Capítulo XXXIII. Afrontando la realidad

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Capítulo XXXIII. Afrontando la realidad
Me reincorporé rápidamente cuando escuché el sonido de la puerta siendo tocada. Me levanté de mi lugar y me limpié las lágrimas. Quedé impactado cuando vi a la persona que tenía frente a mí.
—h-hola, Zen. ¿Qué pasa? ¿Ocurrió algo malo?—le pregunté. Él se veía serio y se mantuvo callado.
—Takafumi… te amo—me sorprendió mucho oírlo.
—¿qué dijiste?—le pregunté incrédulo—. Eso no puede ser. Tú estás comprometido con alguien más, además…
Un fuerte nudo se formó en mi garganta e impedía que las palabras salieran de mi boca. Me cubrí los ojos con la mano y comencé a llorar de manera desesperada. Me dejé caer de rodillas y solamente se escucharon mis lamentos. Comencé a alzar cada vez más la voz y mis sollozos se convirtieron en gritos.
Cuando al fin, pude expulsar mi dolor, me quedé sentado y tratando de normalizar mi respiración.
Zen se sentó frente a mí y tomó mis manos de manera muy delicada. Yo alcé mi mirada y me topé con sus bellos ojos amielados.    El corazón se me aceleró tan solo con mirarlo.
—entiendo que este es mi castigo por haber hecho lo que hice. Estaré condenado a vivir una pesadilla tras otra. No me puedo quejar, lo merezco. Lo único que quiero es tu felicidad y si tú eres feliz, créeme que también yo seré feliz. Sea quien sea con quien decidas estar, espero que seas feliz, porque es lo que te mereces—le dije.
—¿aún no lo entiendes, Takafumi?—me preguntó.
—¿qué no entiendo?
—aún no has entendido que mi felicidad está a tu lado. Tú eres mi felicidad. Entiendo que hace cuatro años te equivocaste, pero te arrepentiste, ¿no? ¿Por qué te limitas a ti mismo? Tú eres cruel contigo mismo. Solamente piensas en el pasado. Déjalo ahí, no puedes hacer nada para cambiarlo, pero puedes hacer algo con tu presente. Estás vivo y eso es lo más importante. Créeme, estoy dispuesto a ser feliz contigo, sólo si tú estás dispuesto a olvidar todo lo que pasó. ¿Qué dices?—me quedé pensando en todo lo que pasado. En serio estoy muy dispuesto a ser feliz con él, pero… es un sueño. Y sé que en algún momento voy a despertar y Zen no va a estar a mi lado.
—lo siento, no puedo—me reincorporé de mi lugar y traté de que él soltara mis manos.
—¿por qué?—me preguntó.
—no quiero seguir sufriendo. Entiendo que me amas y quieres que estemos juntos, pero…
—¿por qué no dejas el pasado atrás?
—no es tan sencillo. Créeme que si pudiera hacerlo, lo haría sin pensarlo. Pero es algo que no podré hacer nunca.
—ay, Takafumi, pensé que al fin lo habías olvidado y querías tener un futuro conmigo, pero veo que no será posible. Mejor me voy, solamente estoy perdiendo el tiempo. Nos vemos en la boda—se dio la vuelta y me miró. Yo agaché mi mirada por vergüenza.
Solamente escuché como la puerta se cerraba.
—todo ha terminado para siempre…
***
A la mañana siguiente permanecí en el hotel y fui a la playa un rato en la mañana. Quería sentir el sol en mi cara y la arena en mis pies. Cuando volví al hotel, me quedé sentado en una de las bancas de descanso y en eso… Zen pasó delante de mí. Yo estaba pensativo y apoyaba una de mis manos sobre mis mejillas. Levanté un poco mi cara y lo vi: estaba vestido con un traje negro y la corbata era del mismo color. Caminaba hacia la recepción donde se llevaría a cabo la boda. Se detuvo un momento y me miró, su sonrisa era impecable, pero su mirada estaba llena de tristeza. Pude ver que sus ojos estaban rojos. En ese momento me sentí la peor persona del mundo. Sé que él está sufriendo por mi culpa. Alzó su mano y me saludó con una pequeña sonrisa. Le respondí, dedicándole el mismo gesto. Él se alejó y yo me di la vuelta rápidamente para que él no me viera llorar. Corrí de nuevo hacia la playa y me puse de rodillas frente al mar. Era mediodía y el sol estaba en su punto más alto.
—¿por qué? ¿Por qué me sucede esto a mí?—miré a mi alrededor y pude ver que no había casi nadie, o más bien, no había nadie.
—en serio que quiero olvidarlo. Quiero olvidar todo lo que pasó, pero no puedo. Es algo que me resulta imposible. Además, quiero estar con él, pero hay algo que me lo impide. Siento que si está conmigo de nuevo, algo malo va a pasarle y eso es lo que menos quiero. Aunque yo me quede solo por el resto de mi vida, quiero que él sea feliz, y si esa felicidad no es conmigo, que así sea.

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora