Capítulo LXVIII. Noticias

156 8 26
                                    

Capitulo LXVIII. Noticias

—¿Qué es lo que pasa? Te noto algo preocupado. ¿Qué es lo que pasa, mi amor? —preguntó un castaño a su amado peli azul. Desde que llegó a la casa hasta el momento, este había estado comportándose de una manera extraña.

—¿a mí? No, no. Lo que pasa es que, con esto de mi embarazo, me he sentido muy cansado. Eso es todo. —¿por quién me tomas? ¿Piensas que voy a creerte? Dime qué es aquello que te aflige. El peli azul sabía perfectamente que no había manera de engañar a Zen. A este no se le escapaba ningún detalle y eso hacía que fuera casi imposible engañarlo o mentirle.

—fui a ver a mi padre—respondió rápidamente.

—¿qué? ¿Cómo pudiste siquiera acercarte a ese monstruo? —fui a ver a mi hija.

—¿en serio? ¿Y por qué motivo se te ocurrió ir solo? ¿Tienes idea de lo que ese desgraciado nos ha hecho?

—yo solamente quiero a mi hija conmigo.

—entiendo que la quieres de vuelta a tu lado, pero...

—tú no lo entiendes, jamás lo has entendido. No tienes ni idea de lo que sentí al tomar a mi pequeña entre mis brazos. Me sentí tan feliz al oírla llamarme mamá. El castaño se quedó callado y desvió un momento la mirada.

—¿y qué se supone que vas a hacer? Porque me imagino que vas a volver a verla.

—exactamente de eso quería hablarte. Mi padre me propuso un trato. Me dijo que me dejaría verla de nuevo si... si yo terminaba mi relación contigo—agachó la mirada al decir eso. El castaño se quedó callado nuevamente.

—JA, imagino a quién vas a escoger. De acuerdo, para hacerte las cosas más sencillas, te ayudaré. Si eso es lo que quieres, hasta aquí ha llegado nuestra relación. Imagino que serás muy feliz al lado de tus hijos.

—Zen, yo...

—no digas nada más. Entiendo todo ahora. Ya te lo dije, espero que puedas ser feliz al lado de tus hijos. Ya veo que yo no puedo formar parte de tu vida porque tal vez tú no quieres que yo sea parte de ella. ¿Sabes? Estoy harto de siempre tener que separarme de tu lado por culpa de tu maldito padre. Pero está bien, creo que ya ha llegado el momento de decirnos adiós definitivamente. Hasta aquí llego yo. Estoy cansado de esto. Estoy cansado de todo—habló el castaño.

—perdóname. Nunca quise que...

—no hables más. Mejor ve con tu hija. Espero que seas feliz. Pero una cosa si te advierto, si sales por esa puerta, olvida que existo. Yo haré lo mismo. A partir de ahora, tú para mí ya no existes—el peli azul se sorprendió ante la frialdad de sus palabras, pero no dijo nada. Se quedó callado y antes de irse para guardar sus cosas, se quitó el anillo de compromiso y se lo devolvió a su dueño. —lo siento mucho—fue lo último que dijo antes de salir de la habitación.

—con esto, nuevamente su maldito padre ha logrado separarnos. Espero que esté contento. Al fin logró lo que tanto anhelaba. Esta vez lo consiguió definitivamente. Creo que es algo que jamás funcionará entre nosotros. Lo mejor será que me olvide de esto definitivamente.

Pasó muy poco tiempo cuando el peli azul salió de la habitación, con su niño en brazos. Este lloraba y extendía los brazos para abrazar al castaño. A este se le partió el corazón al ver al niño de esa manera.

—¡papá! ¡papá! —exclamó el pequeño, tratando de abrazarlo. El peli azul no tenía el valor como para llevarse al niño sin que este se despidiera de su papá. Se acercó al castaño y le entregó al niño para que lo abrazara. Este se aferró al cuello de su padre y escondió su cara en su hombro. El castaño lo abrazó con más fuerza para tratar de reconfortarlo. Le dio un beso en la frente y fue ahí cuando el peli azul se acercó a ellos para llevarse al niño.

—nos veremos después, pequeño, te lo prometo—se despidió del pequeño.

—Zen, yo...—habló el peli azul, pero el castaño lo ignoró—. ¿así va a ser a partir de ahora? ¿vas a ignorarme? —continuó ignorándolo—. Bien, entonces me voy. Pero dejare que estés al lado de nuestros hijos—termino de relatar y después se marchó. Cuando esto pasó, Zen gritó de una manera desesperada y arrojó al suelo lo primero que encontró.

—maldita sea. Estoy harto de que ese desgraciado siempre se entrometa en nuestras vidas, pero ya es suficiente. Takafumi decidió estar con sus hijos, y si eso hará que este a salvo, prometo no volver a interferir en sus vidas.

***

Narra Yokozawa

Han pasado seis meses desde que sucedió todo aquello con Zen. No quiero estar lejos de él, pero también quiero estar con mi hija. Mi padre me puso esa condición para poder verla. Si quería estar cerca de ella, tenía que terminar con Zen. ¿Por qué? ¿Por qué no podemos ser felices? ¿debería de huir? No, mi padre es como una sombra, nos seguirá por siempre, hasta el final de los tiempos. ¿Qué puedo hacer?

Hace poco cumplí seis meses de embarazo. Mi vientre está bastante pesado y me duele la espalda en ocasiones. Pero me pone tan feliz saber que tendré otro bebé del hombre que amo, aunque él haya decidido dejar de luchar por mí. Mi pequeño Souichi tiene dos años y ya camina, habla, hace de todo. Es un niño feliz y muy activo. Se lleva de maravilla con su hermana, Hiyo. Ambos se ven tan tranquilos. Me agrada tanto tener unos hijos tan lindos. Soy tan afortunado.

***

Narra Kirishima

Nuevamente he vuelto a donde comenzó todo. Estoy solo, sin nadie a mi lado. Bueno, tengo a mis dos padres y eso es lo que más me importa. No quiero tener nada más que ver con esa familia. Ellos han sido los causantes de que mi familia y yo hayamos sufrido tanto. Maldito el día en que lo conocí. De haber sabido que sufriría tanto por él, no me habría pasado por la cabeza enamorarme de alguien como él.

—¡ya llegamos, hijo! —escuché a mi madre abrir la puerta. Me limpié un poco las lágrimas y fui a recibirlos. Ambos permanecían de pie, frente a la puerta. Se veían preocupados. Desde hace unos días que mi madre había estado sintiéndose mal y por eso fue a hacerse unos estudios. Espero que no sea nada malo.

—¿Qué ocurrió? ¿Qué te dijeron, mamá? —ambos se miraron entre sí y después me miraron a mí. ¿Qué será lo que están escondiéndome?

—hijo, sé que resultará algo extraño para ti, pero quiero que sepas que pase lo que pase, te seguiremos amando de la misma manera—me están asustando.

—¿Qué está pasando? Por favor, díganmelo.

—hijo, tu madre está embarazada...

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora