Parte I. Capítulo 7.- Un Caótico Día De Invierno

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NARRADOR


Anteriormente...

-Pero... pero... – Alexander parecía tratar lo más posible de contener sus lágrimas – Magnus... ¿acaso quieres ocultar mi existencia? ... ¿en serio vas... vas a negar que me amas?

Magnus no supo que decir... que responder a eso, se limité a limpiar las pocas lágrimas de sus mejillas y abrazarlo pero... a pesar de intentar darle algo de confort... lo peor para Magnus fue la mirada que Alexander le dio antes de abrazarlo... lo peor fue que... él estaba completamente seguro de que había lastimado más a Alexander... al no decir nada.

¡¿Por qué tenía que ser tan malo para estas cosas?!

Solo conocía una manera de vivir.




Un par de días después de aquel incidente, la relación de Alexander y Magnus parecía haber mejorado un poco, pese a que Magnus aún se sentía terrible por no responder aquella pregunta que su amante le echó en cara, el mayor lo sabía... que el amor de Alexander era demasiado grande... al grado, de que Magnus lo consideraba un ángel... por perdonarle en cada ocasión.

Esa mañana tan tranquila, donde el invierno estaba en su apogeo, Alexander salió de casa con una enorme sonrisa mientras se dirigía a su trabajo.

-Oye, cariño – le llamó Magnus, obligándolo a girarse para verlo – es mejor que no vayas a engañarme ¿ok?

Alec le sonrió – Magnus... incluso si un chico joven y atractivo se atravesara en tu camino, no dejes que te coqueteen, ¿entiendes?




Ese día, había transcurrido de lo más normal y tranquilo para ambos, aunque en esta ocasión, Magnus no estaba de patrullaje, él estaba en la estación, en la espera de alguna posible emergencia a la cual debería estar preparado. Su día estaba transcurriendo de esa forma, mientras esperaba, sentado... leyendo algunos expedientes en la recepción de la estación.

-¡Maldición! – Magnus alzó la mirada a un par de colegas que iban llegando, ambos, frotándose toallas sobre la cabeza – ¡¿Qué pasa con este maldito clima?!

-¿Está lloviendo allá afuera, o qué? – Magnus preguntó mientras los miraba con curiosidad y diversión.

-Está nevando y lloviendo... al mismo tiempo – bufó uno de sus colegas con indignación – ¡y realmente bastante fuerte!

-Nevando y lloviendo... – repitió Magnus con aire pensativo – y pensar que esta mañana estaba tan agradable afuera.

-Es una verdadera lástima – dijo el segundo colega – estar de servicio en las calles con un clima como este, es realmente bastante malo.

-Que les puedo decir, así son las cosas – dijo Magnus mientras volvía a tomar los expedientes, frunciendo el ceño a manera de fastidio – ¡pero esto sí que es terrible!

-¿Mmmm?

-Todos estos casos de tráfico de drogas.

-¿Qué pasa Magnus? – Dijo sonriente un tercer colega que llegaba a la recepción – ¿nada que hacer ahora que tu colega está de vacaciones?

Nueva York, Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora