Capítulo XLVII. Problemas

133 7 3
                                    

Capítulo XLVII. Problemas
Algunos días después…
Las cosas no han resultado para nada bien. Takafumi no ha mostrado ninguna mejoría en cuanto a su depresión. Siempre se muestra triste y distante y no parece darse cuenta de lo que pasa a su alrededor. Kirishima no tiene idea de lo que debería hacer para que su amado se recupere. ¿Habrá alguna salvación para estos dos?
***
Narra Yokozawa
Siento que cada vez las cosas se ponen peor. No me siento con ánimos como para seguir con mi vida, pero sé que debo hacerlo. Sólo que, extraño tanto a mi niño. No tuve siquiera la oportunidad para tenerlo en mis brazos, arrullarlo, mimarlo y darle muchos besos. Me siento tan triste y culpable. Sé que esto es mi culpa. Siento que no soy una buena madre. ¿Por qué? ¿Por qué me arrebataron a mi hijo sin poder conocerlo? No es justo, ni tampoco es justo para Zen.
Hace poco lo volví a ver con Masamune. Últimamente los he visto más unidos de lo normal. No quiero pensar cosas malas, pero… siento que él ya no me quiere como antes. Tal vez se siente solo, o ya se cansó de lidiar con alguien traumatizado como yo. Estoy mirándolos desde la ventana de mi habitación, porque ellos dos están parados justo afuera de la casa. Se ven tan felices y sonrientes. Los vi despedirse, Masamune se fue y Zen entró a la casa. Me quedé de pie frente a la ventana y escuché cuando abrieron la puerta del cuarto.
—¿en dónde estabas?—le pregunté sin ningún tipo de interés.
—salí a caminar un poco. Me sentía algo cansado—argumentó.
—¿no sería lógico si te quedas en casa entonces?—volví a preguntarle.
—sí, pero quería salir para respirar aire puro. ¿Qué pasa?—me preguntó, preocupado. Se acercó a mi lado y me miró.
—Zen, ¿tú aún me amas?—le hice la pregunta mirándolo a los ojos y pude ver cómo estos se abrieron con sorpresa.
—¿por qué me haces esa pregunta? Tú sabes que sí. Eres el amor de mi vida y el único que puede hacerme feliz.
—no es verdad. No pude darte un hijo. Sé que fue mi culpa y…
—no, no vuelvas a decir que fue tu culpa. Eso pudo haberle sucedido a cualquiera. Escúchame, entiendo que te sientes culpable por la muerte de nuestro bebé, pero no es así. Ambos estábamos ilusionados por eso, pero debemos salir adelante. Tenemos que ser fuertes y superar esto juntos—se acercó a mí y me abrazó. En ese momento me sentí reconfortado y pude permitirme el llorar. He perdido la cuenta de cuantas veces he llorado.
—quiero acostarme. Necesito descansar—me separé de sus brazos y me acerqué a la cama con pasos lentos. Me tiré sobre esta y abracé fuertemente un peluche de oso que Zen había comprado para nuestro bebé. Al sentirlo, no pude evitar que más lagrimas salieran de mis ojos. Quiero salir de este agujero en el que me encuentro, pero no sé cómo hacerlo. Sólo escuché cuando Zen salió de la habitación y cerró la puerta. No sé qué hacer para volver a ser feliz. No tuve que esperar mucho tiempo para después quedarme profundamente dormido. Estoy cansado de esto.
***
Narra Kirishima
Entiendo que Takafumi se siente destrozado por lo que sucedió, pero no debería ser así. No fue su culpa y debe entender eso. Aunque, no he querido decírselo a Takafumi, pero sospecho que lo que le pasó a nuestro niño no fue un accidente. Alguien lo provocó, y creo saber de quién se trata.
Caminé hacia la sala y pude ver ahí al papá de Takafumi. Está sentado y leyendo el periódico. Se veía serio, pero al verme fingió una sonrisa. No sé cómo pude ser tan tonto como para no darme cuenta de que él no me quería. Se acercó y me dio un abrazo. Lo sentí tan falso como el primero que me dio. Como sea, sólo me quedé de pie y no me moví.
—suficiente, señor, creo que ya fue suficiente de mentiras. Ambos sabemos que usted no me quiere. Debería de aceptar que no me quiere cerca de su hijo y que no aprueba nuestra relación—le dije serio. En ese momento pude darme cuenta de que su expresión cambió. Sabía que estaba fingiendo.
—bueno, me alegro que al fin te hayas dado cuenta de que aquí no eres bienvenido. Detesto a las personas como tú. Y es verdad, no apruebo que tú estés con alguien como mi hijo—soltó su veneno cual víbora.
—me parece bien. Entonces yo creo que usted sabe quién fue el responsable de mi envenenamiento. Porque si no mal recuerdo, la taza que yo me tomé era realmente para Takafumi, ¿no es así?—le pregunté.
—no tengo ni la menor idea de lo que estás diciendo. ¿Acaso me estás acusando?—comenzó a exaltarse.
—por favor, cálmese, yo nunca dije que usted fuera el culpable—lo miré sonriente—. Pero óigame bien, le juro que voy a descubrir la verdad, también le aseguro que voy a descubrir lo que realmente pasó con nuestro hijo. Voy a descubrirlo, por el bien de Takafumi y porque a usted lo quiero ver en la cárcel, porque lo que hizo fue un delito. Con permiso—fue lo último que le dije antes de salir nuevamente de la casa.
—¿acaso ese imbécil me acaba de amenazar? Por favor, no sabe con quién se está metiendo. Pero no puedo permitir que descubra nada de lo sucedido, porque si no, estaré completamente arruinado…

Clase baja, clase altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora