Capítulo 15

46 7 0
                                    

El miércoles por la mañana Paulina descendió de prisa las escaleras, apreciando con sus ojos claros, a los estudiantes que charlaban en el pasillo principal mientras otros tantos guardaban y sacaban útiles, al dirigir su mirada al casillero de Natalia, se percató de que esta metía un par de hojas entre ellas un plano que parecía tener un trazo rojo como el que Cristina había marcado en el planisferio, sin detenerse siguió con la mirada tal suceso, pero Natalia cerró bruscamente su casillero y se marchó, chocó contra Mariana al paso que andaba.

Varias tazas de café, pedazos de sándwich, libros por doquier y una dona mordisqueada descansaban en un plato de porcelana sobre la mesa de la biblioteca, Omar yacía sentado, recargando su mano sobre sus ojos para mejorar su visión, se veía cansado. Mariana se encontraba husmeando junto con Cristina en la sección de misterio, buscando algo bueno para leer.

—¿La secuela de Sherlock Holmes? —Preguntó Cristina al notar que su amiga sacaba el tomo.

—Apenas leí el primero. —Respondió sonriendo.

Mariana se dirigió a la mesa que siempre frecuentaban para reunirse, ubicada a un costado del vitral, al llegar encontró a Omar descansando aún con la mano sobre sus ojos, a Erick leyendo con atención unos documentos y a Paulina garabateando figuras y corazones en su cuaderno, dejó caer la pila de libros con cuidado y luego tocó su hombro con delicadeza.

—Necesitas dormir. —Saludó.

El chico abrió los ojos con alerta y suspiró al verla.

—Estoy bien. —Evadió.

—Omar. —Empezó estructurando mientras se sentaba a su lado. —¿Qué sucede?

—¿Investigar en la oficina de Ana, en el archivero, exponernos a Tadeo?, ¿se te hace poco? —Repeló.

—No eres el único que está aterrado, pero estamos cada vez más cerca de encontrar las respuestas.

—No es eso. —Exclamó con una pizca de enojo. —Necesitas estar con alguien que sea capaz de defenderte, no con alguien que pretende ser un poeta, ¿entiendes? —Preguntó esperando una respuesta. Falló —He visto a lo que estás expuesta y me temo que no te ayudaré en nada hablándote sobre libros y romance. —Explicó.

—¿De qué estás hablando?, yo quiero atravesar por esto junto a ti. —Dijo mientras agarraba su mano con delicadeza.

—Pero...

—Omar. —Insistió. —No necesito estar con alguien que me proteja, solo necesito estar con alguien que pelee junto a mí. —No habría otra cosa que me hiciera más feliz.

—Escuchen. —Frenó Cristina. —Alguien estuvo anoche en mi habitación y al parecer obtuvo lo que buscaba.

—¿Qué buscó? —Preguntó Erick alzando la mirada de algunos documentos.

—Las postales de Mariana desaparecieron junto con el mapa de las rutas.

Paulina entró en un trance recordando cómo al bajar esa misma mañana había visto como Natalia metía descuidadamente un par de papeles, entre ellos uno que parecía llevar un trazo rojo.

—¡Oigan! —Exclamó Paulina llamando la atención de todos. —Creo haber visto esta mañana que Natalia guardó el mapa en su casillero.

—¿Natalia, estás segura? —Preguntó Erick con impaciencia.

—No lo sé, al recorrer el pasillo me percaté de que guardaba un par de papeles y pareció haber metido algo pintado de rojo, como el trazo que marcó Cristina con el rotulador sobre el mapa.

Ander.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora