Parte II. Capítulo 7.- Una Mano Amiga

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NARRADOR


-Que mal, en verdad esperaba que vinieras con Magnus – dijo una regordeta, pero adorable mujer de canos cabellos mientras llevaba una tarta al horno, entusiasmada por cocinarla.

-Bueno, él está muy ocupado, ¿sabes? – dijo Eriko mientras ayudaba a su amiga a recoger los trastos sucios de la cocina.

-Oh, pero tenía tantas ganas de verlo, que incluso hice una tarta de manzana.

Eriko suspiró – Magnus trajo a alguien con él, así que terminó quedándose en la casa.

-¡No bromees! – Dijo la mujer totalmente emocionada mientras se giraba hacia Eriko – ¿en serio?, ¿a su novia?, ¡con mayor razón tengo que verlo de nuevo... y también a ella!

-Wendy... si solo fuera eso, estaría tan feliz... pero él trajo a un hombre a casa.

-¿Qué tiene de malo? – preguntó Wendy mientras veía a Eriko dispuesta a lavar los platos – deja los platos ahí, querida. Ven y tomemos un té en lo que la tarta se hornea.

Eriko la siguió, notando como su amiga continuaba mirándola con curiosidad cuando le servía algo de té.

-¿Te parece que pasa algo malo?

-Si – respondió Wendy con seguridad – lucias muy deprimida cuando llegaste, solo dime, ¿Qué es lo que pasa?

-...

-Si quieres hablar, hazlo – dijo mientras tomaba un paquete de galletas – mira, estas galletas son libres de grasa. Lo único que compro es helado light, y también la mayonesa.

-Wendy... eres mi mejor amiga, solo necesito hablarle a alguien de lo que pasa... ese amigo que Magnus trajo a casa... es su novio, en realidad... ¿lo entiendes?, su amante.

Wendy miró a su amiga fijamente cuando le dijo aquello, luego de manera repentina, se llevó una mano a su boca, tratando de contenerse.

-¿Wendy? – llamó Eriko entre preocupada... y confundida.

Sin poder contenerse más, Wendy comenzó a reír a carcajadas, con tanta fuerza, que hasta algunas lágrimas se escaparon de sus ojos.

-Wendy, ¿de qué te ríes?

-Si... pero es que... – Wendy trataba de contener su risa, sin mucho éxito – de solo pensar en la cara que acabas de poner cuando llegaste aquí... – risas – con esa confesión... – más risas – yo pensé que Jason tenía una enfermedad incurable o algo así

-Wendy, ¡no es divertido que te rías!

-¿Por qué no?, ¡no hay nada de malo!, además me reía de tu cara – dijo mientras limpiaba sus lágrimas con su delantal.

-Te cuento mis problemas... ¡y te ríes de mi cara!, ¿y cómo que no hay nada de malo?

-¿Te refieres a la homosexualidad de Magnus?, lo siento pero, eso podría sonar más serio para algunos, pero para mí, lo más que diría es: "¿y qué?".

-¡Dios, Wendy! – Eriko parecía que fuera a desmayarse tras las palabras que Wendy había dicho – en verdad no puedo contigo, ¿Cómo puedes hablar de ello como si fuera completamente normal?

-Pero si es normal, querida... es solo que la gente solía pensar de forma distinta sobre el tema.

-Jason me dijo que yo simplemente no sabía nada.

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora