Parte III. Capítulo 8.- Solo Quería Decirte Eso...

59 14 6
                                    


MAGNUS


-Mmmm.

-...y media... – ¿esa era la voz de Alexander?

-Magnus... que son las ocho y media, ¿no tienes trabajo?

-¿Hmm...? – ¿ocho y media?, ¿trabajo? – ¿Qué...?

-Son las ocho y media.

Eran las ocho y media... ¿Qué tenía que ver que fueran las ocho y media?, el calor de Alexander, junto con el calor que las sabanas contra mi cuerpo era lo importante, ¿acaso había algo que debía hacer a las ocho y...?

-¡Oh por dios! – Grité levantándome de la cama, corriendo hacia el armario, buscando algo que ponerme – ¡maldita sea, podrían haberme dado otro día de descanso...!, ¿Qué hay de ti?

-Tengo el día libre – dijo Alexander desde la cama – terminaré de limpiar, así que no te preocupes.

-Sí, lo siento – dije tratando de ponerme los pantalones sin caerme de bruces – yo me encargaré de lavar la ropa entonces, para compensarte.

-¿Vendrás temprano a casa hoy?

-¿Emm?, si, así es – tomé mi chaqueta, mientras me dirigía a la puerta – nos vemos.

-Adiós.

-Oops – me detuve abruptamente en la puerta antes de volverme hacia Alexander – casi lo olvido, te amo, cariño.

Dije mientras me inclinaba sobre él, besándolo profundamente, agradándome que Alexander me abrazara por el cuello.

-También te amo, que tengas un buen día.

-Igual tú, te veré en la noche.

-Adiós.




Cuando llegué a la estación, rápidamente me dirigí a los guardarropas donde me puse mi uniforme.

De alguna manera... hoy se siente totalmente diferente a cualquier otro día... mi cuerpo se siente pesado, pero mi corazón está por encima de las nubes.

-Hey, Magnus – me dijo uno de mis colegas cuando entré en la sala principal – ¡seguro que te tomaste tu tiempo!

-Es verdad, tienes 40 minutos de retraso – dijo otra colega.

-Ah, por cierto, Magnus, Luke quiere hablar contigo.

Sin decir nada, solo con un asentimiento de cabeza a mis colegas, me dirigí a la oficina de Luke, tras tocar la puerta y escuchar su autorización para entrar, me adentré a la habitación.

-Magnus, llegas tarde – dijo sin mirarme, al parecer estaba organizando bastantes informes...

-Sí, lo siento... me quedé dormido...

-Bueno, supongo que eso era de esperarse después de ayer, bueno aquí tengo todas las fotos reveladas ya, sin embargo llegas tarde y... ¿Qué pasa con esa cara?

-¿Eh? – ¿Cuál cara?

-Tienes una sonrisa tonta en la cara – dijo mirándome fijamente – para con eso, asustaras a tus compañeros.

-¿E... estoy sonriendo? – llevé mis manos a la cara... ¿en verdad estaba sonriendo?

-Como un idiota... la gente no solo se asustará... pensarán que eres un pervertido. Bueno supongo entonces que debiste tener una noche realmente buena.

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora