CAPITULO 80

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· Unas horas más tarde, no sólo habíamos terminado cada uno de esos informes, sino que además, como bien anticipé, tuvimos tiempo para disfrutar de un café y una interesante conversación a media mañana. Pero las horas continuaron transcurriendo hasta este momento, en el que me encuentro caminando hacia uno de los árboles que adornan el jardín, puesto que DANIELA decidió sentarse hoy bajo su agradable sombra. Alzó la vista, en cuanto escuchó mis pasos, no sin antes, marcar la página del libro que estaba leyendo, seguramente con temor de que sin querer se le cerrara.
DANIELA: ¿Hoy toca música? ─preguntó al ver la guitarra colgada a mi espalda. En alguna que otra ocasión, he traído la guitarra con la intención de aprovechar la hora de descanso para practicar y componer, ya que últimamente en casa, no le dedico demasiado tiempo a la música.
POCHE: Si. No te imaginas como me inspira este lugar para componer.
DANIELA: ¿Te inspira un centro de enfermos mentales?
POCHE::No ─sonreí ─Me inspira estar aquí, sentada bajo el árbol, escuchando el agua caer de la fuente y tocando acordes mientras tú lees, aparentemente ignorándome.
DANIELA: No te ignoraba ─sonrió observando cómo me sentaba frente a ella.
De hecho, disfruto mucho leer mientras escucho tu música de fondo. Es hasta irónico, encontrar una situación tan... bonita, en un lugar como este.
POCHE: Creo que con música, lectura y buena compañía, cualquier infierno, se convierte en un paraíso.
DANIELA: ¿Siempre ves algo positivo a las cosas? POCHE: Bueno, no creo que sea eso. Pero pienso que la vida puede ser tan hermosa, como nosotros le permitamos serlo. Solo es cuestión de saber ver aquello que realmente puede darnos felicidad.
DANIELA: No creo que sea tan fácil.
POCHE: Nadie dijo que lo fuera. ─sonreí. Devolví mi mirada hacia los recipientes de comida que MARTHA me había preparado con tanto cariño y segundos más tarde, aún sentía su mirada clavada sobre mí. Pero decidí no hacer caso y llevé el recipiente hacia mi nariz, oliendo su contenido. Tenía esa fastidiosa manía de oler todo antes de ingerirlo. Pensaría que es culpa de RAMON, si no llega a ser porque lo hago desde que tengo uso de razón.

Seguramente a él se le haya pegado de mí. Un pensamiento bastante lógico, tratándose de un perro. Entonces, alcé la vista. Y descubrirla sonriendo, me hizo contener la respiración involuntariamente al sentir como mi corazón se aceleraba. No entendía de qué se estaba riendo, pero lo cierto es que me daba absolutamente igual, mientras continuara haciéndolo.
DANIELA: Pareces un perro oliendo la comida.
POCHE: El otro día parecía un ratón y ahora un perro. A este paso, vas a crear un zoológico sólo conmigo.
Ella amplió su sonrisa y dio de cabeza como si en su interior estuviera pensando; "estoy descubriendo lo tonta puedes llegar a ser". Y lo cierto es que, si mi recompensa es verla sonreír de esta forma, me temo que me voy a convertir en la persona más estúpida del planeta.

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora