todo estaba muy bien iluminado. En sí, la escuela era hermosa.
Zen fue el primero en entrar y se quedó maravillado al verla. Definitivamente, quería entrar ahí.
El director de dicha universidad, además de ser el director también era el dueño de dicha escuela. Los cuatro entraron a la oficina del mayor y se sentaron en sus respectivos lugares.
—Buenos días a todos. Veo que ya estaban dándole un vistazo a la escuela. Les aseguro que es una de las mejores que existen en todo el país. Déjenme presentarme. Soy el Dr. Yokozawa Takahiro. Además de ser el director, también esta escuela es mi razón de existir. He sido el director por casi 25 años. Les aseguro que no se arrepentirán. Por cierto, ¿tú eres el joven al que llamamos por teléfono hace unos días?—señaló hacia Zen. Este asintió—. Veo que al fin has tomado una decisión. Dime, ¿planeas inscribirte aquí?
—pues… lo he estado pensando y creo que no…
—mi hijo se inscribirá en esta universidad. Verá, apenas ayer nos platico acerca de la beca que pueden otorgarle por su buen promedio—habló la señora.
—así es. Algunos alumnos que ya estudian aquí se han mantenido porque han conservado la beca que les otorgamos. Es una beca del 50%. Aquí lo manejamos de esa manera. Al entrar por primera vez a esta universidad, la primera colegiatura va por nuestra cuenta y además se te da la beca. En el siguiente semestre, si has logrado conservar la beca, se te hace un descuento en tu siguiente pago, por lo que solamente pagarás la mitad y la otra mitad la pondrá la escuela—los tres castaños quedaron realmente muy sorprendidos. Esa era una oferta única. En ninguna otra escuela encontrarían algo así.
—¿cuál el la cantidad a pagar?—preguntó el Kirishima mayor.
—si fuera una colegiatura normal, serían poco más de 5, 000 pesos. Pero como ya dije, si te inscribes con nosotros, esta primera colegiatura será gratis.
Zen aún se encontraba indeciso. No sabía qué hacer. Sentía las miradas de los adultos sobre él y se estaba poniendo muy nervioso.
—¿es lo que tú quieres, mi niño?—le preguntó su mamá.
—no estoy muy seguro todavía. ¿Me dejaría pensarlo algunos días más?—le habló al director.
—claro. Te daré algunos días para que lo medites y puedas tomar la mejor decisión. Sólo recuerda que el siguiente semestre empezará muy pronto, ¿de acuerdo?—el castaño asintió.
Dicho esto, salieron de la oficina y después de la escuela. Caminaron durante un rato en completo silencio. Cuando llegaron a su hogar, el primero en hablar fue el Kirishima mayor.
—¿por qué no has aceptado? Sabemos lo que pasa por tu mente. Crees que no podremos pagar porque nuestro salario es bajo, pero te aseguro que conseguiremos el dinero si es realmente lo que tú quieres.
—no, es mucho dinero como para que ustedes lo paguen. Además, no quiero que gasten tanto por mí. Yo creo que lo mejor será que me ponga a trabajar para poder ayudarlos a ustedes con los gastos de la casa.
—¡eso jamás! Tú vas a estudiar y a tener una carrera. Puedo ver en tus ojos que ese es tu sueño. No te cortes las alas tú mismo. Nosotros queremos darte la oportunidad que no tuvimos. Por favor, aprovechala y cumple con tus sueños—lo animo su madre.
—está bien. Les prometo que haré que se sientan orgullosos de mí—expreso el castaño recobrando la sonrisa.
—ya nos haces sentir muy orgullosos. Por favor, esfuérzate mucho, ¿de acuerdo?—el castaño asintió.
Dicho esto, regresaron al día siguiente a la escuela e inscribieron al castaño a su primer semestre en la Universidad Yokozawa.
—muy bien. Tenemos un estudiante más en esta maravillosa escuela. Su nombre es Kirishima Zen, de 18 años. Quiere estudiar la carrera de Medicina. Una carrera muy demandada, por cierto. Pero esperamos que su estancia en esta escuela sea buena y que de ella salgan buenos recuerdos, ¿verdad?

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora