Capítulo LXVI. Hiyori

153 9 22
                                    

Capítulo LXVI. Hiyori
—hola, mi pequeña niña. ¿Cómo estás? ¿me extrañaste?
—¡abuelo! —exclamó la pequeña, que estaba jugando y se acercó para abrazar al mayor.
—ven, mi amor—le pidió a la pequeña, que caminó hacia donde estaba él y dejó que la tomara entre sus brazos.
—abuelo...
—¿Qué ocurre, mi niña?
—¿tú conociste a mis papás?
—¿
Por qué la pregunta?
—es que, quisiera saber por qué ellos no me quisieron. Tal vez no querían tener una hija y por eso se deshicieron de mí—expresó con tristeza.
—sé que es algo muy difícil de explicar, pero debes saberlo
se sentó en uno de los sillones y acomodó a la niña en su regazo. Hace casi un año que tu mami estuvo embarazado de ti. Estaba tan emocionado por verte y tenerte entre sus brazos. Tu padre era el que no te quería y cuando naciste y vio que eras una niña, obligó a tu mami a deshacerse de ti. Te dejó conmigo y me dijo que te cuidara, que después vendría por ti. Pero eso no pasó. He esperado por casi dos años a que venga por su hija, pero tal parece que se olvidó de nosotros.
—entonces, ¿mi papá no me quiere?
preguntó, con lágrimas en los ojos.
—según, lo que recuerdo, es que él no quería tener una hija, sólo hijos. Es doloroso pequeña, pero quiero que sepas que yo te amo (ja, ja, sí, claro), y que siempre estaré para protegerte—abrazó a la pequeña y esta dejó de llorar. Poco después, la pequeña terminó durmiéndose. El mayor la dejó en su cama y después salió de la casa. Tenía algo importante que hacer.
Caminó durante un rato, hasta que se topó con una persona. Este que le entregó un sobre y el mayor le entregó dinero. Regresó a su casa y fue ahí donde lo abrió. Dentro había la foto de un chico, más sus datos generales.
—Kusama Nowaki, ¿eh? Ja, esto será muy interesante
...
*
**
—estoy esperando un bebé. Tengo tres semanas
confesó el peli azul.
—¿otro bebé?
¿en serio? Pero ¿no te parece un poco apresurado? Digo, no quiero meterme en su vida, pero creo que es algo muy rápido. Mi nieto apenas tienes un año y medio.
—fue lo mismo que yo le dije a Zen, pero él cree que es algo sencillo. Piensa que estar embarazado es algo sencillo. No digo que no esté feliz por este nuevo bebé. Lo que pasa es que...
—¿crees que no vas a poder con dos niños?
el menor asintió.
—no puedo decir que te entiendo, porque yo solamente pasé por un embarazo. Pero lo que sí puedo decirte es que aquí estará tu familia, para lo que sea que necesites. Con souichi, con mi otra nieta, o con este nuevo bebé. Sabes que tendrás mi apoyo incondicional—se
acercó para abrazar a su yerno y este le sonrió. Le alegraba tanto contar con el apoyo de sus suegros.
—es verdad. Por favor, suegra, no le diga nada a Zen. Es un secreto. Quiero darle la noticia yo mismo.
—no te preocupes. De mí no escuchar
á ni una palabra.
—¿así que Takafumi está esperando otro bebé?
¿y planea decírmelo él mismo? Está bien, tendré que esperar hasta que él me lo diga. Mientras tanto, tendré que fingir que no sé nada—habló un castaño, escondido detrás de la pared.
*
**
Más tarde, mientras Takafumi se bañaba, escuchó cuando alguien entró a la habitación, pero no le importó. Continuó bañándose, hasta que, de nuevo, escuchó a alguien entrando con él a la regadera. Se dio la vuelta y en ese momento, Zen lo acorraló contra la pared, pegando mucho su cuerpo al suyo. Lo miraba con entre deseo y amor. Takafumi no sabía qué pensar, pero comenzaba a excitarse.
—¿cómo está nuestro bebé?
—preguntó el castaño acariciando su vientre. El peli azul se puso nervioso.
—¿eh?
—sí. ¿Cómo está Souichi?
—ah, él está muy bien. Hace poco que se quedó dormido. Por eso aproveché para darme un baño. Ese niño está muy acostumbrado a mis brazos. No quiere separarse de mí ni un momento—Zen se sintió triste al oír a su pareja decir que el bebé no se separaba de sus brazos.
—¿crees que Souichi me ame?
—preguntó el castaño.
—¿qué clase de pregunta es esa? Claro que te ama. De hecho, hoy estuvo preguntando mucho por su papá. Él te extraña cada vez que tienes que irte a trabajar. Tal vez sienta más apego hacia mí porque soy su mamá, pero debes estar seguro de que nuestro hijo te ama. Así como nosotros te amamos—en ese momento se tocó el vientre y le sonrió a su pareja.
—¿tú y Souichi?
—preguntó.
—Zen, estoy esperando otro bebé—murmuró avergonzado.
—¿qué? ¿En serio? Pero...
—no me pidas más detalles. Tengo tres semanas y todo está yendo muy bien.
—Takafumi, mi amor—miró a su novio con alegría y lo tomó entre sus brazos para cargarlo.
—¿estás feliz?
—claro que lo estoy. Me estás haciendo el hombre más feliz del mundo. Gracias por estar a mi lado y gracias por darme la dicha de tener una enorme y hermosa familia—miró al peli azul con dulzura. Este se sonrojó, pero sonrío con alegría.
Se sentía la persona más feliz del mundo al tener una hermosa familia junto al hombre que amaba.

—me pone tan feliz verte feliz. Pronto seremos una familia, cuando encontremos a nuestra hija y tengamos a este nuevo bebé—respondió el peli azul.

—eso es muy cierto. ¿Qué te gustaría que sea?

—lo cierto es que me da lo mismo. Mientras esté sano, no me importa lo que sea—habló el menor con alegría.

—tienes razón. Oye, ¿y sabes el motivo por el que estás esperando? —no tuvo que esperar para sus burlas. En ese momento el menor se puso serio.

—mmm, muy buena pregunta. Hace poco me encontré al vecino de enfrente, le pedí que me ayudara con unas cosas y...

—oye, eso no es gracioso—fue el turno del castaño de ponerse serio—. Tú sabes que solamente eres mío y no puedes hablar con alguien más mientras no estoy.

—tú empezaste—se rió.

—¿te parece gracioso reírte de mí? Muy bien, pues te espera un enorme castigo—lo miró con lujuria. El peli azul se mordió el labio inferior con deseo.

—¿en serio? Entonces, ¿Por qué no mejor vamos a la habitación? —le respondió de manera provocativa. Cerraron la llave del agua y ambos salieron del baño para caminar hacia la cama. Los dos estaban mojados, pero no les importó. Zen colocó a Takafumi sobre la cama y se puso encima de él. El menor no esperó tanto cuando comenzó a sentir las manos de su amado sobre su cuerpo y sus labios sobre sus duros pezones.

—ah, Zen... m-más—el mencionado sabía que esa zona era de las más sensibles, por lo que siguió lamiendo, mordiendo y besando sus pezones. El menor solamente acariciaba su cabello y apretaba los labios para no dejar que los gemidos salieran de su boca.

—¡mamá! —exclamó el pequeño desde su habitación. Lloraba fuertemente y se escuchaba por todos lados. Ambos adultos se preocuparon muchísimo. Temían que el niño se hubiera caído de su cuna. Se vistieron lo más rápido posible y fueron hacia la habitación. Ahí encontraron al niño llorando fuertemente. Takafumi se acercó a él y lo tomó entre sus brazos. El bebé no dejaba de llorar, aun estando en los brazos de su mami.

—m-mami...

—¿Qué ocurre, mi niño? ¿Por qué estás llorando así? ¿tuviste una pesadilla? —le preguntó al pequeño con dulzura. Poco a poco dejó de llorar.

—había alguien aquí... 

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora