Capítulo LVII. Lo siento, de nuevo

155 8 8
                                    

Capítulo LVII. Lo siento, de nuevo

—¿me estás diciendo entonces que mi padre fue el causante de la muerte de tu madre? Por favor, no me hagas reír. Él jamás sería capaz de semejante atrocidad. Lo que pasa es que tu madre inventó todas esas mentiras—habló el peli azul. En ese momento, el castaño enfureció y se levantó de donde estaba sentado para acercarse al menor de una manera muy agresiva.

—jamás en tu vida vuelvas a decir algo sobre mi madre. Ella fue una persona pura y honesta. No vuelvas a decir algo como eso frente a mí, porque entonces, no sé lo que pueda ocurrirte—lo miro serio antes de darse la vuelta para irse.

—e-espera... Souichi, despídete de papá. Él tiene muchas cosas que hacer. Así que, será mejor que te despidas ahora, vamos—miro a su pequeño hijo y este miro después a su papá. El peli azul estiró sus brazos para que el castaño tomara al bebé con sus brazos.

—adiós, papi—se despidió el pequeño, abrazando al castaño. Este se sintió culpable al no haber estado presente durante los primeros meses de vida de su hijo.

—adiós, pequeño. Te prometo que después estaremos juntos—miró al menor al mismo tiempo que decía esas palabras. El peli azul sintió como algo se rompía dentro de él—. Tengo que irme ya, pero después vendré a visitarte—le dijo al pequeño. Le entrego el bebé al menor y se dio la vuelta para retirarse. En ese momento, Yokozawa entendió todo. No quería volver a separarse del hombre que amaba. Le encargó su hijo a Nowaki y salió corriendo tras Zen.

Corrió lo más rápido que le permitieron sus piernas y alcanzó al castaño antes de que entrara al elevador. Se posicionó frente a este para que no pudiera avanzar. Mientras, también recuperaba el aliento.

—¿Qué es lo que quieres ahora? Te advierto que si...

—no, no. No he venido a pelear nuevamente. Yo... yo quiero pedirte perdón. Sé que la manera en la que dije las cosas no fue la correcta. Siento mucho haber dicho que tu madre era una mentirosa y que sólo lo inventó para desprestigiar a mi padre. No tengo ningún derecho de decir algo así, porque ella ya no está entre nosotros para desmentir los hechos. Lo único que puedo hacer, por el momento, es pedirte que vuelvas conmigo, que regreses a Tokio para cuidar a nuestro hijo juntos. Puedo ver que tú aún sientes algo por mí. Por favor, vuelve conmigo—le suplicó. Para ese momento, Yokozawa ya se había arrodillado frente al castaño. Este se sorprendió ante sus acciones.

—Takafumi, amor, tú no tienes que pedirme perdón para nada. Entiendo que estás molesto por escucharme a mí decir esas cosas en contra de tu padre. También entiendo que no me he comportado como un padre. Sé que me fui durante un año y dejé a Souichi solo. Nuestro hijo necesita de su padre también y no lo he sido para nada. Además, quiero disculparme por siempre echarte en cara que me desprecias por ser alguien con un nivel económico distinto al tuyo, pero entiendo que has cambiado y que ahora me ves por lo que soy, aprecias mi verdadero valor y también me amas por quien soy. Te agradezco infinitamente por hacerme feliz con cada día que pasa y por darme la oportunidad de ser un buen padre para nuestro hijo—en ese momento también Zen se arrodilló y quedó a la altura del peli azul. Takafumi sonrió con alegría y dejó escapar unas cuantas lágrimas de felicidad. Se acercó al mayor y lo abrazó con todas sus fuerzas.

—te amo. Tú sabes que yo siempre te amaré por lo que eres. Eres el hombre con el que quiero pasar el resto de mi vida. Quiero que seamos una familia y que criemos a nuestro hijo juntos—le susurró al oído mientras seguía abrazándolo.

—¿sabes? Mi madre me pidió, antes de morir, que regresara por ti y que luchara por volver a estar a tu lado. Ella me pidió que me casara contigo y que fuéramos felices junto a Souichi—en ese mismo instante, se separó un poco del peli azul y sacó algo que tenía muy bien escondido en la bolsa de su saco—. Takafumi, amor mío, ¿aceptas casarte conmigo? ¿aceptas de ahora en adelante llevar el apellido de los Kirishima? ¿aceptas pasar el resto de tu vida conmigo? —le preguntó mientras le mostraba el hermoso anillo.

—s-sí... claro que acepto casarme contigo. Acepto también llevar el apellido de los Kirishima y acepto formar parte de tu vida para siempre—se abalanzó sobre el castaño y volvió a abrazarlo tan fuerte como pudo.

Kirishima sacó el anillo de la caja y lo colocó en el dedo anular de la mano derecha de su prometido.

—te amo, te amo tanto. Gracias por hacerme feliz siempre—habló el peli azul, completamente feliz.

En ese momento, el castaño volvió a recibir una llamada, era de su padre.

—¿Quién es, amor? —preguntó el menor, quien abrazó a su prometido por la espalda.

—es mi padre. Tal vez están arreglando los servicios funerarios—le explicó a su pareja y después tomó la llamada.

—hola, hijo mío—se escuchó la voz del padre, pero esta no se oía dolida para nada.

—¿Qué pasó, papá? —estaba confundido.

—te tengo una maravillosa noticia. Tu madre acaba de despertar del coma y los médicos han dicho que su recuperación fue casi un milagro. ¿puedes creerlo? —la voz del padre sonaba demasiado alegre como para que estuviera mintiendo.

—¿estás hablando en serio? ¿mamá está bien? —le era imposible creer que eso estuviera pasando.

—claro que sí. Tal vez la den de alta hoy mismo, así que tienes que estar aquí lo más pronto posible.

—pero por supuesto que sí. Créeme que ahí estaremos—en ese momento tomó la mano de su pareja.

—¿Quiénes van a estar aquí? ¿al fin pudiste hablar con tu novio? Dime, ¿van a traer a nuestro nieto? —preguntó el señor Ken, emocionado.

—así será, papá, no te preocupes. Llegaremos hoy mismo. Nos vemos. Mándale un beso de mi parte a mamá. Adiós— se despidió.

—¿Qué ocurrió? Pude percibir que estabas muy animado hablando con tu padre.

—así es. Mi amor, mi mamá no murió. Ella está viva—expresó con alegría.

—¿en serio? Pero ¿Cómo paso? Si tú me dijiste que había sufrido un paro cardíaco.

—no sé cómo fue que sucedió. Lo importante es que ella está bien. Y ahora tú, ve a empacar tus maletas y también las de Souichi. Nos iremos a Hokkaido hoy mismo.

—¿Qué? E-espera, Zen. ¿Por qué siempre te pones a hacer planes por tu cuenta y sin siquiera tomarme en cuenta? En primer lugar, ¿Qué vamos a hacer allá?

—vamos, amor. Sólo será por este fin de semana. Además, mis padres están ansiosos por conocer a Souichi. Vamos, ¿sí? —le suplicó. Al peli azul no le quedó más remedio que aceptar. Siempre caía en los juegos sucios de su pareja y terminaba cediendo ante sus caprichos.

—está bien. Arreglaré mis cosas y las de Souichi también—fingió estar enojado, pero después esbozó una sonrisa.

—tal parece que cierta persona no ha podido separarnos y no me parece que lo vaya a lograr tan fácilmente. Porque cuando el amor es verdadero, ni el peor sentimiento del mundo podrá hacer algo para impedir nuestra felicidad... 

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora