CAPITULO 115

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· DANIELA:Eso, eso, ─se quejó mientras dejaba la taza en el suelo y solicitaba mi mano para también levantarse ─Tú cambia de tema y huye como una cobarde.
POCHE: Yo no he cambiado de tema. Y mucho menos voy a huir como una cobarde. ─le sonreí con picardía ─Preguntaste qué iba a hacerte y dije que iba a bañarme, pero resulta... Sin terminar de hablar, abracé su cintura, ejerciendo la fuerza suficiente y necesaria para alzar ligeramente su cuerpo y dirigirlo lo más cerca posible del borde de la pasarela, donde con un simple: "¡Que tú te vienes conmigo!", ambas caímos al agua, dejando el sonido del chapoteo como respuesta, en lugar de su protesta. A los pocos segundos la observé emerger, justo después de mí y me preparé para cualquier reacción que pudiera tener. Mientras tanto, RAMON ladraba emocionado desde la madera, corriendo de un lado a otro, advirtiéndome que en cualquier momento, también él, saltaría.
DANIELA: ¡Estás loca! ─exclamó mientras movía los brazos bajo el agua para mantenerse a flote ─¿Qué pasa si no hubiera sabido nadar?
POCHE: Para eso estoy yo aquí. Para rescatarte. Mi sonrisa burlona parecía no ser lo más ideal para mantenerla tranquilita. Frunció el ceño y comenzó a acercarse peligrosamente, con el misterio de un tiburón.
DANIELA: Te vas a enterar... ─amenazó.
POCHE: ¿Qué me vas a hacer?
DANIELA:Pienso ahogarte, hasta que me pidas perdón por haberme lanzado al agua con ropa incluida.
POCHE: Míralo por el lado positivo; la cara de dormida que tenías, desapareció al instante. DANIELA: ¿Encima te ríes de mí? ─susurró estando ya a unos centímetros de mi rostro. ─Que descaro el tuyo.
Yo movía los brazos bajo el agua, tratando también de mantenerme a flote, cuando ella, al llegar frente a mí, depositó ambas manos sobre mis hombros. Con una sutileza y misterio, que me hacían temerla incluso más. Se puede decir que su cercanía, así como su mirada tan fija, consiguieron que no hiciera ningún intento de huir, nadar en sentido contrario, o cualquier otra cosa que significara alejarme de ella. Que idiota. Algo me impedía apartar mis ojos de los suyos, mientras el ladrido de RAMON se escuchaba cada vez más en la lejanía. Estaba alerta, nerviosa, por si de pronto se le ocurría hundirme bajo el agua, pero al mismo tiempo, siento que podría hacer conmigo lo que se le antojara en este momento, y no sería capaz de mover ni un solo músculo. Es en estos instantes, cuando siento que el mundo se detiene por completo. Cuando el resto de sonidos, pierden volumen y sentido paulatinamente. ¿Cómo es posible que exista una sensación así? ¿Cómo puede ser, que el simple encuentro de dos miradas, consiga parar el tiempo? Pero de pronto, todo regresó cuando sentimos que algo muy pesado caía justamente a nuestro lado, haciendo que el agua, en su ascenso, nos golpeara la cara. Ni siquiera me dio tiempo a comprobar que mi perro había decidido saltar, uniéndose a nosotras, cuando sentí esas manos ejercer presión sobre mis hombros, consiguiendo hundirme bajo el agua.
Pocos segundos después, emergí, encontrándola alejada unos metros, con una sonrisa de triunfo bastante irritante dibujada en su rostro.
La miré lo más amenazante que pude. O por lo menos lo intenté.
POCHE: Eso se llama traición.
DANIELA: Eso se llama venganza.
RAMON, movía feliz sus patas delanteras para poder desplazarse por el agua como un auténtico nadador. Llegó hasta mi lado y zarandeé un poco su pelo blanco completamente empapado.

POCHE: Parece que le gusta lavenganza ─ledije al cachorro. ─¿Ledamos venganza?
DANIELA: No te tengo miedo ─replicóella desde su posición. ─Y yadeberíamos estar en paz.
POCHE: ¿Me suplicas paz?
DANIELA: ¿Quién ha dicho eso?
Tras su pregunta, me mostró la lengua como una niña traviesa y retadora. Eso mebastó para aspirar el mayor oxigeno que pude y hundirme bajo el aguarápidamente. No sé cuál de las dos es más orgullosa, pero desde luego, meencanta picarla y que sea tan terriblemente cabezota. Buceé muy rápido hastallegar a su lado, tan rápido que no había sido capaz ni de alejarse.Seguramente aún se estaba preguntando qué pretendía. Así que, con la mismarapidez, agarré su cintura bajo el agua, y la atraje hasta mí, sumergiéndola alinstante. Pero no me alejé, permanecí en el mismo lugar, dejando que su cuerpollegara a mi altura, quedando prácticamente abrazadas. Me hubiera vuelto aperder en sus ojos, de no ser porque la falta de oxígeno impidió esta vez, queel tiempo se detuviera más de lo debido. Así que, agarrando su mano, nos hiceemerger y entre risas, ambas comenzamos a jugar, chapoteándonos agua, hundiéndonosla una a la otra por momentos, como dos niñas pequeñas en una piscina, mientrasRAMON nadaba alrededor de nosotras,participando en el juego. Minutos más tarde, o quizás transcurrió algo más quesimples minutos, nos encontramos recostadas boca arriba sobre la pasarela.Completamente exhaustas. Aun riendo y tratando de respirar entre bocanadas deaire. Nuestros cuerpos están posicionados en sentido contrario, de forma quesus pies apuntan hacia la casa y los míos hacia los árboles, pero nuestros rostros,se encuentran uno al lado del otro. Ambas observamos el cielo completamentedespejado, con la única imagen del sol alumbrando con intensidad y algún queotro pájaro, volando rumbo hacia la arboleda.. DANIELA: No tienes compasión. ─me acusó con su respiración entrecortada.

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora