Parte VI. Capítulo 5.- Nueva York Con Amor

55 9 0
                                    


RAFA (40 Años)


Habian pasado 35 años... 35 años desde que Alec y Magnus me acogieran y me trajeran a una nueva y fantástica vida que jamás pensé que podría tener.

Y habían pasado solo 12 años... desde que papá nos dejó.

Recuerdo bien que, desde ese momento, le había preguntado a mi padre si sería mejor para él vivir conmigo y Sam, o con Max y Anne, su esposa. Pero su respuesta siempre seguía siendo la misma, que él viviría, hasta su último aliento, en aquella casa que lo vio crecer, aquella casa que vio crecer a su familia... era nostálgico, hasta cierto punto.

-¿Tienes que hacerlo? - Mi padre protestó. - Estoy disfrutando de la paz y la tranquilidad.

No pude evitar suspirar ante su testarudez. - No te vendría mal tomar algo de sol de vez en cuando, papá. - Le dije, mientras dejaba un tazón de sopa sobre la mesa que estaba junto a la mecedora en la que se encontraba sentado. - Ya sabes, un cambio de aires, solo para despejar tu mente.

-¿Cuan más despejada la podría tener? - Volvió a protestar. - Estoy muy cómodo aquí, además, Raphael llegará pronto.

-Sí, bien, pero él y la tía Kory piensan los mismo, no sé por qué no aceptas su oferta y te vas unos días con ellos a Nueva Orleans.

-Es demasiado lejos. - Alegó nuevamente. - Ahora solo quiero descansar, sin los disturbios y aglomeraciones de la ciudad. Además, tu hermano sugirió que era mejor no hacer viajes largos.

-Fue una simple recomendación, papá. - Insistí. - Nunca te prohibió salir, aun estás en plena forma como para disfrutar del mundo un poco más.

-¿De qué me serviría eso si Alexander no está aquí para compartirlo?

Volví a suspirar. - Bien, tú ganas. - Dije, resignado. - Pero para que los sepas, papá estaría feliz de verte disfrutar del mundo de vez en cuando.

-Si... probablemente lo estaría.

No dijimos nada más al respecto, me había quedado con él un par de minutos más, contemplando el bello y verde horizonte que la casa de mis abuelos poseía. Magnus tenía razón, era verdad que este era un lugar tan calmo que lo hacía agradable, la brisa era relajante e incluso el arrullo de los pájaros era dulce.

Cuando me dispuse a volver dentro, para ayudar a Sam con la cena, noté como papá frotaba su pulgar izquierdo sobre su dedo anular. Como siempre lo venía haciendo desde aquel fatídico día. El todavía llevaba su anillo matrimonial, el símbolo de sus sentimientos imperecederos.




RAFA (45 Años)


Dado que mi padre difícilmente salía de casa, ya sea para dar un simple paseo, visitar a los amigos o hacer un viaje más largo. Honestamente Max y yo nos habíamos preocupado, pues pensábamos que Magnus se estaba dejando marchitar.

Habíamos pensado en una y otra opción que nos pudiera ayudar a persuadirlo a salir de casa y tomar otros aires, incluso la tía Izzy, la tía Clary, el tío Jace y el tío Simon, habían tratado de hacerlo salir un par de veces. La tía Izzy lo logró en algunas ocasiones, y solo porque amenazó a papá, diciéndole que si no la acompañaba, iba a enojarse en serio con él.

Y ver a la tía Izzy enojada... no es un espectáculo lindo que ver.

Fue entonces que Sam nos sugirió algo brillante.

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora