CAPITULO 105

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que daría lo que fuera por saber lo que está pasando por su mente. A veces me produce inseguridad mi forma de pensar, temo el que se pueda sentir abrumada. Aunque por otro lado, pienso que de ser así, no estaría aquí. No me miraría así. Sin embargo... POCHE: ¿Demasiado irritante tanto pensamiento filosófico? —le pregunté con una sonrisa, tratando de ocultar mi temor.
DANIELA: Interesante —corrigió. —Esa sería la palabra. ¿Desde aquí tomas tus fotos? Su cambio de tema y el hecho de que apartara la mirada de mis ojos para dirigirla hacia el caballete con la cámara, impidieron que me quedara idiotizada...otra vez.
POCHE: A veces sí. Estas vistas inspiran a cualquiera y puedes captar los mejores amaneceres y atardeceres del mundo.
DANIELA: Cada cosa que me enseñas, me impresiona más que la anterior.
POCHE: Entonces debo estar consiguiendo mi propósito.
Se volvió hacia mí para mirarme divertida, alzando una de sus cejas.
DANIELA: ¿Tu propósito es alucinarme con paisajes y palabras bonitas?
POCHE: Mi propósito es que seas capaz de ver, la belleza que poseen las cosas más sencillas del mundo.
Ella suspiró y volvió a dirigir la vista hacia el paisaje a través del ventanal.
DANIELA: Ojalá fuera el mundo real así de hermoso.
POCHE: Lo es, DANI. Solo tenemos que aprender a mirar y descubrir.
Volvió a mirarme y a permanecer en silencio, simplemente observándome. Seguramente le parecería una idealista y soñadora, que siempre tenía la necesidad de ver el lado positivo de las cosas. Así soy cuando estoy con ella, es cierto. Aunque en ocasiones como esta, me sigue aterrorizando lo que pueda pensar de mí. Lo que pasa por su mente, cuando me mira tan fijamente y sólo puedo dedicarle una débil sonrisa. Debo parecer idiota, pero con ella experimento sensaciones que nunca antes había experimentado. Ese hecho tan simple, de no sentirme incómoda por la mirada fija de otra persona. No, con ella, simplemente sonrío. Sonrío porque ella me hace sonreír. Porque estando frente a sus ojos, la vida pasa a tener otro objetivo, una sola preocupación, darle felicidad.


POCHE: Es hora de que volvamos abajo ─le informé rompiendo el silencio ─Empiezo a tener hambre. Y hay que reponer fuerzas para el resto del día.
DANIELA:Está bien. —aceptó con una pequeña sonrisa. RAMON nos esperaba al pie de las escaleras, yendo de un lado para otro.
POCHE: Creo que él también tiene hambre.
DANIELA: Y seguramente también tenga sed ─añadió ella acariciándolo. 

Sabiendo que tenía razón, me dirigí a la cocina y serví un poco de comida y agua en dos recipientes, depositándolos a continuación en un lugar para él, que rápidamente acudió a beber agua como si hubiera corrido horas en el desierto.
POCHE: Tenías razón ─confirmé riendo, mientras quitaba el seguro del pequeño acceso que yo misma construí en la puerta de la casa, para que él pudiera entrar y salir a su antojo. ─¿Me ayudas con el almuerzo?
DANIELA: Faltaría más.
Ambas nos dirigimos a la cocina de nuevo, donde comencé a seleccionar los recipientes adecuados para preparar el almuerzo. Una rica y fresca ensalada había sido mi decisión.
POCHE:¿Hay algún ingrediente de las ensaladas que no soportes?
Ella me miró con inseguridad y duda, permitiéndose unos segundos para analizar esa tan simple pregunta. Y a continuación se encogió de hombros y negó con la cabeza sin demasiado ánimo. Sé que se acerca, el que probablemente vaya a ser el momento más difícil de todos los que vivamos, pero no iba a dejar que ni él, ni ningún otro, arruinaran nuestro fin de semana.
POCHE: ¿Puedes ir alcanzándomelos del frigorífico?
DANIELA: Dime lo que necesitas ─indicó mientras abría el mismo.
POCHE: Tú vete escogiendo los que más te gusten, que ya verás cómo al final hacemos una mezcla extraña pero deliciosa.
Comenzó con lechuga, tomates, cebolla, pimientos, atún, frutas, queso, etc. Ella extraía los ingredientes, mientras yo los iba cortando y colocando cuidadosamente en una fuente bastante grande. Por un momento, cuando todos los alimentos ya estaban a mi alrededor y los picaba concentrada, me extrañó su silencio y decidí buscarla con la mirada, encontrándomela aun frente al frigorífico, observando con detenimiento una hoja de papel que había pegada en el mismo, desde hace muchos años.
DANIELA: ¿Qué es esto?
POCHE: Mi lista de sueños ─respondí mientras continuaba con mi labor.
DANIELA: ¿Puedo leerla? ¿O... POCHE: Puedes leerla ─acepté, observando como la desprendía del pequeño imán que la mantenía sujeta al electrodoméstico.
DANIELA:
Aprender a tocar la guitarra. √
Componer una canción. √
Escribir algo importante.
Tener un perro. √ ─alzó su vista para mirarme ─

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora