CAPITULO 58

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· Unos pasos aproximándose ponen alerta mis sentidos, y mis órganos parecen despertarse por arte de mi magia, sabiendo que en unos segundos la tendré frente a mí. El corazón ya se acelera por sí solo, recibiendo ese ya común hormigueo que sube desde mi estómago, produciéndole a mis manos una nueva sensación de sudor frío y temblor. Y entonces la veo aparecer, igual de bonita que siempre, con su cabello aparentemente recién lavado, pues cae húmedo sobre sus hombros y no me hace falta acercarme para que me invada ese olor a fruta tan característico y adictivo. Me observa fijamente mientras se acerca, incluso con una extraña seriedad que me inquieta de un momento a otro. Ambas nos detenemos, al llegar una frente a la otra, pero no decimos absolutamente nada. Un simple "buenos días", sería la mejor opción, y de hecho, es lo que llevo toda la mañana practicando. Pero su forma de mirarme, descolocó por completo mis planes.
DANIELA: Tienes mala cara ─Afirmó simplemente. Sorprendida por su actitud, no pude hacer más que sonreír al mismo tiempo que alzaba ambas cejas, confundida.
POCHE: Buenos días a ti también...─Respondí irónicamente ─Y gracias por tu sinceridad. DANIELA: ¿Qué ocurre?
Su insistencia me hizo fruncir el ceño, tratando de averiguar qué pasaba por su mente. ¿Estaba preocupada?¿Preocupada por mí?
POCHE: Una mala noche... ─Sonreí con la intención de tranquilizarla. DANIELA: ¿Muchas cosas en las que pensar?
POCHE: Seguramente.
DANIELA: El mejor remedio para eso, es tomarse un vaso de leche caliente. Ayuda a relajar el cuerpo y conciliar el sueño.
POCHE: Ese fue mi truco... Pero no fue hasta las 4:00 de la mañana que decidí llevarlo a cabo.
DANIELA: De ahí la explicación a tus ojeras.
POCHE: Vaya... ─alcé una ceja ─gracias otra vez. Veo que hoy te levantaste con la sinceridad a flor de piel.
DANIELA: No hay de qué.
Su pasotismo, además de causarme cierto nivel de gracia, que por supuesto no le iba a demostrar, me hizo rodar los ojos. Me resultaba increíble cómo podía pasar de la preocupación a la indiferencia en cuestión de segundos.
POCHE: Bueno, pues... dado que tu amabilidad hoy brilla por su ausencia, voy a comenzar a trabajar ─Finalicé, dispuesta a continuar mi camino con fingida frustración. Pero algo me impulsó a voltearme por última vez, para descubrirla con el semblante serio, viendo como me marchaba. No fue hasta entonces, que supe lo que quería decirle ─
POCHE: ¿Sabes? Es una pena que con una cara tan bonita, tengas tanta mala leche ─Sus ojos se entrecerraron, prácticamente queriendo matarme con la mirada, cosa que me hizo sonreír triunfante ─
Deberías sonreír más a menudo ─Concluí dándole un toque pícaro y cariñoso con mi dedo índice en su nariz. Y salí definitivamente de allí, antes de que su boca se abriera con la intención de protestar. Minutos más tarde, me encontraba en la segunda planta, dirigiéndome hacia mi despacho, cuando alcé la vista y vi a PAULA de frente, saliendo del suyo y observándome de una forma extraña.
PAULA: No sé por qué debo preguntar primero... ─Decía mientras llegaba hasta ella ─
Si por esa mala cara que tienes, como si no hubieras dormido en toda la noche, o por la sonrisa de estúpida que te acompaña.
POCHE: ¿Hoy añadieron un plus de simpatía al café del centro? ─Pregunté incrédula, con ironía ─Porque no es normal que todas estén tan amables, de verdad.
PAULA: Voy a permitirme deducir que en ese "todas", me estas comparando con DANIELA. Y... ¡Es más!, me la jugaré apostando que esa sonrisa de estúpida, tiene algo que ver con ella.

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora