Parte I. Las Voces Que Hablan Por Teléfono.

179 20 0
                                    

Capítulo 1.- Algo De Mí


MAGNUS

Sentía como mi cuerpo se relajaba enormemente mientras estiraba mis brazos con satisfacción, el día había sido realmente largo y agotador, tanto que, estoy seguro de que parecía impaciente mientras me dirigía a los guardarropas para cambiarme el uniforme.

Mientras lo hacía, recordé que ayer en la noche, mi madre, que vive en Massachusetts, me llamó.

-Oye, Magnus – me giré al casillero contiguo donde se encontraba mi compañero de patrullaje – ¿Qué tal si... si vamos beber algo camino a casa?, has visto a la nueva camarera, ¿cierto?, está guapísima. – Yo solo me limité a reír levemente – Vamos, apuesto a que si le das una oportunidad, seguro quedará rendida a tus pies.

Volví a reír – Quizás en otra ocasión. – Le dije, y pude notar su leve desaliento – Lo siento, pero tengo otro compromiso esta noche.

Ahora que lo pienso, mi madre y yo hablamos de todo tipo de temas y todos fueron tan casuales e incoherentes que ya no puedo recordar con exactitud de que hablamos realmente.

Pero lo que dijo al final... puedo recordar perfectamente aquellas palabras.

-Espera – dijo mi amigo con picardía – ¿no me digas que tienes una cita?, ella debe ser muy linda.

Volví a reír ante su comentario mientras terminaba de ponerme mi chaqueta y descansar mis manos en los bolsillos. – La próxima vez cuenta conmigo, Azazel.

"Magnus... si has encontrado una chica con la cual sentar cabeza... no olvides que debes presentárnosla, ¿entiendes?..."

-Bueno caballeros, nos vemos hasta la próxima, ahora mismo tengo algo de prisa. – Les dije a mis demás compañeros que también estaban en los guardarropas.

-Oh, Magnus – me dijo otro compañero – Si por ahora estas buscando pasar un buen momento... escuche por ahí que las alemanas no dejan deseos sin cumplir... y que te dejaran con ganas de más.

Me limité a reír nuevamente – no hace falta, pero lo tendré en cuenta. Nos vemos. – Y sin más, me retiré.

Vaya... realmente lo siento, mamá.

Pero, lo que me pides... me será imposible cumplirlo... por el resto de mi vida.




Al subir a mi auto, fije mi destino. Queens, Nueva York, apenas dejas atrás el túnel del centro de Queens... ya estás en Manhattan.

Me dirijo al oeste... suspiró con cierto cansancio. Tener que fingir eternamente que eres hetero, me es realmente agotador.

Aparque el auto no muy lejos del bar al que acostumbro visitar. Y nuevamente pienso en ello, que vengo aquí, nada más que a satisfacer mi constante sed.

Aquí, en un distrito secreto gay, en East Harlem, por la Primera Avenida.

Entré con mi habitual aspecto casual, hacia mi sitio preferido, en los límites de la barra. Después de pedir una bebida, no pasó más de 20 minutos desde que un par de chicos se me acercaran haciendo así, que mi noche verdaderamente comenzara.

-Así que, ¿a qué te dedicas? – me preguntó un chico de tez chocolate, con quienes estaba congeniando.

Reí un poco mientras tomaba un sorbo de Wiski. –Te daré una pista, es muy probable que odies mi profesión.

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora