Parte II. Un Viejo Hogar Nunca Cambia De Opinión.

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Capitulo 1.- Sopesando Situaciones


MAGNUS


La mañana era agradablemente soleada ese día, me había levantado temprano como de costumbre para hacer mi habitual carrera. Una de las cosas que me gustaba del condado de Nassau, era que en Great Neck, no había demasiado urbanismo, por lo que los parques, o áreas verdes en general, era algo predominante ahí.

Mientras trotaba, la canción Because You Live de Jesse McCartney sonaba en mis auriculares, al mismo tiempo que cantaba algunos versos... más específicamente los coros. Durante mi carrera, vi como una chica, también había salido a correr en un atractivo conjunto deportivo, mientras sus pechos se balanceaban al andar.

-Buenos días – le dije al cruzarme con ella, pero sin detenerme.

-Buenos días.

Sonreí mientras seguía cantando versos de aquella canción, sintiendo lo mucho que me identificaba con ella y, no importaba cuan hermosas fueran muchas chicas o los atributos que poseyeran, pues para mí... solo había alguien que fácilmente podía acaparar toda mi atención.

Pronto, había llegado a casa, entré directamente a la habitación donde Alexander aun dormía, sonreí ante su tranquilo semblante, pareciendo un verdadero ángel. Posando mi rodilla sobre el borde la cama, y mis manos a ambos lados de su cuerpo, me acerqué para besar su frente.

-Amor, buenos días – dije en tono suave – despierta, dormilón.

-Mmmm – Alexander lentamente abrió aquellos ojos azules que tanto me gustaban, fijándose hacia mí – buenos días – me dijo con tono soñoliento – ¿Cómo estuvo tu carrera?

-Bien, supongo que corrí dos o tres millas más o menos.

-Magnus... – Alexander rio – estás empapado en sudor.

Sonreí, pensando que Alexander y yo, ya llevamos viviendo juntos, aunque sin estar casados, por poco más de un año hasta ahora.

-Magnus, mientras te duchas, te prepararé el desayuno.

-¿Puedes hacer unos huevos para mí?

-¿Fritos?

-Obviamente – sonreí nuevamente mientras me acercaba a su rostro – por cierto, más que nada en el mundo, deseo un beso de buenos días.

Siempre que beso a Alexander, de manera extraña, siento como siempre fuera la primera vez que lo besaba, sus labios suaves y dulces eran casi mi adicción, al igual que su cuerpo y su personalidad.

Pensando en ello, nuestra vida es muy placentera... lo cual de seguro, se deba a la naturaleza gentil de Alexander.

Siempre, había estado escondiendo mi homosexualidad... de mis padres... de mi trabajo... e incluso de mis amigos pero... cuando conocí a Alexander, en aquel encuentro casual en ese bar... supe que era el destino. Desde entonces... ya había pasado poco más de un año... pero debo admitir que Alexander en verdad me ha cambiado... de entre toda la gente que conozco, sin duda... Alexander tiene el corazón más puro.

Por eso, he tomado la decisión de presentárselo a mis padres.

-Alexander – dije mientras tomábamos el desayuno – ¿pediste la semana de vacaciones?

-No, bueno... aún no se lo he dicho a mi jefe todavía.

Le miré unos segundos, procesando sus palabras – ¿Por qué no? – pregunté luego de comer un poco de pan – ¡sabes bien que iremos a ver a mis padres para el día 10!, por eso yo solicite mis vacaciones hace tiempo.

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora