Parte V. Capítulo 7.- Un Hombre Valioso

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ISABELLE


El día había resultado bastante agradable pese a la ligera nevada y las frías rachas de viento... de hecho, eso hacía que nuestra reunión fuera más agradable y acogedora.

Hacia un par de días, Alec llamó, diciendo que él y Magnus habían decidido organizar una "parrillada" en su casa. Al principio me sorprendió un poco porque Alec se había mostrado renuente a hacer reuniones estas últimas semanas, pero el pareció calmado porque solo estaríamos los de siempre... bueno, además de Pete y Maia.

Para esa tarde, Clary, Joselyn, Maia y yo estábamos cortando algunas verduras para las ensaladas mientras que Jace, Magnus y los chicos estaban preparando la carne. Debo decir que era un poco extraño hacer una parrillada en el interior de la casa... pero lo cierto era, que la casa de Magnus tenía una pequeña ventaja, una pequeña área abierta descubierta que nos serviría bastante bien.

No pude evitar sonreír al ver a Alec sacando los platos y todo lo que necesitaríamos, llevándolos a la sala de estar, se le veía bastante cómodo a diferencia de otras ocasiones, incluso no se alejaba cuando lo tocábamos, tal vez se sobresaltaba un poco aun pero no se alejaba, creo que eso ya era un gran avance.

-Alec parece estarse reponiendo, ¿no es así? - dijo Jocelyn, quien estaba a mi lado.

-Creo... que estaré de acuerdo contigo, cuando lo vea sonreír como lo hacía antes.

Jocelyn me sonrió con dulzura - entiendo, ¿y que ha pensado sobre volver al trabajo?

-No lo estamos presionando con eso - comento Maia - según Pete, Alec aún necesita un poco más tiempo antes de decidirse a volver.

-Simon mencionó algo al respecto - miré a Clary tras su comentario - tuve que sonsacarlo un poco para que me dijera como iban las sesiones con su padre, pero lo único que dijo... que su padre dijo, fue que teníamos que ser pacientes con él.

-Alec tiene suerte de tener tan buenos amigos como ustedes, estoy segura de que su fortaleza y su compañía son un gran apoyo para él.

Luego de eso simplemente hablamos de trivialidades. Cuando el asado estuvo listo, todos nos instalamos en la sala de estar, hablando de más tonterías, pese a que no lo hacía como antes, Alec se había soltado un poco, sonriendo más ampliamente aunque... me preguntaba porque había esa chispa de nostalgia en sus ojos.

Cuando el sol finalmente estaba ocultándose, todos estábamos en la sala de estar, escuchando melodías navideñas pese a estar en destiempo, pero eso solo lo hacía más divertido. No hablábamos mucho en ese momento, algunos estábamos acurrucados con nuestras parejas, y otros contemplaban la pequeña llama de la chimenea, como si esta les estuviera contando sus más oscuros secretos. Y debían ser realmente interesantes, porque Magnus lo miraba con completa concentración.

-Demonios, aún tengo hambre - todos reímos ante el comentario de Simon - no se burlen, en serio tengo hambre.

-Es posible que haya un poco de carne todavía... en la carnicería.

-Que graciosa, Fray.

-Voy a extrañar esto - comentó Magnus de repente.

-Si ustedes ponen la casa, créeme que podemos repetirlo cada fin de semana - dijo Jace.

-Abogo por eso - dijo Jocelyn, alzando la mano, seguido de Luke.

-También yo.

Todos terminamos levantando la mano, estando de acuerdo con aquella idea. Sin embargo, noté que desviaba un poco la mirada y Magnus sonreía, como si estuviera de acuerdo con la idea... pero, ¿Por qué había nostalgia en esa sonrisa?

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora