Capítulo XXII. Miedo

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Capítulo XXII. Miedo
—Masamune, por favor, cálmate. Te prometo que encontraremos a tu bebé, pero cálmate—susurró el peli plata, quien todavía tenía entre sus brazos al azabache. Este se había tranquilizado y solamente sollozaba.
—¿en serio me ayudarás a buscar a mi bebé? Él me necesita—miró al más alto con suplica. Este le devolvió la mirada y se acercó a darle un beso en la frente. El azabache se sonrojó y agachó la mirada.
—b-basta, Akihiko—por un momento, pareció que tuvo un momento de lucidez y miró al peli plata.
—M-Masamune, ¿me recuerdas?—preguntó con ilusión. El azabache lo miró confundido.
—y-yo…
—sé que me recuerdas y lograré que digas mi nombre nuevamente—dicho eso, se acercó rápidamente a Masamune y pegó sus labios a su cuello. Este, rápidamente, se estremeció y apretó los labios cuando el peli plata comenzó a acariciar sus muslos con sus manos. Masamune se aferró con fuerza a la espalda de este e hizo su cabeza hacia atrás cuando este volvió a besar su cuello.
—A-Akihiko—murmuró. El mencionado se reincorporó rápidamente y lo miró. Estaba ilusionado.
En ese momento, entró a la habitación un sujeto peli azul. Masamune lo vio, con los ojos abiertos como platos y con una expresión de horror en su rostro. Rápidamente se escondió detrás del peli plata y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—no, no, vete de aquí… tú, tú eres el culpable… ¡vete!—exclamó por completo fuera de sí.
—¿qué demonios te sucede, Masamune? Tú sabes que yo jamás sería capaz de hacer nada. ¿Qué es lo que está sucediendo?
—Masamune perdió a su bebé y ahora su mente está descontrolada porque piensa que su hijo está vivo y tiene que cuidarlo—el azabache seguía escondió detrás del peli plata y temblaba de miedo.
—ahora entiendo. Zen me lo dijo ahorita que llegué. Estoy realmente muy triste por ti. Espero que puedas salir de esta, Masamune—al escuchar su nombre de labios del peli azul, este se puso nervioso.
—dile que se vaya, por favor—le suplicó. Se veía que estaba por tener un ataque de pánico.
—no sé qué es lo que le pasa a Masamune, pero te pido que te retires. Muchas gracias por tu preocupación, pero creo que ahora lo que necesita es descansar—dicho esto, logró que el adaptarse se calmara un poco y fue él quien se acercó a sus brazos para que lo abrazara. Se acurrucó más y escondió su rostro en su pecho.
—de acuerdo. Espero que Masamune se recuperé—se despidió y salió de la habitación.
Cuando el peli azul salió de la habitación, Akihiko continuó abrazando a su "pareja" y lo consoló. Al parecer, este logró calmarse cuando el peli azul se fue.
—¿Akihiko?—preguntó con sorpresa, como si le hubiera sido revelada una verdad muy importante.
—¿Masamune?—lo separó un poco de su cuerpo para que este pudiera verlo. Masamune se veía feliz.
—recuerdo todo—murmuró con dolor.
—¿recuerdas? ¿Eso me incluye a mí?—preguntó con emoción. Masamune lo miró con una sonrisa.
—s-sí… también recuerdo a mis bebés. Sé que ellos no están conmigo, pero tú estás conmigo. Eso es lo importante, ¿no?—el peli plata asintió con una gran felicidad. No pudo contenerse más y terminó besando al azabache. Este no se resistió para nada, y para hacer el beso más intenso, colocó sus brazos en el cuello del peli plata y pegó su cuerpo al del mayor. Después de besarse y sentir la lengua del otro en su boca, Akihiko se separó de sus labios y descendió hasta llegar a su cuello. Los gemidos del azabache comenzaron a escucharse por toda la habitación y trató de callarlos para que nadie sospechara.
—A-Akihiko… e-espera. Alguien podría venir en cualquier momento—trató de quitarse de encima a ese suculento hombre. Akihiko se separó de su cuerpo y solamente acarició sus pálidas mejillas.
—te amo. Pensé que… por un momento—dejó salir las lágrimas—. Por un momento pensé que te perdería para siempre—Masamune tomó su cara con sus manos.
—yo también te amo. Sabes que jamás me vas a perder, porque yo voy a estar ahí, tomando tu mano, y asegurándome de que jamás la sueltes—tomó, efectivamente, su mano y entrelazó sus dedos con los suyos. Akihiko no lo podía creer y tuvo que pellizcarse la mejilla para estar seguro.
—¿estás hablando en serio?—el azabache asintió sin dudarlo—. Entonces, ¿aceptas ser mi novio?
—sí, claro que acepto—se abalanzó encima del peli plata para quedar encima de él y rápidamente lo besó apasionadamente en los labios. Comenzó a mover su cadera de atrás hacia adelante y mordiendo sus labios al sentir la erección del otro rozando la suya.
—Masamune, espera. Quiero preguntarte algo—el azabache lo miraba, esperando a que el mayor hiciera su pregunta.
—¿por qué cuando Takafumi entró a la habitación, tú te pusiste así? ¿Pasó algo entre ustedes dos?—el azabache se quedó callado y agachó la mirada.
—¿qué pasa? Dime, ¿él te hizo algo?—el azabache se mantenía callado y pensativo. Akihiko no pudo soportar su silencio y se acercó más para besarle el cuello.
—A-Akihiko… e-espera…
—no, no lo haré hasta que me lo digas.
—e-está bien—murmuró. Dicho eso, Akihiko se separó y solamente se dedicó a tomar sus manos.
—ese día… cuando pasó aquello, to acababa de hablar con él, con Takafumi. Él m-me dijo que… y-yo—se veía que le estaba costando hablar, por lo que Akihiko se acercó y le iba a pedir que si quería decírselo, no lo hiciera.
—Masamune, está bien si tú no…
—no, ahora déjame terminar. Tú fuiste quien dijo que quería saberlo. Ahora cállate—el peli plata se quedó callado ante su decisión.
—ese día, él me amenazó con lastimar a mi bebé si yo le decía a Zen lo que tenía planeado hacer con él…
—espera, espera. Entonces, ¿estás diciendo que Yokozawa tiene planeado hacerle algo a Zen?—Masamune asintió, cabizbajo—. ¿Por qué?
—pues… desde que Zen entró a la universidad, Takafumi comenzó a mirarlo mal. Como sabes, Zen es "inferior" a Takafumi y por eso quiere hacerle aprender quién es el que realmente es el más importante. Al principio yo… también formé parte de su plan. Quería hacerle entender que nosotros no éramos de la misma clase y que él era inferior a mí. Poco después entendí que ambos somos humanos y tenemos las mismas capacidades. Fue por eso que poco a poco me fui haciendo más cercano a Zen y más lejano a Takafumi. No estaba para nada de acuerdo en que le hiciera daño a Zen, y también fue por la amistad que me brindó, que poco a poco me fui enamorando de él. Han sucedido tantas cosas en tan poco tiempo, pero estoy seguro de lo que voy a hacer—habló el azabache.
—¿y qué es lo que harás?—preguntó el peli plata con curiosidad.
—voy a contarle a Zen toda la verdad. Él merece saberlo y también tiene que saber con qué clase de persona está saliendo. Ya no me importa lo que Takafumi quiera hacer conmigo, ya no puede quitarme nada más.
—Masamune, eres muy valiente. Eres una persona tan fuerte. No te dejaste derrumbar por lo que pasó y mucho menos voy a dejar que te derrumbes ahora. Recuerda que yo siempre estaré contigo y, óyelo bien, jamás dejaré que nada ni nadie nos vuelva a separar. Tú eres para mí y yo soy para ti—Masamune lo miró, con lágrimas en los ojos, y se acercó de nuevo a él para darle un abrazo.

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora