Parte III. Capítulo 4.- Sosteniéndonos Firmemente

58 15 1
                                    


ALEXANDER


-Alec, ¿estás bien?

Me giré hacia Simon, quien se acercaba a mí. "¿Estás bien?", ¿lo estaba?, supongo que podría decir que si... pero, era Magnus quien me preocupaba.

Miré por el gran ventanal del restaurante, el verano estaba en su apogeo... junto con sus fríos vientos, que solo sentirlo, te provocaba escalofríos.

La Luna Del Cazador no estaba tan lleno ese día... de hecho, hacia un día bastante tranquilo, aunque eso tendía a ser agradable en la mayoría de los casos... precisamente hoy... no podía decir lo mismo... pues desde esa mañana... me sentía abrumado.

-Si – dije finalmente.

Simon suspiró – Alec, escucha, evidentemente no luces bien, no puedo decir exactamente por lo que estás pasando pero... no deberías ir donde Magnus y...

-¿De qué hablas? – eso me había confundido un poco.

-Hablo del amigo de Magnus... y que él no te haya pedido que lo acompañaras a...

-Simon, fue idea mía no asistir – le expliqué, volviendo mi vista a la calle – hubiera querido estar ahí, créeme, pero... de alguna manera creo que hubiera sido inapropiado, además, yo realmente no conocía a Ragnor... él era quien lo conocía.

-Alec...

-Alec – ambos nos giramos ante la voz de Pete – escucha a Simon, tiene buenas ideas de vez en cuando.

-¡Oye!

-No digo que vayas a donde Magnus ahora, pero mejor ve a casa temprano hoy, y espéralo cuando llegue del sepelio, seguro te necesitara cuando todo eso termine.

-¿No es problema? – pregunté algo apenado.

-Solo mira el lugar – dijo Pete, señalando el lugar con su mano – estamos bastante tranquilos hoy, nada que Simon no pueda encargarse, además, si no me escuchas, tendré que llamar Izzy.

Sonreí ante eso, tenían razón...tal vez... debí haber pedido el día desde el principio.




MAGNUS


"¿Por qué tiene que ser así?, si Ragnor era gay, entonces no tenía para que casarse... si me iba a terminar engañando..."

"Yo... realmente... te amo Ragnor... no... por favor, no nos abandones..."

Yo, no supe que decir en ese momento... no pude decir nada, en realidad, no sabía exactamente por el dolor que Catarina debía estar atravesando entonces... ni ahora...

Cinco días.

Había pasado cinco días... de que había ido a ver a Ragnor... de que había hablado con Catarina... cinco días antes... de que Ragnor falleciera.

El viento otoñal era particularmente frio el día de hoy. Catarina abrazaba a Ephraim, quien solo preguntaba porque su padre se había dormido y no vuelto a despertar, las lágrimas de ambos me impulsaban a querer ir y reconfortarlos pero... su familia estaba ahí... su soporte principal estaba ahí... yo... solo era un ex compañero de trabajo... solo un lejano amigo...

Durante el sepelio, solo pensaba en una cosa... sobre aquella "cruz", de la que Ragnor me habló.

-Había demasiados religiosos ahí – dijo Elías mientras nos dirigíamos fuera del cementerio – eso fue un poco abrumador, considerando que Ragnor era ateo.

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora