Capítulo XLII. ¿Qué pasó?

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Capítulo XLII. ¿Qué pasó?
—no puedo creer que mi plana haya fallado. ¡Maldición! ¿Cómo fue que pasó? El veneno era para Takafumi. ¿Por qué se lo tomó ese estúpido?—se preguntó el señor Yokozawa mientras manejaba rumbo al hospital.
FLASH BACK
Todo comenzó hace unas horas, cuando Takafumi y Zen habían llegado a la casa. El señor Takahiro los recibió de lo más amable y le entregó su habitación para que pudieran hospedarse. Ambos chicos se veían tranquilos y eso fue lo que más lo hizo enojar. Ellos no podrían ser felices mientras él estuviera con vida.
Le ordenó a uno de los sirvientes que le preparara a su hijo una taza de café con canela, porque ese era su favorito. También le pidió que preparara una para el castaño. Cuando todo estuvo listo y en su lugar, el sirviente tuvo que ir a abrir la puerta porque el timbre había sonado. En ese momento, el señor Yokozawa aprovechó para colocar unas cuantas gotas de un líquido extraño sobre la taza que sería de su hijo. Lo revolvió con la cuchara y después se marchó. Sabía que Takafumi no se daría cuenta porque el sabor de la canela disfrazaría el sabor. El sirviente llegó poco después y llevó la bandeja hacia la habitación de los chicos.
—bien. Ahora sólo falta que haga efecto—murmuró el peli azul mayor desde su escondite, en las sombras.
FIN FLASH BACK
El señor Yokozawa llegó al hospital y se encontró a su hijo en la sala de espera. Este lloraba a mares y se abrazaba a sí mismo. Al ver a su papá se alegró y se acercó a abrazarlo.
—¡papá!—corrió a abrazarlo. Se puso feliz al ver a su progenitor. Este lo recibió con los brazos abiertos.
—¿qué pasó, hijo? ¿Cómo está Zen?—preguntó con preocupación.
—está mal. Dice el médico que fue víctima de envenenamiento. Dice también que el dolor de estómago fue causado por la irritación que le provocó el veneno en su sistema digestivo. Dijo que fue una cantidad pequeña y por eso el daño no es tan grave. Otra cosa hubiera sido si hubiera sido más la cantidad, Zen habría muerto. No entiendo, ¿cómo pasó?—explicó el peli azul, abrazado a su padre y llorando.
En eso, el médico se acercó y ambos pusieron atención a lo que tenía de decirles.
—buenas tardes. Vengo a informarles que el joven Kirishima Zen se encuentra fuera de peligro. Pudimos administrarle el antídoto y ahora está descansando. Lo que me preocupa es el hecho de que en su organismo se encontraron varias sustancias extrañas, entre las que destacan: ****. Dichas sustancias, en grandes cantidades, son altamente tóxicas para el cuerpo humano. De suerte, la cantidad que el joven Zen ingirió fue menor, por lo que, el daño es menor. En estos momentos, debe mantener reposo para que su organismo se estabilice. Podrá irse mañana en la mañana. Con permiso—se despidió el médico y ambos peli azules se quedaron callados.
—¿cómo pasó esto? Zen jamás haría algo como tomar cosas extrañas. Tal vez… lo envenenaron—miró a su papá con sorpresa—. Papá, tú tienes que ayudarme a capturar al responsable—le pidió.
—está bien, hijo, te ayudaré. Aunque sospecho de alguien.
—¿de quién?
—¿recuerdas la cara del sirviente que les llevó el café a la habitación?
—¿tú crees que haya sido él? ¿Para qué lo haría?—preguntó incrédulo.
—piensa, hijo, la taza que Zen se tomó era tuya originalmente. Tal vez lo que quería era matarte—explicó el mayor.
—no creo que eso sea. Debe ser algo más feo incluso. Tenemos que preguntárselo directamente al sirviente.
—¿y tú crees que él va a admitirlo? Claro que no, va a decirnos alguna mentira.
—bueno, después hablaremos de eso. Por el momento, voy a ir a ver a Zen. Nos vemos en un rato—se despidió el peli azul y caminó hacia la habitación donde estaba su novio. Mientras tanto, el padre se quedó afuera.
Takafumi entró a la habitación y miró a su novio. Este estaba acostado, con un electrocardiograma y una bolsa de suero en el brazo. Estaba despierto, pero rostro de veía cansado. A Takafumi se le rompió el corazón y se acercó a él rápidamente para abrazarlo y colocar su cabeza sobre su pecho. El castaño colocó su mano sobre su cabeza y acarició su cabello.
—tranquilo. No tienes por qué estar preocupado. Ahora me encuentro mucho mejor. Tranquilo, mi amor. No le hará bien a nuestro hijo—trató de calmarlo el mayor. El peli azul se tranquilizó un poco y miró a su pareja. Aún estaba un poco pálido y su vista se veía agotada. Se alejó un poco de su lado y solamente se sentó en la silla de al lado.
—¿cómo estás? El médico me dijo que sufriste de envenenamiento. ¿Qué pasó?—preguntó el peli azul.
—pues, no lo sé. Sólo tomé el café que nos llevó el sirviente. Después de eso, comenzó a dolerme mucho el estómago y fue cuando pasó lo demás. Lo siento, no quise preocuparte—se disculpó apenado el castaño.
—no importa, no tienes que disculparte. Lo que importa es atrapar al responsable—el castaño asintió. No tenía muchas fuerzas para hablar.
Después de eso, Zen se quedó completamente dormido y Takafumi se quedó a su lado. No quería separarse de su lado para nada. Se quedó a dormir junto a él para evitar que alguien quisiera hacerle algo.

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora