Capítulo 21

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El invierno era con el paso de los días más evidente y entre aquel bosquejar, la academia se veía amenazada por fuertes vientos, neblina helada y tormentas eléctricas, la evaluación para la clase de Max se trataba de una competencia de habilidades, después de todo, se entendía que aquello era parte del entrenamiento militar, que todos debieron realizar para ingresar, el aula de educación física se había convertido en un campo de obstáculos, los estudiantes se dividieron en dos filas, el alumno que llegase a la meta primero obtendría un diez, el otro, según Max, sería evaluado con base al desempeño y la actitud, como si le fuera complicado, Mariana respiraba con nerviosismo observando como sus compañeros se apresuraban a atravesar los obstáculos tras escuchar el pitido del silbato del entrenador, con los ojos bien abiertos pensó en voz alta:

—No puedo.

La realidad era, que todos sus compañeros tenían entrenamiento previo, aunque el rendimiento y las habilidades no fueran las mismas los de la jerarquía baja tenían también su disciplina, a medida que la fila avanzaba, los jadeos de Mariana se intensificaban, a lado suyo estaba la persona más entrenada, audaz, rápida, e incluso capacitada de todas. Cristina

El maestro fulminaba a los estudiantes con euforia, gritándoles en un tono militarizado, al estar a punto de competir, Mariana tragó saliva, el silbato de Max pareció ensordecerla, corrió presurosa al primer obstáculo; trepar la cuerda, su contrincante, ascendió por ella con destreza, mientras que Mariana, no podía si quiera despegar los pies del suelo, Max aulló presionándola con su característico tono, ignorando las ampollas que le provocaría, subió con esfuerzo, sintiendo que el cuerpo le temblaba.

Siguiente prueba. Pensó mientras caminaba hacia un barrote acolchonado que debía tirar, su compañera se hallaba tratando de tumbarlo. Imposible. Se trataba de un bloque de metal cubierto de una suave tela espumosa, Mariana trató de tirarlo poniendo todo su peso. Falló. Emitiendo un quejido, Cristina logró derribarlo, jadeando, mientras desadormecía sus muñecas, echó un vistazo a su amiga y continuó, mientras la otra aullaba con esfuerzo para ceder, se apartó y tomó distancia para correr y con fuerza empujarlo. Tuvo éxito. Quedó encima del barrote y se percató de que sus manos estaban heridas, se levantó resoplando y siguió, el siguiente obstáculo era escudriñarse por debajo de unos anaqueles hasta salir, se agachó para introducirse e intentar arrastrarse, a pesar de que Cristina iba tomando la delantera, Mariana salió primero, trotó hasta la siguiente prueba, escalar la red, era una malla de plástico gruesa de más de tres metros de alto, temblando Mariana comenzó a treparlo, encajando sobre el hueco de la malla la suela del tenis, Cristina no tardó en rebasarla, su destreza y rapidez eran evidentes, trepó y al poco tiempo yació del otro lado pasando presurosa a la siguiente fase, mientras que Mariana bajaba con lentitud la red, una viga delgada las esperaba, Cristina la atravesó saliendo ilesa de una caída, sin embargo su contrincante cayó al estar a la mitad, sollozó al golpearse contra el colchón, risas, murmullos y los gritos firmes de Max le provocaron un llanto discreto, repleto de ira y humillación, limpió su lágrima e intentó con éxito su desplazamiento, el último obstáculo consistiría en tener que encestar un balón de básquet desde una distancia considerablemente imposible, lo cierto era que Cristina era increíblemente buena en ello, sin embargo, Mariana encestó primero y corrió hasta llegar a la meta, donde Max la esperaba con una sonrisa traviesa, Cristina al poco tiempo alcanzó a su compañera jadeando.

—¿Cómo pude ganarte? —Cuestionó Mariana.

—¿Realmente necesitó explicártelo?

Al responder se marchó hacia los vestidores.

Sentada sobre las gradas, bebiendo con energía de una botella de agua, permanecía Mariana, descansando tras haber atravesado pruebas tan duras para su deficiente entrenamiento físico, dejó salir un jadeo de cansancio y clavó la mirada en Erick, quien competía contra Natalia, se le veía relajado, realizando las pruebas con naturalidad, igual que a ella, divirtiéndose entre risas, al finalizar el examen, ambos rieron, Erick la abrazó con fuerza y acto seguido besó su frente, aquel acontecimiento sin explicación alguna le causó un ligero resentimiento.

Ander.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora