Parte II. Capítulo 8.- ¡Tengo Que Escucharlo De Ti!

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NARRADOR


Al día siguiente, era domingo. La noche anterior, había comenzado a caer con fuerza, pero en la mañana, esa lluvia se había convertido en solo una pequeña llovizna.

-Estoy bien, solo es un poco de fiebre – dijo Alec con aspecto cansado mientras miraba a Magnus, quien permanecía sentado junto a la cama donde Alec descansaba.

-Es fácil resfriarse cuando el clima cambia de la nada – dijo Magnus, pero con semblante preocupado – por ejemplo, Ragnor, él estaba tosiendo bastante antes de que viniéramos aquí.

-¿Ragnor también?

Magnus trataba de no preocuparse tanto por la situación, pero la verdad era, que cuando Alec había amanecido con fiebre esa misma mañana, Magnus estaba completamente seguro que no era debido al clima, sino más bien, por los nervios y el agotamiento.




Esa misma mañana, cerca de las diez, Eriko y Jason recién iban saliendo de la iglesia local luego de haber ido a presenciar la misa, como cada domingo les era costumbre asistir. Varios feligreses salían de la iglesia, tomando sus paraguas para evitar mojarse con la pequeña llovizna que había entonces.

-Estoy preocupado por Alexander – dijo Jason de repente, mientras abría su paraguas.

-Es solo una fiebre ligera – dijo Eriko, casi restándole importancia – además, Magnus está con él.

-Eriko...

-Jason, mencionaste una vez, que había un estudiante gay en tu colegio.

-Claro, lo había.

-¿Podrías contarme al respecto?

Jason le sonrió a su esposa mientras comenzaban su camino de vuelta a casa, no habían llevado el auto, por lo que Jason tenía el tiempo suficiente para contarle al respecto.

-Bueno, fue hace tiempo, para serte honesto – comenzó a decir, ante la completa atención de su mujer – cuando recién había empezado a enseñar. Los homosexuales tenían muy pocos derechos en ese entonces...


*Flashback*

Hacia un día bastante tranquilo ese día, no hacía calor, pero tampoco hacia fría, lo que a veces resultaba extraño, considerando que estaban a mediados de otoño.

Jason se había adaptado bastante rápido a su empleo en aquella preparatoria, de hecho, lo consideraban de los mejores profesores, no solo por su capacidad, sino también por su grata personalidad, que básicamente hacia bastante fácil confiar en él.

Fue ese mismo día, donde al terminar las clases, Jason estaba camino a la sala de maestros para recoger sus cosas y volver a casa, cuando un joven se le acercó... bueno, en realidad lo estaba esperando en las puertas principales del colegio, que estaban relativamente cerca de la sala de maestros.

Y, ya sea que había sido suerte o no, ya no había nadie más en la escuela en aquel momento, solo algunos intendentes terminando de ordenar y limpiar las aulas.

-Profesor Bane, ¿puedo hablar con usted un momento?

El chico parecía nervioso, su nombre era... ah, sí, Jerry McGregor.

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora