Nueva York, Con Amor

Parte IV. Un Reflejo Deslumbrante Nunca Derrite Una Mente Congelada

Capítulo 1.- Otro Día Ha Pasado Con La Puesta De Sol

NARRADOR

-¿Qué es ese cartel? – preguntó un hombre cuando recién ingresaba en un restaurante, cerca de los límites de Great Neck, señalando un panfleto pegado en las ventanas.

-Oh, hace una semana un hombre entró y me preguntó si podía ponerlo – dijo un bar tender – parece que la policía local no estaba haciendo nada, así que lo ha tomado sobre sí mismo.

-Uh, así que es eso – dijo el hombre, tomando asiento en la barra – se puede ver esos panfletos por todas partes.

Esa misma tarde, en otro de límite de esa pequeña ciudad, un taxi se detenía frente a una pequeña pero pintoresca casa.

-Estamos aquí – dijo el chofer, girándose hacia la mujer que llevaba como pasajero – estoy seguro de que es aquí donde lo señala el panfleto pero... ¿estoy equivocado?

-Emm, nunca he estado aquí antes así que... – dijo la mujer – ¿Qué es lo que dice el cartel? – preguntó, señalando un cartel que pendía de la cerca de madera.

-Dice... "Hogar Bane y Lightwood."

-Entonces este es el lugar correcto, ¿podría traer mi equipaje del maletero?

-Sí, señora.

Luego de que el chofer pusiera su maleta contra la acera, la mujer le pagó el peaje correspondiente antes de dirigirse al porche de aquella casa. Tras subir los escasos peldaños... con cierta vacilación tocó a la puerta, en la espera de que alguien le atendiera.

Magnus abrió la puerta con aparente semblante apagado... mirando hacia el suelo... pero viéndose completamente sorprendido al ver a la mujer que lo visitaba...

-Magnus... – le llamó la mujer con voz afligida.

-Mamá... ¿Por qué estas...?

Antes de que Magnus pudiera terminar de hablar, Eriko, su madre, llevó sus manos al rostro de Magnus, acunándolo, mirándolo con ojos llorosos al ver el semblante y los ojos apagados de su hijo.

-Magnus... ¿Qué ha pasado?

-Algo tan terrible...

-Cariño, se fuerte... dímelo todo...

MAGNUS

*Flashback*

-Hola, ¿mamá?

-Magnus, cariño... ¿en verdad eres tú? – dijo mi madre con emoción en su voz.

-Si... soy yo – dije sin ánimos – lo siento, no he llamado en mucho tiempo.

-Magnus, ¿Qué ocurre?, no te oyes bien...

Es verdad... no está bien... en absoluto...

-La verdad es que... Alexander se ha ido...

"Magnus... estoy tan feliz"

"Magnus"