Parte. I Capítulo 4.- Juntos

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MAGNUS

Finalmente, el vienes había llegado, el día que rara vez ambos teníamos libre, y hemos planeado vernos en el centro de Manhattan.

Pese a que estaba feliz, y ansioso por aquella cita, pude notar como Alexander... al momento de encontrarnos, me miró con curiosidad, y no podía culparlo... después de todo, llevaba puesta una gorra y lentes oscuros, junto con un atuendo un tanto fuera de mi estilo, sabía que Alexander debería entenderlo, porque había llegado presentándome de esa forma.

Luego de algunos minutos en los cuales caminábamos por las calles, disfrutando de la compañía del otro, optamos por entrar en una librería, pues Alexander había mencionado que esperaba poder comprar algo, siempre y cuando le gustara.

-¿Qué estás leyendo Alexander? – Pregunté acercándome a él, después de unos momentos, pues mientras yo revisaba la sección de novelas policiacas, él parecía muy entretenido viendo una revista sobre moda – oh, ¿estas admirando a esos chicos lindos?

-¡Claro que no! – me dijo levemente exaltado y sonrojado – solo pensaba en lo agradable que es el color de esa chaqueta y lo genial que se vería en ti.

-Oh, ¿en serio? – Pregunté con una ceja alzada – ¿planeas regalármela para modelar frente a ti?

-¡Magnus!

-Vamos, admi...

Un estruendo llamó nuestra atención – carajo.

Alexander rápidamente fue a ayudar al chico que parecía haber tropezado, dejando caer unos cuantos libros que llevaba consigo, yo instintivamente lo seguí y bueno, incluso debido a mi línea de trabajo, no pude detenerme tampoco a apoyar al rubio idiota.

-Gra... ¿Alec?

Alexander se giró levemente, dado que estaba medio dándole la espalda al tipo... rápidamente noté, como Alexander parecía muy sorprendido, pero lo que me molesto, fue ver cómo le sonreía a aquel rubio.

-Jace.

El "supuesto" Jace se levantó casi rápidamente mientras Alexander le imitaba, ambos fundiéndose en un muy efusivo abrazo.

-Te vez muy bien, Alec, no has cambiado nada.

-Solo ha pasado un año – dijo Alexander – ¿Cuándo volviste?

-Ayer por la mañana, dios, Izzy estará muy feliz de verte – esos ojos amistosos que posaba Jace sobre Alexander... parecían querer decir algo más – debes venir a casa, y ponernos al día, Izzy te echo de menos.

-Por supuesto – dijo Alexander con una sonrisa – por cierto, él...

-¡Jonathan! – los tres nos giramos hacia una mujer de cabellos rubios, aunque algunas canas, que miraba con cierta severidad al rubio teñido – ¡vámonos!

-Mierda – el rubio gruñó – discúlpame Alec, pero tengo que irme, no olvides visitarme en los próximos días.

-Claro.

Nuevamente esos ojos amistosos, parecían querer decir algo más pero... probablemente no lo dijo porque yo estaba presente... y eso realmente me estaba molestando.

-¿Magnus? – le escuche llamarme mientras me dirigía a la salida.

-Estoy cansado, mejor vámonos – dije en un tono un tanto frío.

En nuestro camino al metro subterráneo, ninguno de los dos dijo nada, aunque podía notar las constantes miradas que Alexander me daba, como si estuviera tratando de averiguar qué era lo que me pasaba.

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora