NARRADOR
Dos semanas después, coincidiendo con el primer domingo de febrero, dos figuras bien abrigadas se resguardaban del fuerte viento que amenazaba con llevárselos. Envuelto en una cazadora de cuerpo negra, Alec subía el cuello para no sufrir esa frialdad que le recorría el cuerpo. Alec sonrió cuando Magnus lo abrazó con fuerza, atrayéndolo hacia su cuerpo. Magnus sonrió también, cuando sintió a Alec apoyar su cara en la curva de su cuello, besando su oreja.
Ambos estaban frente a la tumba de Ragnor. Esa misma mañana emprendían su largo viaje a Massachusetts. Ya se habían despedido de Izzy, Jace y los demás, y los padres de Magnus los esperaban ansiosos en su enorme y cómoda casa... misma casa que había visto a Magnus crecer.
Magnus llevaba consigo una carta de recomendación que Luke preparó unos días antes, con la esperanza de que tuviera un trabajo seguro en su nuevo hogar. Incluso el señor Lewis les había recomendado un buen consejero en Boston en caso de que Alec pudiera necesitarlo nuevamente.
-Adiós, Ragnor - dijo Magnus de repente, con una suavidad reconfortante - gracias por haber sido un gran amigo.
Alec abrazó a Magnus con mayor fuerza, había llegado a conocer lo suficientemente bien a Ragnor como para saber cuán importante había sido en la vida de Magnus. Miró hacia la lápida de su también amigo, donde estaba escrito su nombre junto con la fecha de nacimiento y muerte. Solo con 38 años... con una esposa y un hijo que pudo haber disfrutado ver crecer.
Magnus sintió a Alec estremecerse y tras despedirse nuevamente de Ragnor mentalmente, dejó de abrazarlo y lo tomó de la mano con firmeza. Caminaron en silencio hacia la entrada principal del cementerio, donde Magnus había aparcado su auto, esperándoles. Llevaban escaso equipaje, pues el resto lo habían enviado un par de horas antes, para cuando llegaran a Newton, todo ya estaría ahí.
Subieron al auto, y tras subir al auto luego de un intercambio de sonrisas y un apasionado beso, Magnus encendió el auto. Alec miró las calles pasar, las personas ir y venir, y sintió como una lagrima rebelde se escapaba de su mejilla... después de todo, estaba abandonando la ciudad que lo vio crecer, era claro que vendría con cierta frecuencia para ver a sus hermano y amigos, pero en el fondo sabia... que la posibilidad de volver... sería muy remota.
MAGNUS
-Es un poco apretado para una cama doble, ¿no...? - preguntó mi madre desde la puerta.
-Mmmm, ¿necesitas ayuda con algo?
-No en este momento, pero gracias - dijo Alexander con una sonrisa.
-Te lo dije, papá, estamos bien... casi estamos instalados.
Había llegado a casa de mis padres hace unas dos horas más o menos, realmente no habíamos enviado demasiados muebles o algo como eso, era más bien todo lo necesario para complementar una casa, obviamente entre eso estaba la cama, la cual ya habíamos terminado de acomodar, después de todo, mamá se había encargado de que la habitación en la que estaríamos estuviera limpia, solo para recibir los muebles.
No esperaba que nos quedáramos en la habitación que tenía cuando niño, había otra habitación, un tanto más pequeña que la de mamá y papá, pero esa es la que teníamos ahora. Si bien podría decirse que la habitación estaría más cómoda para un soltero, obviamente preferiría compartirla con Alexander... por mucho.
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Nueva York, Con Amor
Ficção AdolescenteDicen que Nueva York es la ciudad del anhelo... Magnus es un miembro de la policía de Queens, vive solo y aunque parezca demasiado "normal" cada noche al terminar su turno se dirige a un barrio en Manhattan. La naturaleza homosexual de Magnus y su i...