Capítulo 2

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Cuando sonó el viejo reloj a las 5: 00 de la madrugada, Mariana se despertó de un brincó. Era su primer día. Se encaminó a ponerse el uniforme y prosiguió a arreglarse.

Solo ponte máscara de pestañas. Sugirió su mente.

Obedeció, cepilló su cabello, guardó sus útiles y otros cuantos papeles en su mochila verde olivo y salió de su habitación, trató de dirigirse a los baños, pero sientas de chicas corrían de un lado a otro por todo el corredor, obstruyendo el paso, después de pelear contra las alumnas para llegar a los sanitarios, entró, estaban saturados, féminas peinándose, maquillándose, vistiéndose, intercambiando comentarios y opiniones, cepilló sus dientes en silencio y se marchó, bajó deprisa las escaleras, las suelas de goma resonaban en el enorme vestíbulo, con rapidez se encaminó al comedor, pero el lugar estaba a reventar, corrió a echar un vistazo a las charolas; fruta, yogurt, sándwiches, barritas integrales, botellas de agua, toma una manzana, una botella de agua y sal de ahí, tomó ambas cosas y dándole un mordisco a la roja manzana salió.

Se quedó parada unos segundos en el pasillo, analizó un par de hojas que sacó con agilidad de su mochila y se apresuró a buscar en el horario escolar, la asignatura que le tocaba a primera hora el viernes.

Matemáticas, toca mate en el aula 5, estaba torpemente nerviosa, sus manos temblaban y sus ojos revisaban con rapidez las hojas en sus manos, un chico delgado pasó junto a ella e hizo que pegara un salto y se saliera de consternación, no se inmutó por su gesto y siguió su camino, ella suspiró y atravesó el corredor para después llegar casi al final a una puerta de madera indicando "PRIMER GRADO (5) DRA. ANA ROLDÁN PÁRAMO" ,respiró profundamente y entró con reserva, era un salón grande, pero había aproximadamente 13 alumnos, los jóvenes tomaron sus lugares de costumbre, Mariana se quedó parada frente al aula, buscando un lugar libre, mientras era observada por sus nuevos compañeros, tras unos minutos de revisar la espaciosa sala sus ojos brillaron al ver un asiento vacío al frente del salón junto a una chica rubia.

—Hola. —Saludó a la rubia con modestia al mismo tiempo que tomaba asiento.

—Bienvenida. —Respondió esbozando una sonrisa de comercial. —Paulina. —Estrechó su delicada mano.

La mano de Paulina era cálida y llevaba puesto un esmalte rosa pastel sobre sus uñas, mientras que Mariana estaba fría y con la manicura pésima, retiró con inquietud su mano y la estudió, era como un ángel, con esa actitud tan efervescente y dulce, llevaba consigo una larga melena rubia de caireles, ojos tan azulados como el cielo, tez blanca, una dentadura perfectamente alineada y reluciente y para añadir un aroma a vainilla.

Llegó Ana cargando una torre de libros y papeles, en cuanto ingresó se hizo un silencio repentino, los alumnos guardaban gran respeto por ella, rápidamente llegó a su escritorio de madera y dejó caer la cima de útiles sobre él, ocasionando un ruido seco que se expandió a lo largo del salón.

—Antes de comenzar con la clase, me complazco de presentarles a su nueva compañera.

Mariana permaneció en silencio mientras Ana se acercaba sigilosamente.

—Levántese y preséntese. —Aclamó con firmeza.

La chica se levantó presurosa, invadida de nervios, avanzó hasta ponerse frente a sus compañeros, donde todos la miraron con soberbia, comenzó a temblar respirando con dificultad, paseó la mirada por el espacio y paralizándose abrió los ojos con admiración al ver a Mauricio y a otros dos chicos sentados al final del salón, observándola con atención.

—¿Señorita Mariana? —Intervino la directora tocando su hombro con docilidad.

¡Reacciona!

Ander.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora