Capítulo 8

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Amaneció con neblina y un frío impresionante, con una angustia pronunciada y ojeras de cansancio, Mariana se apresuró a sacar de su casillero los útiles de las clases correspondientes.

—¿Te divertiste anoche en la biblioteca? —Escuchó una voz varonil tras ella.

La chica pareció haber visto un fantasma dentro de su casillero, abrió los ojos como platos, se giró con lentitud para encontrar a uno de los integrantes del aquel icónico trío riendo.

—¿Raúl? —Preguntó esperando que todo fuera una mala broma.

—Te ves muy tierna cuando te asustas. —Respondió al mismo tiempo que confirmó su participación.

Mariana frunció el ceño con tanta rabia que un par de lágrimas se escurrieron por sus mejillas sin permiso.

—¿Por qué me hiciste eso? —Estiró la mano con fuerza para aventarlo.

El escándalo causo interés en los alumnos que se hallaban al rededor, formando un círculo para observar la disputa.

—¿Mariana? —Preguntó Paulina haciéndose paso entre el alumnado.

—Raúl fue quien me asusto ayer, en la biblioteca. —Chilló con irá.

Paulina se había enterado del suceso debido a que Omar había charlado con ella sobre su incertidumbre anoche.

—Estás enfermo. —Ladró Omar empujándolo en son de pelea.

Con una corriente de aire helada apareció Erick detrás de Raúl como un vampiro, todos callaron el escándalo que emitían formando un silencio filoso.

—¿De qué me estoy perdiendo? —Preguntó sonriendo con sarcasmo. —¿Por qué vas a pelearte con mi amigo? —Dirigió su duda a Omar dándole a entender que Raúl no estaba solo.

—Raúl intentó hacerle daño a Mariana, anoche en la biblioteca trató de forcejearla. —Actualizó con atrevimiento.

—Y también la violentó cuando se dirigía a la ducha. —Paulina asomó la cabeza detrás de Omar para hablar y luego se ocultó nuevamente.

Erick carcajeó como si le hubiera contado un buen chiste, todos permanecieron en silencio.

—¿Eso es verdad Raúl? —Preguntó riendo.

—Solo se mantenía gritando como un asno. —Afirmó.

Erick río más fuerte mientras observaba al alumnado, su sonrisa desapareció dejando en su lugar una mirada violenta, el puñetazo le cogió por sorpresa a Raúl, Erick le pegó con la mano bien cerrada y los nudillos por delante, su cabeza rebotó en la pared del vestíbulo, Mariana llevó su mano a la boca tratando de contener un grito, se armó un griterío desenfrenado de todos los estudiantes que parloteaban para tratar de separarlos.

¡Haz algo!

En un intento desesperado, Mariana se aproximó, al estar en medio intentando dar fin a la pelea, su nariz crujió con fuerza cuando el codo de Erick la impactó, como si todo se detuviera por un instante, ella escuchó un fuerte sonido resonar en su cabeza, visualizando su entorno con diminutos y ajustados puntos negros, para después caer noqueada al suelo.

Hubo un silencio punzante, el aire silbar en los cristales era lo único admirable, al poco tiempo Ana los interceptó, un hilo de sangre partió de la nariz de Raúl, Erick intentó limpiar la sangre que emanaba de su ceja con el dorso de la mano y al hacerlo lo que había logrado era regar la mancha por todo el rostro.

—A la dirección. —Rugió Ana en un tono que erizó la piel de los espectadores.

David apareció abriéndose paso entre el alumnado al ritmo de un trotar acelerado, analizó la escena con rapidez, levantó a Mariana del suelo para cargarla entre sus brazos y salió de prisa a la enfermería, dejando entre el andar las gotas que segregaban de su nariz.

Nadie lograba entender por qué se habían peleado, aquel trío siempre era armónico y disfrutaban de hacerle saber a todos sus aventuras con las chicas.

Nunca se le había visto a Erick tan molesto por una fechoría que cometía Raúl, anteriormente habían ocurrido cosas similares y ambos se burlaban, pero en esta ocasión todos especulaban teorías acerca de por qué Erick había defendido a Mariana con tanta dedicación.

—No entiendo que está pasando. —Dijo Paulina con las manos sobre sus mejillas.

Omar estaba helado, con un aspecto pálido, observando con pavor a su amiga.

La enfermera se encontraba limpiando la herida de Mariana aún inconsciente sobre la camilla de hospital, el impacto había ocasionado una fisura en uno de los huesos de la nariz al golpearla fuertemente en el cartílago nasal, originando un sangrado imparable.

—Hematomas alrededor de los ojos, sangrado constante, secreción de un líquido transparente y acuoso que drena de la nariz, es una fractura. —Le explicó la enfermera a David que se encontraba parado frente a Mariana. —Es posible que necesite una reducción con el fin de poner los huesos de nuevo en su lugar. —Añadió colocándose cautelosamente unos guantes de látex.

David se limitó a responder y solo analizó la herida con dureza.

Luego del largo y terrorífico sermón de Ana, ambos habían sido enviados a la enfermería, Erick se encontraba sentado en la silla de madera esperando a ser atendido con los codos recargados sobre las rodillas con una bolsa de tela con hielo sobre el rostro.

—Me enteré de todo el escándalo que armaste. —Dijo Natalia.

—¿En serio? —Respondió con sarcasmo sin despegar la bolsa de la cara.

—En Ander no hay secretos. —Bromeó.

La broma no funcionó, Erick esbozó un ademán nostálgico y apartó la mirada.

—Déjame ver. —Sugirió mientras se acercaba a él.

Miró una abertura que ascendía de su entrecejo hasta el arco de la ceja, causado por un puñetazo de su amigo.

—Te golpeó fuerte. —Lamentó con preocupación mientras acariciaba su cabello con ternura. —¿Por qué te peleaste?

Erick dejó salir aire de las fosas nasales con mera furia.

—Hizo caso omiso a tu advertencia.

—No era motivo para lastimarlo.

—Claro que lo era. —Interrumpió con franqueza. —Necesito usar fuerza de coacción para enderezarlo.

—A veces creo que eres demasiado duro con él. —Anexó con mesura.

—Ser líder conlleva sacrificios inalterables, tienes la responsabilidad de formarlos con disciplina bajo la adversidad.

—Lo sé, tampoco es fácil dirigir a Karen y a Verónica.

Erick agachó la mirada.

—Encima de todo, pretende atemorizar a la novata.

—¿A Mariana? —Preguntó con desdén.

Erick asintió con seriedad, Natalia le lanzó una mirada compasiva y se acercó para darle un tierno beso, pero esté se estremeció de dolor por la herida que choco contra la frente de la otra. 

Ander.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora