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Sobre el vestíbulo principal, se hallaban cientos de alumnos parloteando y sacando útiles de sus grisáceos casilleros, el ambiente estaba repleto de sonrisas y alegres risas del alumnado, la cena baile había sido un éxito. Los estudiantes charlaban con conmoción sobre el evento, entre riendo. El casillero de Karen se cerró de un portazo.
—Cómo te fue ayer ¿lo disfrutaste? —Quiso saber Karen con una blanca sonrisa.
—De no ser porque tengo que mantener la cordura te diría que bebí demasiado anoche. —Confesó Natalia sacando un par de tomos.
—¿En serio?
Natalia carcajeó mientras asentía.
—El castigo no fue impedimento para divertirnos. —Sumó —¿Qué hay de ti?
—Pudo haber sido mejor. —Respondió Karen con indiferencia.
—Eres exigente. —Burló la otra. —¿Qué hicieron?
—Raúl me preparó una cena en su habitación.
—¿Eso es poco para ti? —Apremió Natalia alzando las cejas.
Mientras Mariana trotaba por el pasillo, no escuchó si no más que la plática dispersa de las dos frívolas, nuevamente pasó al despacho de Ana antes de entrar a clase para preguntarle esperanzada si le había llegado algún mensaje de su familia, pero Ana se disculpó diciéndole que no había recibido ninguna carta de sus familiares o amigos, Mariana comenzó a preocuparse, temía que algo malo estuviera pasando, aunque sus padres viajaban con frecuencia, siempre trataban de informarle donde se encontraban y que es lo que hacían en sus viajes de negocios.
—Amaneciste tan linda, como de costumbre.
Mientras portaba la bata blanca de laboratorio, una voz varonil armonizó sus oídos, a pesar de haber sido víctima de los halagos malintencionados de Raúl, supo que esta vez se trataba de un saludo distinto, sonrió colmada de timidez y se viró para hallar a Omar regalándole una sonrisa perfecta y una impecable imagen de limpieza y elegancia, lo abrazó con fuerza aspirando su esencia masculina con deleite.
La clase de química marchó con naturalidad, asistieron al laboratorio para diseminar una rana, el profesor Rafael, un chistoso hombrecillo con anteojos y una bata blanca, explicó con entusiasmo las partes del cuerpo del anfibio, demostrando como abrir con el bisturí el estómago del animal, aun cuando la preocupación de Mariana era densa, se comportó con una buena actitud dentro del laboratorio, participando y anotando en su cuaderno las indicaciones de Rafael, jugueteando con Omar y palideciendo al ver la viseras del renacuajo, detrás del salón reinaba un relajo provocado por los intelectuales que entre riendo se divertían con las soluciones y otros artefactos usados en la disección, cuando Rafael se dio vuelta para realizar unas anotaciones en la pizarra conformadas por fórmulas químicas, con intención de realizar aquella travesura, Raúl vertió en un vaso de precipitación una ligera cantidad de colorante verde, seguido de desinfectante en gel y lo lanzó al frente con fuerza, Mariana emitió un soplo de asombro cuando recibió en el hombro aquella viscosidad aceitunada, sin dejar de esbozar aquel ademán de admiración volteó para apreciar la mancha que aquella mezcla le había dejado sobre la impecable blancura de la bata.
—¿Qué estás haciendo?
La pregunta que Erick uso para interceptar a Raúl fue planteada luego de que este lanzara nuevamente otra sustancia preparada con gel y colorante, la cual cayó sobre el suelo.
—Me divierto, ¿quieres intentar? —Respondió con ineptitud mientras le tendía el colorante.
—Cayó sobre Mariana. —Contestó con enfado quitándole de un arrebato el envase de pintura.
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Ander.
Misterio / Suspenso¿Dinero, belleza, ambiciones? En esta academia lo que importa es el trabajo de tus padres y que tan preparado estás para enfrentarte a todos los peligros que corres.