Capítulo XXIX. ¿Amor?

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Capítulo XXIX. ¿Amor?
Takafumi llegó a la cabaña a la hora que le había indicado Zen en la nota. Se sentía infinitamente nervioso. No sabía bien qué era lo que ese castaño iba a decirle. Tal vez, lo que quería era pedirle abiertamente que dejara de molestarlo. No quería perder las esperanzas, pero también tenía tantas esperanzas. Pensó que fuera lo que fuera que le dijera el otro, tendría que entenderlo. Espero, de pie frente a la puerta, sentado en el suelo y hasta se sentó en la pequeña cama que había ahi; sin embargo, el castaño jamás apareció. Yokozawa pensó que tal vez se le había hecho tarde o alguna otra cosa. Siguió esperando, hasta que por fin dieron las diez de la noche. Abrió la puerta de la cabaña y se asomó fuera de esta. Sintio frío debido a que comenzaban los tiempos de invierno. Miro hacia un punto indefinido y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
—creo que él no vendrá—se dio por vencido y comenzó a caminar para alejarse de aquel lugar. Después de algunos minutos, un joven castaño llegó al lugar, corriendo, pero el peli azul ya no estaba.
***
Algunos días después, Takafumi dejó de ir a buscar a Zen, para tratar de hablar las cosas. Simplemente se dio por vencido y decidió alejarse. Compró un boleto de avión con destino a Osaka. Ahí era donde vivían sus abuelos maternos y podría hacerles una pequeña visita. Con algunas dias de anticipación ya les había avisado que iría, así que ambos adultos lo esperian con ansias.
Preparo sus maletas y se alistó para su viaje, que sería ese mismo día.
—no estoy listo para decirte adiós, pero sé que es lo mejor para los dos. Si alguna vez decides perdonarme, espero que puedas decirmelo para así, poder quitarme este peso que llevo sobre mis hombros. Atte: Yokozawa Takafumi—termino de redactar aquella carta y se dirigió a la casa del castaño para poder entragarsela personalmente.
Tocó el timbre y espero a que el dueño de la casa saliera. Cuando lo hizo, se puso muy nervioso. Tenerlo frente a él hacia que su corazón latiera como loco y que sus piernas temblaran.
—h-hola—saludo con mucho nerviosismo. Sentía sus mejillas hirviendo y además, su corazón estaba casi en su garganta.
—veo que has venido de nuevo a la casa de un pobretón. ¿A qué has venido?—habló sarcástico. Takafumi sintió como si hubieran estrujado su corazón con fuerza.
—s-solamente vine a… a darte esto—extendió su mano y le entregó la carta. Kirishima la tomó extrañado.
—¿es dinero? No quiero tu asqueroso dinero. No necesito nada que venga de ti. En verdad que eres despreciable. Aún no has entendido que yo no quiero tener nada que ver contigo. No vales nada. No mereces ni te mereceras el amor ni el afecto de nadie. Creeme, no necesito nada que provenga de ti—exclamo con coraje. Takafumi se sentía tan mal al escuchar todas esa palabras, llenas de odio y desprecio hacia él.
—no, no es dinero. Es algo que yo escribí para ti. Leelo después de que me vaya. Te prometo que después de esta charla no volverás a verme en tu vida. Esta será la última oportunidad que tendré para decirte que me perdones. Sé que soy una persona despreciable, como tú mismo me lo acabas de decir. En serio no te culpo por odiarme. Estás en todo tu derecho de hacerlo. Estoy de acuerdo en que nada de lo que haga hará que me perdones. Solamente quiero decirte que te amo y que te deseare felicidad hoy y siempre. Me di cuenta de que eres una persona maravillosa, que vale la pena conocer. Te prometo que no volverás a verme nunca. A partir de ahora me iré a vivir con mis abuelos maternos. Me gustaría mucho poder hacer una vida allá, una vida que sea mía y que no dependa de nadie. No sé por qué te estoy contando esto si sé que no te importa. Bueno, tengo que irme ya porque mi vuelo saldrá dentro de algunas horas y tengo que preparar algunas cosas que me hacen falta. Adiós, espero que seas en verdad muy feliz—esbozo una hermosa sonrisa y tuvo que morderse los labios cuando sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas. Las limpio rápidamente con su mano y desvio la mirada—. L-lo siento. Y-ya me voy—respondió con la voz quebrada y se alejo rápidamente del lugar. Kirishima se quedó de pie, mirando el camino por el que se había ido Yokozawa y después miró la carta. Entró a su casa y camino hacia su habitación. Se sentó en su cama y la abrió cuidadosamente.
—no estoy listo para decirte adiós, pero sé que es lo mejor para los dos. Si alguna vez decides perdonarme, espero que puedas decirmelo para así, poder quitarme este peso que llevo sobre mis hombros. Si quieres o si estás dispuesto a que hablemos una última vez, te estaré esperando en el aeropuerto a las cinco de la tarde. Si no vas, no hay problema. Espero que pueda volver a verte algún día. Atte: Yokozawa Takafumi—terminó aquella carta. Sus ojos estaban nublados debido a las lágrimas y al coraje, ira, tristeza, odio. Todas sus emociones estaban fuera de control y ahora estaban causando estragos dentro de su corazón. Arrugó aquella hoja con todas sus fuerzas y después la rompió en pequeños pedazos.
—en verdad que soy un idiota—se dijo para sí mismo mientras se dirigía a la puerta. Faltaba poco para que fueran las cinco. Tenía que ir a cierto lugar.
***
Takafumi estaba sentado en la sala de espera. Su vuelo saldría dentro de quince minutos y arreglaba las últimas cosas que faltaban. Miraba en todas las direcciones tratando de encontrar a Kirishima, pero no lo vio en ningún momento.
—tengo que darme por vencido ya. Zen jamás me va a perdonar. Debo de olvidar todo lo que sucedió y tratar de empezar de nuevo. Tengo que evitar volver a cometer los mismos errores—dio un último suspiro y se levantó para ir hacia la puerta para entrar al avión.
—¡Yokozawa!—escucho el grito de una persona. Se dio la vuelta para mirarlo más de cerca y este corría para alcanzarlo. Takafumi se sorprendió mucho al verlo. Por algún extraño motivo se sintió feliz al verlo. Cuando lo tuvo frente a él, se agachó un poco y recargo sus manos en sus rodillas, tratando de calmar su respiración.
Cuando estuvo repuesto, se reincorporó y miró al peli azul.
—¿qué estás haciendo aquí?—preguntó el peli azul.
—vine para decirte unas cuantas cosas. En primer lugar, no creo ni una sola palabra de lo que me escribiste en tu ridícula carta. En segundo, jamás voy a perdonarte por haberme tratado como basura. Lo único que siento por ti es odio. Sí, antes estuve enamorado de ti, pero ya no más. No te mereces el amor que sentí por ti. En serio me alegra tanto que al fin te alejes de mi lado. Detesto que vayas a buscarme con tu cara de «no rompo ni un plato». He visto tu verdadera cara y nada de lo hagas hará que vuelva a confiar en alguien tan despreciable como tú. No mereces el amor de nadie y espero que jamás lo encuentres—dijo esas palabras con tanto odio, que inevitablemente sus ojos se llenaron de lágrimas. Yokozawa lo miraba también con lágrimas resbalando por sus mejillas. Desvío la mirada y se limpio las lágrimas rápidamente con sus manos.
—pasajeros con destino a Osaka, su vuelo ha sido retrasado unos minutos debido a fallas técnicas en el avión. Se les pide que por favor, sean pacientes. Gracias—se escucho una voz femenina a través del altavoz.
—maldición. Tendré que irme en tren—suspiro el peli azul y miro su reloj de pulsera. Eran las cinco con treinta minutos. Si se iba ahora llegaría exactamente a la mañana del día siguiente, pero si esperaba el avión, se retrasaría. Decidió mejor tomar el tren.
—¿qué vas a hacer ahora? ¿Esperarás a que reparen el avión?—la voz del castaño lo sacó de sus pensamientos.
—¿eh? ¡Ah! M-me iré en tren. Si lo tomo ahora, llegaré a tiempo—respondió sin mirarlo.
—bueno, vete ya entonces—respondió sin ningún tipo de interés.
—lo haré. Espero que seas feliz. Adiós—respondió con una sincera sonrisa y después se marchó. Antes de que saliera del aeropuerto se anunció que el avión había sido reparado y el vuelo fue reanudado. Takafumi subió al avión y antes de entrar miró por última vez a ese castaño al que tanto daño había hecho y; sin embargo, ahora lo amaba con todo su corazón. Pero Zen ya le había dejado claro que lo odiaba y que no lo quería cerca de él, por lo que entró rápidamente al avión. Todo había terminado. Ahora debía enfocarse en comenzar una nueva vida y rogar porque Zen encontrará un nuevo amor y que fuera muy feliz.

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora