Cuando Mariana entró al aula, admiró en la parte trasera del sitio a los militares que escoltaban a algunos alumnos y entendió con una sonrisa que su casi muerte había valido la pena, ahora estaban relevados de sus funciones institucionales y políticas, dejó salir un suspiro de alivio y sobre su rostro se pintó una sonrisa que le fue inevitable borrar durante toda la clase.
Al finalizar la asignatura de matemáticas, Kenneth se levantó de su asiento sin dejar de ser seguido por su guarura, los alumnos pasaron a su lado rozando con su hombro mientras el abría paso para llegar hasta Karen, quién se detuvo con la mirada firme, Kenneth abrió su mochila y extrajo un cuaderno para tendérselo.
—Te regreso la libreta que me prestaste, muchas gracias.
—¿Qué yo te presté? —Inquirió.
—Sí. —Afirmó Kenneth con una mirada nerviosa.
Karen frunció el ceño con confusión y agarró con inseguridad el cuaderno cuando admiró la inquietud en los ojos de su amigo.
—Claro. —Mintió sonriendo. —Mi cuaderno.
—Necesito revisar su cuaderno. —Solicitó el militar que reposaba detrás de Karen.
Karen abrió los ojos con preocupación y en su respiración se notó el pavor que aquella solicitud le causó, Kenneth no parpadeó, no respiró, fijó la vista en ella con alerta.
—Son sus apuntes de literatura. —Dijo Kenneth intentando cubrir su mentira de manera inútil.
—¿Sí? —Burló el sujeto. —Déjeme verlos. —Extendió la mano.
Karen suspiró y respondió con una sonrisa forzada y falsa:
—Claro. —Luego le tendió el cuaderno.
El militar sostuvo los apuntes con una ligera sonrisa y después abrió con rapidez las páginas para ojearlas, Karen tragó saliva imaginando lo peor, sintiéndose cada vez más pequeña y vulnerable con cada paso de hojas, entonces respingó cuando el soldado cerró el cuaderno con fuerza.
—La acompaño.
—¿A dónde? —Respondió Karen con una firmeza que se quebró en segundos.
—A salir del aula. —Agregó entregándole el cuaderno.
Ella dejó salir un suspiro de alivio y entre río con nervatura, miró a Kenneth y encontró en su rostro una sonrisa traviesa y antes de que pudiera abandonar el sitio admiró como este le guiñaba el ojo.
—
Los estudiantes transcurrían con vigor sobre el pasillo principal, cerrando y abriendo sus casilleros para extraer útiles escolares, la semana de exámenes continuaba y aquel día se presentaba la evaluación de educación física, donde las porristas harían su aparición de peritaje, con un nuevo uniforme, nuevas coreografías y finalmente, nuevas circunstancias, Natalia abrió su casillero sin dejar de percibir los cotilleos de los alumnos asombrados luego de ver al guarura detrás suyo, resopló dejando salir su impaciencia y abrió su casilla grisácea para pasear la mirada en el contenido, cuadernos, cosméticos, fotografías pegadas al fondo, herramientas de geometría, su uniforme bien conservado de porrista, tomó aquellas prendas y dio media vuelta, admiró como su escolta sacaba de su bolsillo un sobre marrón para mostrárselo, lo primero que imaginó fue que la solicitaban nuevamente en la sala de juntas, pero esa idea desapareció cuando él explicó:
—El caballero Mauricio dejó este detalle para usted ayer por la noche, aprobó los requisitos de seguridad, así que se lo entrego. —Adjuntó tendiéndoselo.
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Ander.
Mystery / Thriller¿Dinero, belleza, ambiciones? En esta academia lo que importa es el trabajo de tus padres y que tan preparado estás para enfrentarte a todos los peligros que corres.