CAPITULO 99

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POCHE: Gracias, PAULA, de verdad. El lunes a primera hora estaremos de regreso. Ella asintió seriamente, aparentemente mostrando su autoridad, o quizás su preocupación. Pero yo sabía que en el fondo, se alegraba y confiaba plenamente en mí.
PAULA:Cuídense ─finalizó observándonos a ambas. Con una última sonrisa, me di la vuelta y emprendí el camino hacia la puerta, abriendo la misma y permitiendo que DANIELA pasara primero. Justo antes de salir definitivamente, observé una vez más a PAULA y esta me sonrío, al tiempo que asentía ligeramente, supongo que tratando de transmitirme tranquilidad o aprobación. Exhalé un suspiro, dejando allí cualquier rastro de duda que pudiera poseer, y salí de su despacho. Nos dirigimos al ascensor, y una vez dentro, llevé a cabo la rutina necesaria que nos llevaría hacia la salida. Segundos más tarde, la puerta trasera del ascensor se abrió, dándonos paso a la recepción del centro. Ella salió primero, bajo mi petición, encontrando como siempre a Carla, muy sumida en su labor de teclear algo en el ordenador. Labor que detuvo un instante al sentir nuestra presencia para mirarnos.
Carla: Que pasen un buen fin de semana, Doctora GARZON.
POCHE: Gracias Carla, igualmente. Ofreciéndole una leve sonrisa y recibiendo otra por su parte, nos dirigimos hacia la salida. Comenzando a abandonar definitivamente La Cascada. En cuestión de segundos, llegamos a la cerca donde observé mi coche justo al frente. Nos dirigimos hacia él y pulsé el control que automáticamente abría las puertas. Agarré su bolso y lo introduje en el maletero, observando como ella permanecía de pie junto al coche, sin saber muy bien qué hacer. Volví a la parte delantera y le abrí gentilmente la puerta para que pudiera entrar. Pero entonces, un sonoro ladrido y la imagen de RAMON en el asiento del copiloto, la sobresaltaron consiguiendo que diera un pequeño brinco.

POCHE: ¿Y tú qué haces aquí, pequeño travieso? ─le pregunté mientras zarandeaba su pelo. Observé a DANIELA, que había permanecido absolutamente atónita mirándolo, como si en vez de un perro, estuviera frente a un extraterrestre.
POCHE: Mira, RAMON... te presento a DANIELA ─continué ─DANIELA, este es RAMON, el amor de mi vida.
Recordar esas palabras, pareció ser suficiente para hacerla reaccionar. Pues me miró con los ojos más amenazantes que hasta ahora le había podido ver.
DANIELA: Tú eres imbécil ─exclamó dándome un pequeño golpe en el hombro. Tras el cual, se acercó más al pequeño ─Y tú eres una cosa preciosa.
Zarandeaba el pelo de su cabeza, mientras él, dejaba numerosos lametones y babas por su rostro. Ella cerraba los ojos y reía, pero en ningún momento se apartaba. Creo que me quedé absolutamente idiotizada observando semejante imagen.
POCHE: Me parece que le caíste bien.
DANIELA: ¿Tú crees? ─preguntó mirándome insegura.
POCHE:Solo conmigo se pone de esa forma. Así que, sí, está claro que le gustas.
DANIELA: Bueno... él a mí también me gusta ─continuó acariciándolo ─Eres precioso, RAMON.
Estoy segura, de que por primera vez en mi vida, durante unos instantes, sentí envidia de mi propio perro. Pues la manera en la que lo acariciaba y se dejaba dar cariño por él, era absolutamente enternecedora. Seguramente podría pasarme el resto del día, observando esto. Pero en algún momento, debíamos comenzar el viaje. Así que me dirigí a la puerta trasera y la abrí, dando numerosas palmadas en el asiento para que el cachorro acudiera a mi llamada. En cuanto me hizo caso, lo amarré a la correa de seguridad y automáticamente se recostó. Entonces volví a la parte delantera, donde aún continuaba DANIELA de pie.
POCHE: Está lleno de pelos ─Informé sacudiendo como pude el asiento. ─Te vas a poner perdida. Ella detuvo el movimiento de mis manos. Cosa que me sorprendió, y poco a poco me incorporé mirándola. Por algún motivo, que en ese instante no pude descifrar, me acarició el rostro mientras me sonreía, consiguiendo que mi cuerpo temblara a causa de su gesto y simplemente pudiera mirarla nerviosa 

DANIELA: Está bien así. Gracias. No pude hacer nada más que volver a sonreír y extender mi mano para que entrara definitivamente en el coche, antes de que la tentación de permanecer horas mirándola, me superara. A continuación, se sentó en el asiento del copiloto y cerré la puerta, dirigiéndome rápidamente a mi sitio. Una vez dentro del coche, observé por el espejo retrovisor que RAMON siguiera cómodamente echado sobre el sillón. Me puse el cinturón de seguridad, encendí el motor y con él también el reproductor de música.

POCHE: No sé si te guste este estilo. Pero a tu derecha hay un estuche con varios CD's, elige el que prefieras y cámbialo cuando te canses. Te cedo el cargo de DJ.
DANIELA: Ese que suena me gusta ─Sonrió ─Pero aun así, voy a cotillear, a ver qué estilo de música suele escuchar la doctora.
POCHE:Tienes todo un viaje por delante, para cotillear lo que quieras ─Respondí a la sonrisa. Sin decir más, observando cómo se concentraba en su tarea de inspeccionar uno a uno los CD's, emprendí la marcha, que nos llevaría hacia las afueras de la ciudad.

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora