Capítulo 46

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9:00 a.m.

Mariana apreció con encanto la fuente de mármol al cruzar por la puerta trasera, el sonido de los pajarillos sonó por el cielo, la vigorosa agua cantó golpeando contra el mármol, aquella serenidad se vio prontamente interrumpida por estruendosos aplausos que surgieron de entre los matorrales, los intelectuales la miraban con una sonrisa sin dejar de aplaudirle.

—Gracias a Mariana, somos libres nuevamente. —Burló Karen.

Mariana sonrió como si aquello se tratará de un halago y caminó hasta estar frente al medio círculo que formaron para mirarla.

—Nos probaste tu lealtad. —Dijo Mauricio. —Ahora falta que renuncies por completo a tus amigos y a tu relación con Erick.

Mariana tenían ojeras pronunciadas y oscuras causadas por la falta de descanso, su mente había estado interrogándola toda la noche, advirtiéndole y sometiéndola a renunciar a aquel capricho, pero realmente quería hacer un esfuerzo por probarle a Erick y a ella misma que podía mantenerse firme.

—Esta tarde, hablaremos con la élite de Cristina. —Expuso Mauricio.

¡Estás loca!, ¡no lo hagas!, ¡estás a tiempo de parar!

—¡Cállate! —Se dijo molesta.

—Cuida esa boca. —Le respondió a Mariana frunciendo el ceño. —Alístate.

Mariana se quedó parada luchando contra los insistentes pensares que la anonadaban, se miraba distraída, entre molesta, esbozando gestos apretados y confusos, al alzar la mirada encontró a Natalia realizando ejercicios para calentar, a su lado, Mauricio afilaba algunas dagas con un brillo en la mirada, como si se preparará para matar a alguien, del otro lado, Karen combatía contra Raúl con movimientos tácticos y violentos, ninguno de los dos tenían límites, Karen derribó a Raúl haciendo que se golpeará fuertemente contra el suelo y aquello la alertó con pavor.

—¿Qué tan bien peleas? —Escuchó la voz de Natalia detrás.

—Hago un esfuerzo. —Respondió volviéndose a ella con la tez pálida y los ojos bien abiertos.

Natalia sonrió con maldad y clavó la mirada en Karen para asentirle con discreción.

—Golpéame. —Dijo Karen acercándose a ella. —Lo más fuerte que puedas y no tengas piedad.

Mariana tembló sin poderlo ocultar, pasó saliva y comprendió que aquella era una prueba para conocer sus habilidades, aunque sus conocimientos no eran escasos, las enseñanzas de Cristina, Erick y Verónica no bastarían para confrontar la agresión y ferocidad con la que ellos peleaban.

—¿O prefieres combatir contra Mauricio? —Dijo al notar la ausencia de su respuesta.

—No. —Respondió de prisa.

Dio un paso adelante para confirmar su lucha, se estremeció con fuerza, sacudiendo todo el cuerpo, llenó su boca de aire una y otra vez y analizó el entorno, oído: percibo el aire silbar con fuerza, la respiración laboriosa de Karen, el cotilleo de los otros, el sonido de la fuente, vista: Karen se ve acelerada y violenta, pesa aproximadamente 50 kilogramos, altura promedio, desarmada, con los puños firmes, detrás puedo ver unos matorrales con espinas, tacto: siento el sudor en mis manos, respiró con profundidad y entonces dio el primer buen golpe, su pie empujó a Karen algunos metros de distancia, causándole un sofoco, pero no la lastimó, alzó la mirada con hostilidad y rio con fuerza como si aquello fuera nulo.

—¿Es todo lo que tienes? —La retó.

Siempre que te sientas amenazada debes atacar, las palabras de Erick recrearon un recuerdo que la serenó en segundos, combatir es más que solo pelear, es armonizar tu mente y espíritu, para controlar tus movimientos, la fuerza de tu cuerpo dependerá de la fuerza de tu mente, se unió la voz de Cristina, causándole una ligera sonrisa nostálgica.

Ander.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora