Capítulo LII. No puede ser

171 5 14
                                    

Capítulo LII. No puede ser
Tuve que hacerme la prueba de embarazo que me dio Nowaki. Me llevó al baño y él se quedó esperando afuera.
La prueba decía que si se marcaban dos rayas, sería positivo y si sólo marcaba una, sería negativo. Hice todo conforme a las instrucciones y esperé cinco minutos. Siento que me va a dar un ataque al corazón de lo rápidos que son mis latidos. Tengo que tranquilizarme. Miré mi reloj y me doy cuenta de que ya pasaron los cinco minutos, camino hacia el lavabo y tomo el dispositivo. Lo miré con los ojos llenos de lágrimas. ¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mí? Sé que mi bebé no tiene la culpa, pero no quiero que vuelvan a arrebatarlo de mis brazos.
Salí del baño y afuera me esperaba mi amigo. Al verlo, no pude evitar volver a llorar y lo abracé tanto como pude.
—¿qué ocurre, amigo?—su tono de voz era de preocupación. Me separé de él y le mostré el aparato. Se quedó completamente sorprendido. No podía evitar que mis lágrimas salieran.
—no quiero tener otro bebé. Yo quiero que me devuelvan a mi hijo. ¿Por qué? ¿Por qué tengo que sufrir de esta manera?
—por favor, Takafumi, no hables de esa manera. Tu bebé no tiene la culpa de nada. Sé que es difícil, pero no te angusties. Además, puede ser que no estés esperando. Estas pruebas siempre suelen ser erróneas. No te precipites—escuché decir a mi amigo.
—¿y qué va a pasar si la prueba resulta ser positiva? ¿Que pasará si sí estoy encinta? No quiero perderlo de nuevo.
—tranquilízate, por favor. Mira, sé que no quieres hacerlo, pero mañana deberás hacerte unos estudios. Es por tu bien—me miró serio y yo sólo asentí.
No tengo alternativa. Debo hacerlo para saber si lo que me está sucediendo es por un embarazo.
***
Al día siguiente me levanté muy temprano y me arreglé para ir al hospital. Debo ir en ayunas para que puedan tomar una muestra de sangre. Tengo miedo, no quiero hacerme esa prueba. ¿Y si es…?
—¿qué ocurre, amor? ¿Por qué estás tan pensativo?—escuché a Zen acercándose a mí y me abrazó por la cintura desde atrás. Suspiré al sentir su aliento contra mi cuello.
—Zen, ¿puedo contarte algo?—me di la vuelta para mirarlo a los ojos.
—tú sabes que puedes confiar en mí, amor. ¿Qué pasa?—me quedé pensativo un momento, tratando de encontrar las palabras adecuadas para empezar a hablar.
—¿a ti te gustaría que tuviéramos un bebé?—le pregunté, avergonzado.
—no voy a negarte que es algo que me encantaría, pero creo que la decisión no es solamente mía. Debemos estar seguros de que eso es lo que ambos queremos—en ese momento me sentí feliz—. Dime, ¿es algo que tú también quieres?—levantó mi vista con su mano y me hizo mirarlo a los ojos.
—bueno, es que desde hace algunos días he tenido síntomas como los de aquella vez y ayer Nowaki me dijo que me hiciera una prueba de embarazo.
—¿y qué pasó?—me preguntó emocionado.
—salió positivo—respondí algo cabizbajo.
—¿en serio?—pude percibir la alegría en su voz y de inmediato se acercó para abrazarme con más fuerza—. ¿En verdad seremos padres?
—bueno… aún no puedo asegurarlo. Nowaki me recomendó que me hiciera unos estudios y por eso…
— pero ¿por qué puedo ver que en tu cara hay decepción y tristeza?—me preguntó. No pude aguantarlo más. Me acerqué a él y lo abracé, escondiendo mi cara en su pecho.
—no, no quiero otro bebé. No quiero que vuelvan a arrebatarlo de mis brazos. No quiero ser lastimado de nuevo—lloré con todas mis fuerzas.
—mi amor, por favor, no llores. No lo hará bien a nuestro futuro hijo. Por favor, no llores. No quiero verte llorar de nuevo por algo así. Te aseguro que si estás esperando, lo protegeremos de quién sea. No voy a permitir que nadie lastime a ninguno de los dos. Tienes mi palabra—me aseguró.
—estoy completamente seguro de eso. Estoy seguro de que nos cuidarás a ambos, porque nos amas—lo miré con una sonrisa. Él me correspondió y volvimos a abrazarnos. Nos despedimos de nuevo en nuestros respectivos lugares de trabajo y comenzamos con nuestro día.
—escúchame, amor, cualquier cosa que pase con los resultados, me lo vienes a decir cuánto antes. No importa si estoy ocupado o no, ¿de acuerdo?—asentí y le di un beso en la mejilla. Me despedí de él y fui de nuevo con el amigo de Nowaki para que me hiciera los análisis. Fue rápido y de nuevo me prometió que  tendría los resultados dentro de una hora. Le agradecí y me retiré a hacer mi trabajo.
Regresé a mi puesto de trabajo y Nowaki aún no había llegado. Me extrañé al no verlo aquí. Él siempre es una persona muy responsable y muy puntual. Llegó una persona a su consulta y tuve que atenderlo solo. La revisión duró poco y después de que el paciente se fuera, Nowaki llegó. Estaba agitado y se le veía preocupado.
—hey, Nowaki, ¿qué es lo que ocurrió? Te ves demasiado angustiado. ¿Ocurrió algo malo?
—¿eh? ¡Ah! No, no es nada. ¿Qué ocurre? ¿Ha venido algún paciente?—evadió completamente mi pregunta.
—se acaba de ir, pero…
—muy bien. Pues esperemos al siguiente. Se ve que este día estará muy ajetreado. Vamos—siguió evadiéndome.
—Kusama Nowaki—lo llamé. Me miró extrañado.
—¿qué pasa? Tú nunca me llamas por mi nombre completo.
—eso mismo quisiera yo saber. ¿Por qué llegaste aquí como si alguien te estuviera persiguiendo?
—ah, bueno, es algo complicado. Desde hace algunos días me han estado siguiendo. Debo admitir que estoy asustado.
—¿y por qué no has ido a denunciar a la policía? Eso que me cuentas es muy grave. Podrían incluso secuestrarte.
—eso no lo digas ni de broma, amigo. Procuraré ser más cuidadoso las próximas veces. Pero cambiando el tema, ¿qué pasó con lo otro?—me preguntó.
—pues… le conté a Zen lo que está pasando. Se mostró alegre y entusiasmado. No me gustaría romper su corazón nuevamente. ¿Y si algo sucede? ¿Y si lo vuelvo a perder? No seré capaz de seguir viviendo si algo malo sucede—no pude evitar volver a llorar.
—tranquilo, amigo. Estoy seguro de que darás a luz a un bebé saludable y fuerte, como sus padres. No te dejes atormentar por esos malos pensamientos. Trata de estar calmado y relajado. De ser de otro modo, tu bebé sentirá tu angustia y se sentirá triste también.
—bien—traté de relajarme. En ese momento me di cuenta de que ya había pasado una hora y le dije a Nowaki que tenía que ir a recoger mis resultados. Salí casi corriendo y cuando tuve mis resultados por fin en mis manos, fui al sitio de trabajo de Zen. Iba a abrirlos en el camino, pero mejor quiero que lo veamos juntos.
Caminé, troté, corrí, casi volé para poder llegar a donde Zen. Toqué la puerta de su consultorio y escuché su voz desde dentro. Abrí la puerta y pude ver la alegría en sus ojos. No logré evitar que una lágrima saliera de mi ojo izquierdo.
Zen se acercó para cerrar la puerta tras de mí, le colocó el seguro y después de eso me tomó entre sus brazos y me llevó hasta su escritorio. Comenzó a besarme de una manera dulce y tierna. No puedo evitar suspirar al sentir sus suaves labios sobre mi cuello.
—n-no, Z-Zen… e-esto no… no está bien. Estamos en el trabajo… además, t-traigo los—le enseñé el sobre donde venía la prueba y lo vi abrir los ojos como platos. Se separó de mi cuerpo y me dejó abrir el sobre.
—¿qué ocurre? ¿Qué dice?—me preguntó con impaciencia.
—positivo—susurré. Mis lágrimas no tardaron en aparecer y me cubrí la cara con las manos.
—Takafumi, mi amor…
—no, no puedo. No quiero soportar algo como esto. No podría soportar de nuevo un dolor así. ¿Por qué?—me destapé la cara y vi a Zen, parado frente a mí.
—entiendo tu dolor, mi ángel, pero esta vez no será de esa manera. Esta vez, estoy seguro, de que podremos cargar a nuestro bebé y de que seremos una hermosa familia—me miró Zen con dulzura y acarició mis mejillas. Sólo así logré calmarme y pude esbozar una sonrisa. Zen me correspondió y ambos nos dimos un cálido abrazo.
—estoy seguro de que este bebé será recibido con todo el cariño y amor del mundo. Mis días de felicidad y armonía apenas van a comenzar…

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora