Este es uno de los paisajes más bonitos que he podido ver jamás. Cientos y cientos de vides a mi alrededor, ocupan las hectáreas del mayor viñedo que existe en la mismísima Toscana Italiana. No se ve nada más a lo largo de los kilómetros. Mire hacia dónde mire, sólo hay montañas repletas de uva, un pequeño camino de tierra que las recorre y un radiante sol alumbrando esta media mañana de uno de los países más bellos de Europa. Árboles, olor a uva, pájaros revoloteando, sol, vida. Respiro profundamente. Pura vida. Siento mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón y trato de hacer malabares para sacarlo y atender la llamada. Una instantánea preocupación me invade al ver el nombre de quien llama.
POCHE📞: ¿Está bien? ‒pregunto preocupada sin siquiera saludar. ‒
¿Cómo está?
Victor📞: Bien, ‒responde la voz al otro lado ‒
Está bien. Y yo también. Gracias por preguntar.
POCHE📞: ¿Seguro? ‒insisto ‒
¿Estás haciendo todo como te lo indiqué? Victor📞: POCHE, sé perfectamente lo que hay que hacer; comida, agua y tres paseos al día. No es más que un perro.
POCHE📞: Vuelves a referirte a RAMON de esa forma, ‒comienzo a advertirle a mi hermano frunciendo el ceño ‒
Y te juro que te quedas sin la comisión que te prometí por cuidar de él. ¡No es sólo un perro, animal!
Victor📞: ¡Lo sé! ¡Lo sé! ‒exclama entre risas burlonas ‒
Es el niño de tus ojos. Menos mal que tu hermano soy yo.
POCHE📞: Activa el altavoz ‒pedí ignorándolo ‒
Quiero hablar con él.
Victor📞: Madre mía... ‒no lo veo, pero puedo asegurar que está rodando los ojos ‒
Todo tuyo.
POCHE📞: ¡Hola cachorro!
Victor📞: ¿Cachorro? ¡Tiene tres años!
POCHE📞: Cállate. ¿Te está cuidando bien el idiota de tu tío? Mira que si no, lo dejamos sin dinero. ‒aseguré como si realmente me estuviera entendiendo ‒
Tú vigílalo. No sé quién estará cuidando a quien.
Escucho un sonoro ladrido que casi rompe uno de mis tímpanos.
Victor📞: ¿Te responde? ‒pregunta Victor ‒
No me lo puedo creer. Esto me da un poco de miedo. Además, si no me vas a pagar.o DANIELA: ¡¿Hoy hace dos años que nos conocimos?! POCHE: Así es.
DANIELA: Vaya. Ni siquiera sabía en qué día vivía.
POCHE: No creo que eso haya cambiado mucho ‒me burlé, recibiendo un manotazo. ‒¡Oye, agresiva! Como te iba diciendo, creo que es un buen momento para... ‒me inclino ligeramente para alcanzar la caja cuadrada que todo el tiempo ha estado en el reposapiés de la moto y vuelvo a la misma posición, entregándosela. ‒
cumplir otro sueño más, de tu lista de sueños.
DANIELA: Comernos una pizza, sobre una Vespa, en medio de la mismísima Toscana Italiana. ‒recordó con los ojos iluminados. Asentí y mi cuerpo comenzó a temblar, en cuanto empezó a abrir la caja de la pizza, descubriendo lo que había dentro de ella. Triángulos de pizza perfectamente cortados, sí. Pero no es precisamente eso, lo que la hizo abrir los ojos enormemente, mientras mira la pequeña caja que hay en el centro, mostrando un pequeño anillo de oro blanco y rosado, gracias al cual, mis ahorros del último mes, desaparecieron. Su vista vuelve a mí, completamente perpleja y supongo que esperando alguna palabra o explicación. Definitivamente, no es buen momento para que mis cuerdas vocales decidan empezar a fallar. Pero sin embargo... POCHE: ¿Te gustaría casarte conmigo? ‒susurro, como si esta vez, ellas no necesitaran permiso de mi cerebro para ponerse en funcionamiento. Su perplejidad aumenta y vuelve a descender la vista hacia el anillo, consiguiendo que mi nerviosismo también crezca. ‒
Ya sé que no es la pedida más romántica de la historia. Un anillo en una caja de pizza. ‒bufé insegura, consiguiendo captar su vista de nuevo ‒
Y que sólo hace seis meses que estamos oficialmente juntas, aunque lleve casi dos años enamorada de ti. No tienes que pensar en un futuro cercano, no tiene que ser ahora. Yo simplemente, fui al pueblo, para comprar la pizza y ahí estaba este anillo, en el expositor de la joyería. En cuanto lo vi, supe que era perfecto para ti y no pude resistirme. Eso debe venir también de familia. ‒bromeé nerviosa ‒
Esto es sólo una forma de decirte, que estos dos años que llevo conociéndote, han sido los mejores de toda mi vida. Y que quiero seguir disfrutando de eso cada día. Quiero despertarme en la mañana y verte hacer yoga mientras me tomó el café antes de que me robes la taza. Quiero verte consentir a RAMON y que le des comida, cuando piensas que no me estoy enterando. Quiero estar en primera fila de cada uno de tus conciertos por el mundo, y ver cómo te conviertes en la mejor pianista de la historia. Quiero seguir despertándome en medio de la noche y verte a mi lado, con una sonrisa en los labios y preguntarme siempre, qué estarás soñando. Aunque nunca lo vaya a averiguar, porque por la mañana no lo recuerdas. Quiero que vayamos a correr juntas cada mañana. Los domingos a comer con mi familia y seguir fastidiando a tu padre lo que me queda de vida. Quiero que vayas a recogerme al trabajo y que algunas tardes, te la pases sentada en la floristería, concentrada en el PC y en tus proyectos, o leyéndome algún nuevo artículo de psicología para mí investigación. Quiero verte cuidar nuestro bambú con tanto mimo como haces cada día, esperando que pronto empiece a crecer. Quiero conocer el mundo de tu mano, y ver como esa lista de sueños aumenta, después de cada sueño cumplido. Quiero una sencilla vida a tu lado, DANIELA. Eso es todo lo que significa este anillo.
Ella permanece mirándome en silencio, obligándome a tragar saliva y haciéndome sentir que el tiempo se ralentiza en medio de su escases de palabras.
DANIELA: No sé... ‒comienza, logrando que mi corazón se acelere nervioso y asustado ‒
No sé si pueda esperar a volver a casa, para casarme contigo. ‒mi expresión de confusión debió ser demasiado obvia, porque sonríe y me acaricia la mejilla ‒
Lo haría en este mismo momento ‒aclaró. ‒
No necesito seis años para saber que quiero pasar el resto de mi vida contigo. Y tampoco necesito un papel que lo confirme. Pero quiero casarme contigo. Necesito la receta de ese pescado al horno.
Mis ojos se entrecerraron automáticamente. Lo que consiguió provocar una irritante sonrisa en sus labios. ‒
Por esto quiero casarme contigo ‒susurra juntando nuestras frentes ‒Porque estoy enamorada de tu cara de gruñona cuando te molesto, de la de idiota que dicen que se te queda cuando me miras, de tu expresión de felicidad cuando logramos algo, de tu concentración cuando estás trabajando, de tu entusiasmo a la hora de empezar algo nuevo, de tu disposición para acompañarme hasta aquí a reunirme con mi familia y dar ese concierto que me tiene de los nervios. Y porque consigues que en medio de cualquier situación de nervios o estrés, me detenga, te mire y agradezca a quien sabe quién, que hayas aparecido en mi camino. Porque me enamoro cada día más de ti. Y por esto, quiero casarme contigo.
Sonrío, sintiendo como mi corazón disminuye el ritmo de sus latidos, anunciándome que ya se encuentra tranquilo. O todo lo tranquilo que su presencia le permite. Ella saca el anillo de la pequeña caja y me lo entrega al tiempo que me arrebata la pizza, para que pueda colocárselo con comodidad. Así lo hago, sostengo su mano izquierda sobre la mía, e introduzco la pequeña joya en su dedo anular. Probablemente mis ojos estén iluminados en este momento. Le queda precioso. Y realmente emociona. Puede que para algunas personas, el matrimonio no tenga ningún valor. Que no sea más que un papel y dos firmas en él, que comprometen a estar juntos hasta que la muerte o el divorcio los separe. Puede que así sea la realidad. Yo misma, no le daba demasiada importancia hasta hace muy poco tiempo. Pero lo cierto, es que al pasar por la joyería y verlo expuesto, imaginé ese día como si lo estuviera viviendo. Me imaginé al final de un altar, de un pasillo o de lo que sea, observándola mientras se aproxima hacia mí, como tantas mañanas sucedió en la cascada. Me imaginé con el corazón acelerado, su mirada sobre la mía y diciéndole a todas las personas importantes para mí y para ella, que ésta, es la mujer con la quiero compartir mi vida. Y eso, emociona.
POCHE: No le cuentes a nadie que te lo pedí con una pizza, por favor. ‒le suplico ‒Tenemos que inventar una manera más romántica.
DANIELA: Es la forma más bonita en la que podrías haberlo hecho, mi amor. Comer una autentica pizza italiana, sobre una scooter en medio de la Toscana, era uno de los sueños de mi lista. Casarme contigo, es sin duda alguna, otro sueño que debemos añadir. Y esto es lo que tú haces continuamente desde hace dos años; ayudarme a cumplir mis sueños y a seguir soñando después de hacerlos realidad.
Sonrío y con esa sonrisa y ese nuevo sueño por cumplir, comenzamos a disfrutar de una simple y sencilla pizza, en medio de un inmenso viñedo. Para que cuando lleguemos a casa, podemos tacharlo de su lista, añadiendo otros tantos a la de ambas. Y es que, la vida con DANIELA, es una continua sucesión de sueños cumplidos. La brisa golpea mi rostro, mientras conduzco la moto a toda velocidad por el camino de tierra. Sus brazos rodean mi cintura y su barbilla está apoyada en mi hombro. Siento su respiración en mi oído y de vez en cuando, sus besos en mi cuello me hacen sonreír. La entrada a la inmensa casa de sus abuelos paternos, está siempre repleta de gente. Son muchísimos los trabajadores que se hacen cargo de los Viñedos CALLE. De ahí que logren obtener la mejor cosecha y el mejor vino del mundo. Además, sus abuelos son personas sumamente cariñosas y amables, y desde luego, la adoran. Ni siquiera parece que hayan estado años sin tener contacto. En cuanto detengo el motor del vehículo, la señora Valente se voltea y con una enorme sonrisa, comienza a hacer aspavientos con las manos en nuestra dirección.
Xxx:¡Mia bella DANIELA!¡POCHE bambina! ¡Venite qui!
Con su entrañable acento italiano, reclama nuestra presencia. Y DANIELA, sin dudarlo ni un minuto, corre como una niña pequeña correría a los brazos de sus abuelos. La señora la envuelve con cariño, logrando que incluso mis ojos se empañen de emoción. Su risa, mientras la señora le cuenta algo y le entrega un racimo de uvas, podría escucharse perfectamente por toda la Toscana. La alegría y plenitud que siente en este momento, es absolutamente contagiosa y me obligan a permanecer mirándola emocionada. Ella se percata de que aún no me he movido ni un centímetro y vuelve para buscarme. Caminando con una sonrisa en su rostro que es muy difícil de describir.
Xxx: Las acaban de recolectar ‒informa entregándome uno de los racimos
POCHE: ¡Están buenísimas!
Antes de que pueda decir nada, introduce una uva en mi boca. Que efectivamente, está deliciosa.
DANIELA: ¡Vamos! ¡La abuela quiere que ayudemos a aplastarlas! ‒exclama emocionada
Xxx: Vamos a terminar bonitas. Agarra mi mano y se voltea, completamente dispuesta a dirigirnos hacia allá. Pero me veo en la necesidad de detenerla un momento. Se da la vuelta confusa y me mira, esperando que hable. POCHE: Gracias. ‒susurro.
DANIELA: ¿Por qué?
POCHE: Por hacer que regrese, la luz de tu mirada.
Ella sonríe. Y sin detenernos ni un segundo más, nos encaminamos corriendo hacia el lugar donde sus abuelos esperan nuestra presencia para pisotear la nueva recolecta de uvas que algún día, se convertirá en un vino CALLE. La vida es como un continuo paso de estaciones. A veces, incluso en medio del más soleado verano, puede caer una tormenta que amenace con oscurecer nuestros días. Otras veces, nos encontramos en medio de un desolador invierno que parece no tener fin. Pero no hay que olvidar algo; las hojas secas hay que dejarlas caer, para que algún día puedan volver a crecer. Y nosotros somos como el árbol que con el paso de los años, sigue dando sombra y cobijo a aquel banco de la cascada, donde tantas tardes pasamos. Cada año, durante una época determinada, sus hojas caen, haciéndolo lucir apagado y sin vida. Pero eso, es sólo algo necesario para que posteriormente, un nuevo brote pueda crecer en él, tal y cómo la esperanza crece en nosotros, para volver a florecer.
FIN
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REGRESA A MI.
RomanceEstoy a unas horas de comenzar mi período de prácticas y de ninguna manera puedo llegar tarde. Así que, ¡aligera el paso, POCHE! Detengo el molestoso ruido y al mismo tiempo, siento como el delicioso aroma, abarca todo el departamento. Puedo notar u...