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Ella asintió y no pude evitar la necesidad de darle un pequeño beso en la frente. En ese momento, se abrió la puerta, dando paso a la enfermera, que se quedó observando la imagen bastante sorprendida desde la entrada.
Marta: ¿Cómo?... ¿Cuándo...? ─trataba de preguntar, deteniendo su mirada acusadora en mí ─¿No se supone que ibas a avisarnos enseguida si DANIELA despertaba?
POCHE: Lo siento ─me disculpé ─Estaba a punto de hacerlo.
DANIELA: Es culpa mía ─intervino DANIELA ─Yo la retuve.
Marta asintió con una sonrisa y se acercó para comprobar el estado de la bolsa de suero que había a un lado de la cama. Marta: ¿Cómo te encuentras? ─le preguntó.
DANIELA: Algo aturdida y cansada... Pero viva. Marta: Es normal, tu organismo lleva mucho tiempo careciendo de importantes nutrientes. Con este suero estamos intentando que los absorbas lo antes posible, para que poco a poco recuperes algo de fuerza.
DANIELA: ¿Me voy a poner bien?
Marta: Eso depende de ti. Cómo el hecho de que estés viva.
DANIELA: ¿Qué significa eso? ─preguntó confundida. Marta me miró con una sonrisa, esperando que fuera yo quien continuara hablando.
POCHE: Tuviste una parada cardiaca. ─le aclaré ─El doctor que te atendió, me dijo que si habías conseguido superarla, es porque tú misma te aferraste a la vida y... luchaste. ─sus ojos se perdieron en la nada, como si estuviera pensando en algo. Y a decir verdad, no la encontré demasiado sorprendida con la noticia ─
Eres más fuerte de lo que crees. Aunque te sigas negando a verlo.
Devolvió su mirada hacia mí, provocando que permaneciéramos durante un largo periodo de tiempo, observándonos en silencio. Olvidando incluso, la presencia de la enfermera. Dicen que no existe nada más interesante, que la conversación de dos enamorados que permanecen callados. En este caso, la única enamorada soy yo. Y no sé si al resto del mundo le pueda resultar interesante esta escena. Pero desde luego, nunca ha existido ningún otro silencio, que consiga llenarme tanto, como el que experimento cuando sin decirnos nada, lo sabemos todo.
Marta: Creo que debería comunicarle al doctor que ya estás despierta, para que venga a revisarte. La voz de La voz de Marta nos sacó del trance a ambas y me hizo reaccionar.
POCHE: Yo voy a aprovechar para salir, en lo que él está aquí contigo.
DANIELA: ¿Te vas? ─me preguntó mirándome preocupada. POCHE: No ─sonreí acariciándole la mejilla con ternura ─Sólo tengo que conseguir una cosa y de paso hablar con PAULA y tu padre. Deben estar preocupados en la sala de espera.
DANIELA: ¿Mi padre? ¿Está aquí?
Si, ─confirmé notando su sorpresa ─De hecho, si yo estoy aquí contigo, es gracias a él. Sólo dejaban pasar a un familiar y dio su autorización para que pudiera hacerlo yo. ¿Quieres que lo llame?
DANIELA: No. No creo tener demasiadas fuerzas para hablar de nada ahora mismo. Tengo mucho sueño y me gustaría simplemente... saber que estás aquí, a mi lado. A menos que... POCHE: Estaré aquí en unos minutos ─la interrumpí sonriendo, mientras hacía una leve caricia en su cabello. ─¿Me la cuidas? ─pregunté a Marta con complicidad. Esta, simplemente asintió con una sonrisa. Le dediqué a DANIELA una última mirada y me dispuse a salir, cuando fui interrumpida por su voz.
DANIELA: ¡POCHE! ─me llamó, consiguiendo que volteara ─Gracias... por estar, siempre.
POCHE::Siempre ─confirmé. Y sin decir más, abandoné la habitación. En cuanto aparecí en la sala de espera, PAULA y el señor CALLE, corrieron prácticamente a mi encuentro, deseosos de recibir noticias.
GERMAN: ¿Cómo está? ─me preguntó su padre.
POCHE: Despierta, desde hace algunos minutos. ─informé tranquilizándolos ─Se siente algo débil y cansada, pero está bien, dentro de lo que cabe.
PAULA: ¿Y por qué estás aquí? ─continuó PAULA.
POCHE: Porque ahora va a pasar a verla el doctor y no quise interferir en su trabajo. Además, quería aprovechar para comprar algo en la tienda del hospital y también tranquilizarlos a ustedes. GERMAN: No ─interrumpió él ─Será mejor dejarla descansar. Ya habrá tiempo para otras cosas. ¿Vas a quedarte con ella esta noche?POCHE: Sí. No pienso dejarla sola.
PAULA: ¿Y RAMON? ─preguntó mi amiga.
POCHE: Tiene comida y agua suficiente para pasar lo poco que queda de día y el resto de la noche. Mañana a primera hora, pasaré por mi casa antes de ir al centro.
PAULA: ¿Cómo se te ocurre que vas a ir a trabajar mañana, POCHE? Ni se te ocurra.
POCHE: Estoy en el último periodo de mis prácticas, PAULA, y ya he faltado demasiado por lo de mi padre. Aprovecharé las mañanas, que seguramente los médicos estarán trabajando con ella y cuando salga del centro vuelvo.
PAULA: La que va a terminar en un hospital serás tú, como sigas con este ritmo. ¿Aún no has comprobado que el cuerpo humano tiene un límite?
POCHE: Puede que el cuerpo tenga límites, pero en este caso, mi corazón no los tiene.
PAULA: Discutir contigo es una absoluta pérdida de tiempo. ─resopló al tiempo que rodaba los ojos ─Entonces yo voy a volver al centro. Cualquier cosa que necesites, no tienes más que avisarme, ¿está bien?
POCHE: Ve tranquila.
PAULA: Te llamaré en unas horas, para ver cómo sigue todo. ─asentí y ella desvió si mirada hacia el padre de DANIELA ─ Señor CALLE, ¿Usted también se queda?
GERMAN: No. Creo que DANIELA está en buenas manos y por aquí no hay mucho que se pueda hacer. Así que, volveré mañana. ─me sorprendí al ver como el hombre extendía la mano en mi dirección, esperando que se la estrechara ─
Gracias.
POCHE: Lo hago por ella, no por usted ─aclaré entrecerrando los ojos, pero cediendo al gesto.
GERMAN: Lo sé ─se rio, negando ligeramente con la cabeza ─Te doy las gracias por ser tan clara y no dejarte influenciar por mi nombre a la hora de defenderla.
Asentí, sin entender muy bien qué había que agradecer en eso. Desde mi punto de vista, cuando quieres a alguien, la defiendes, y poco te importa su padre, el presidente del gobierno o el mundo entero. Con una última sonrisa por parte de PAULA, ambos abandonaron el hospital y yo me dirigí a la pequeña tienda de accesorios, en la que apenas tardé unos minutos en encontrar lo que buscaba. Una vez de vuelta en la habitación, llamé suavemente, entrando al instante en que escuché su voz dándome paso. La camilla, esta vez, estaba ligeramente inclinada hacia arriba, permitiéndole a ella una más cómoda incorporación.
POCHE: Que rápido se fue el doctor. ─comenté aproximándome.
DANIELA: Si ─sonrió costosamente ─No tenía mucho que decirme.
POCHE: ¿Ninguna novedad?
DANIELA: Nada que no supiera.
Se encogió de hombros, dejándome ver en su rostro una expresión de ligero desánimo, ante la cual, no supe muy bien qué decir. Realmente no creo que sea el momento ideal para hablar del tema. Su mirada me dice que necesita una tregua, un descanso. Quizás olvidarse por un instante de todo lo sucedido. Quizás, regresar a esos sentimientos que la invadían estando en la casa del lago, a esa paz que ambas sentíamos. Probablemente, necesita que ahora, seamos simplemente DANI y POCHE.
POCHE: ¡Mira lo que traje! ─exclamé emocionada sacando un libro de la bolsa.
DANIELA: ¿Un libro? ¿Dónde lo conseguiste? POCHE: En la pequeña tienda del hospital. Tienen algunos ejemplares bastante interesantes y casualmente, hace tiempo que quiero leer este; "Come, reza, ama" de Elizabeth Gilbert. ¿Lo has leído?
DANIELA: Vi la película
─sonrió encogiéndose de hombros.
POCHE: Yo también ─confesé.
DANIELA: Seguro que el libro es mejor. Pero no estoy segura de tener las fuerzas suficientes para leer en este momento.
POCHE: Es que nadie ha dicho que lo vayas a leer tú ─le dije con misterio ─Como no sabemos cuántas horas estaremos aquí, me pareció una estupenda idea ocupar el tiempo en una buena lectura. Así, tu mente se despejará y al menos hoy, seguro que concilias el sueño de una forma más tranquila y despreocupada.
Aprecié sus ojos iluminarse por un instante. Supe entonces, que la idea le había agradado más de lo que esperaba.
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REGRESA A MI.
Storie d'amoreEstoy a unas horas de comenzar mi período de prácticas y de ninguna manera puedo llegar tarde. Así que, ¡aligera el paso, POCHE! Detengo el molestoso ruido y al mismo tiempo, siento como el delicioso aroma, abarca todo el departamento. Puedo notar u...