Capítulo XVI. Un completo desconocido

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Capítulo XVI. Un completo desconocido
—¿tú quién eres?—preguntó Masamune.
—hola, mi nombre es Akihiko, Usami Akihiko. Lamento mucho meterme en donde no me llaman, pero no pude evitar escuchar lo que hablabas con ese sujeto. Lamento tanto lo que sucedió entre ustedes dos. Pero, si quieres, podrías contarme lo que ha pasado. No vas a creerme lo que voy a decirte, pero yo… te he estado observando y… puedo asegurar que siento algo muy fuerte por ti. Puedo asegurar, completamente, que estoy enamorado de ti—el azabache se sentía extraño al oírlo, porque, por alguna extraña razón, se sentía completamente atraído hacia ese chico peli plata.
—m-mi nombre es Takano, Takano Masamune—por primera vez en su vida se había sonrojado frente a otro hombre.
—es un gusto para mí conocerte al fin y poder hablar contigo. ¿Me permites acompañarte? Puedo ver en tu ojos que estás muy triste. ¿Me permites estar a tu lado?—Masamune lo miraba embelesado, pero pudo recuperar la conciencia y asintió rápidamente. El peli plata se sentó a su lado y este comenzó a platicarle lo que había sucedido.
—pues, verás… yo me enamoré perdidamente de un chico llamado Zen, pero él solamente me utilizó para darle celos a su estúpido novio. Por un momento en verdad creí que él me quería, o que al menos me consideraba un amigo. Me di cuenta de que no, cuando los oí discutir. Zen le dijo a su pareja que solamente me utilizó para darle celos. No sabes lo mal que me sentí en ese momento—inevitablemente, el azabache se soltó a llorar, pero no contaba con que el peli plata tomaría su mano delicadamente.
—Masamune, te he observado un largo tiempo, y puedo afirmar que eres una persona hermosa, que cuida de los demás, cariñosa y llena de amor—el azabache se sonrojó aún más y bajó un poco la mirada—. Por favor, no dejes que nadie vuelva a lastimarte como lo hizo ese sujeto. Por favor, Masamune—se arrodilló frente a él y sujetó sus manos.
—¿q-qué haces? Nos podrían ver—dijo con nerviosismo.
—no me importa si alguien nos ve. Solamente quiero expresarte mi amor y demostrarte que puedes contar conmigo para lo que necesites. Pero ahora te pregunto, ¿me permites estar a tu lado? ¿Amarte y protegerte?—Masamune lo miraba incrédulo ante la seriedad y sinceridad de sus palabras.
—s-sí, sí quiero—el peli plata se acercó a él y lo abrazó tan fuerte como se lo permitían sus brazos. Rodeó el cuerpo del menor con sus brazos y dejó que este depositara su cabeza sobre su pecho.
—te amo, Masamune—murmuró el peli plata, lo que logró que el azabache se sonrojara.
—creo que también podría llegar a amarte. Me has demostrado con esas simples palabras que puedo confiar en ti, y tal vez, podamos ser pareja. ¿Qué dices?
—¿en serio? Me encantaría. Que seamos pareja y que podamos tener hijos—expresó el mayor con ilusión.
—bueno, hablando de eso—se quedó callado por un momento y se sujetó el estómago con fuerza. Un intenso dolor lo hizo cerrar los ojos. Trató de disimular como pudo, pero el dolor se hacía cada vez más fuerte.
—Masamune, ¿qué ocurre? ¿Te duele algo?—preguntó con preocupación al ver la expresión de dolor en el rostro del menor.
—estoy bien, solamente es un dolor de estómago—trato de poner la espalda derecha, pero al hacerlo, el dolor se hacía más fuerte.
—Masamune, me estás asustando. Te estás poniendo pálido. ¿Qué sucede?—volvió a preguntar asustado.
—creo que…
No fue capaz de completar esas palabras debido a que se había desmayado. Akihiko lo tomó entre sus brazos y de inmediato llamó a la ambulancia. Mientras llegaba, observó a su amado. Tenía un color pálido y su expresión era de dolor.
—¿qué tienes, amor mío? ¿Qué te duele?—preguntó con angustia.
—b-bebé… el bebé—murmuró, muy bajito, tanto que, apenas pudo escucharlo.
—¿bebé? ¿Estás esperando un bebé?—le preguntó, pero en ese momento, el azabache cayó por completo en la inconsciencia.
—no, Masamune. Por favor, no me dejes solo. Tú sabes que eres lo más importante para mí. Y si realmente estás esperando un bebé, te prometo que los amaré y protegeré a ambos. Sólo quédate a mi lado—le suplicó, acariciando su rostro y besando su pálida mejilla.
La ambulancia llegó casi enseguida y subieron al azabache a la camilla, dándose cuenta de que este había dejado un charco de sangre donde había estado sentado. Los paramédicos se preocuparon.
—¿sabes cuánto tiempo tiene de gestación?—le preguntó un paramédico al peli plata.
—aún no lo sé. Apenas me enteré hoy—respondió con nerviosismo.
—entonces, ¿tú eres el padre?
—sí, yo soy el padre—respondió con firmeza y sin titubear.
—entonces, sube. Estoy seguro de que tu pareja se pondrá muy feliz cuando te vea—el paramédico le sonrió y le permitió que subiera a la ambulancia. Dicho esto, Akihiko subió y se sentó al lado  de la camilla del azabache.
—estoy contigo ahora. Te prometo que no dejaré que nada malo te pase. Estaré contigo todos los días de mi vida…

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora